Solo mil euros
«Chiqui Montero va muy en serio, ojito, cuidadito, nada de maletitas con doble fondo ni cinturones con cremallera»
María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, sigue el rastro del dinero negro, de la economía sumergida y de la picaresca española. El control sobre autónomos y pymes, anuncia, será máximo. Todos los esfuerzos están ya recogidos en el Plan Anual de Control Tributario 2024-2027. Somos el país de los chapuzas antiguos de la serie Manolo y Benito, somos el país de Otilio y Carpanta, somos el Siglo de Oro eterno de la picaresca disfrazada de hazaña y el de la bolsa y la vida, siempre en efectivo. La economía sumergida en España llega al 15,8% del PIB. Y según el parlamento europeo, una vez deflactada la economía de aquellas actividades que no puedan ser fiscalmente emergibles, sería del 10,8%. Muchos millones engloban esa cifra, todos sucios.
Montero, como primera medida, quiere vigilar de cerca a todos aquellos que no dejan pagar con tarjeta. Habrá más inspecciones, todas de paisano, y muchos ojos abiertos, sí, en aquellas actividades que solo mueven efectivo, casi todas en servicios pero también muchas en ventas. El efectivo permite que lo gordo no se tribute, y se guarde en un cofrecito muy mono bajo la almohada despierta o el colchón musical, en los cajones invisibles y los zulos que arman albañiles, muchos en la cocina o cuartos de baño, tras un bello azulejo andaluz. Montero atemoriza al personal con el dedo muy recto y acusador: «La Administración potenciará las actuaciones, incidiendo en aquellos contribuyentes que no admitan pagos por medios bancarios». Wallapop y otras plataformas ya están bajo la lupa polar de Montero. El segundo paso es desentrañar una novela negra y eterna: las ventas reales de empresarios y profesionales de la trampa y la sospecha. Tiembla un jilguero en las peores gargantas; ruge un tigre en los oídos taponados.
Montero vuelve a avisar, con el dedito muy tieso: «Se llevarán a cabo actuaciones de control de aquellos contribuyentes que declaran una evolución irregular o anómala del importe de sus existencias que sea inconsecuente con su actividad declarada e indicio de la posible existencia de ventas ocultas». Montero cuenta con sabuesos, gafas de sol de detective, cristales ahumados en los vehículos, lupas de aumento, drones interiores donde la inteligencia no está de paso. Hacienda intensificará las inspecciones «in situ», se personará en los santos lugares, abrirá cajones, cerrojos, puertas escondidas y zulos divertidos. La Administración irá a por el dinero al peso, a por las cuantías liquidadas, a por las deudas al descubierto, con perros que huelen los billetes y saben guiñar un ojo al mismo tiempo que mueven el rabo. Serán necesarias autorizaciones para casi todo, trenzadas las administraciones competentes y las autoridades judiciales. Se vigilarán hasta los pagos que queden por debajo de las cantidades permitidas por la ley. No habrá cuantía máxima por encima de mil euros con la que se pueda pagar en efectivo. Montero vigila el rastro de la calderilla que lleva al manadero de los billetes sonrientes.
Avisa: «El control de las transacciones realizadas en dinero en efectivo es prioritario, ya que suelen estar muy vinculadas a la economía sumergida, por lo que, con independencia de cuáles sean los límites cuantitativos que se encuentren vigentes de acuerdo con la normativa aplicable, las operaciones en efectivo continuarán siendo objeto de atención una vez más por parte de la Administración tributaria». Vigilarán –aquí llega lo más divertido- signos externos de riqueza, patrimonio pormenorizado de todas las posesiones e ilusiones, rentabilidades diáfanas, información financiera de toda condición, hasta aquella denominada «incoherente con las rentas declaradas». Internet será otro punto de vigilancia sin descanso: empresas fraudulentas, operaciones chabacanas, el clásico ful de Estambul telefónico al anciano o despistado, todo ese comercio electrónico sin IVA y bien maquillado. Aquí llega el plato fuerte: todas las facturas, desde mediados del 2025, serán electrónicas y reportadas como tales al fisco, en la inmediatez debida. El programa «Veri factu» evitará el uso de facturaciones con ocultación de ventas. Todos estaremos requetevigilados y, en el momento de sacar la cartera, nos harán mil y una fotos hasta con el número de serie de cada billetito doblado en cuatro, de cada monedita oxidada, de todo metal no identificado y muy pintón, de céntimos enanos.
Chiqui Montero va muy en serio, ojito, cuidadito, nada de maletitas con doble fondo ni cinturones con cremallera. Todos los autónomos estarán obligados a presentar la declaración de la Renta independientemente de los ingresos obtenidos. Las aportaciones a la Seguridad Social serán según sus beneficios. Se verificará la estimación exacta de los ingresos por los que cotiza el personal. Se acabó la fiesta de los cobros de tapadillo, nadie volverá a hacer el egipcio impunemente, si vas con más de mil euros por ahí pueden hacerte preguntas y mirarte muy fijo al blanco de los ojos hasta que cantes o llores. Hasta los tickets serán facturas electrónicas. Poco a poco comenzará la paulatina retirada de efectivo de los bares, de los comercios, de las tiendas, de las consultas médicas, de las iglesias. Solo mil euros, amiguito, no te confundas. No busques testaferros, no inventes excusas, no imagines otro mundo posible. Solo mil euros. Si te pasas serás el ladrón de ti mismo y, por tanto, enviado a la trena y a la pena sin remisión. Estás avisado. Solo mil euros.