Tres de cada cuatro niños en situación de vulnerabilidad sufre una inseguridad alimenticia
Las barreras económicas y educativas son las principales causantes de la falta de seguridad alimentaria
Un estudio reciente llevado a cabo por el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad (IUAyS-CEU) de la Universidad CEU San Pablo, en colaboración con la Fundación MAPFRE, ha expuesto serias deficiencias en la alimentación y seguridad nutricional de niños y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad en España. El informe, presentado en una mesa redonda en el Campus de Montepríncipe, destaca que uno de cada cuatro niños en estas condiciones ha experimentado hambre severa, llegando incluso a dormir sin haber comido.
Durante los meses de enero y febrero de 2023, el estudio «Vulnerabilidad social como predictor de hambre oculta y adecuación nutricional en población infanto-juvenil en áreas metropolitanas de España» encuestó a 175 menores en áreas metropolitanas, revelando que el 75% sufre algún tipo de inseguridad alimentaria. Este problema se manifiesta en dificultades para acceder a alimentos nutricionalmente adecuados que son esenciales para su desarrollo saludable.
Gregorio Varela Moreiras, director del IUAyS-CEU, señaló que más allá de la falta de recursos económicos, existe una gran desinformación sobre qué alimentos son nutricionalmente valiosos. «La calidad de la dieta es alarmantemente baja, con un consumo excesivo de productos ultraprocesados y una grave insuficiencia en el consumo de frutas, verduras, pescado y otros productos de alto valor nutricional», explicó Varela.
El estudio también encontró una correlación preocupante entre la pobreza y el aumento de la obesidad infantil. En los hogares con menos ingresos, el porcentaje de niños con obesidad es más del doble en comparación con aquellos de familias más acomodadas. Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), resaltó la importancia de la dieta en los primeros años de vida y abogó por la promoción de la dieta mediterránea y atlántica como medidas preventivas.
Además, solo el 15% de los jóvenes encuestados sigue una dieta mediterránea de manera estricta, con muchos mostrando una baja adhesión a este patrón alimenticio reconocido por sus beneficios para la salud. La investigación subraya la necesidad de mejorar la educación nutricional y de ofrecer un mayor acceso a alimentos saludables especialmente en las escuelas y a través de las políticas públicas.
El estudio también destaca prácticas de consumo poco saludables, como la visita frecuente a establecimientos de comida rápida y el alto consumo de dulces y snacks. Estos hábitos, arraigados desde la infancia, son difíciles de modificar en la adultez y poseen implicaciones a largo plazo en la salud de los individuos.
Carmen García Cuestas de CÁRITAS España, subraya la necesidad de abordar estas cuestiones con sensibilidad y acciones integradoras. «Es crucial no solo promover mejores hábitos alimentarios, sino también proteger a las poblaciones más vulnerables contra el aumento de precios y asegurar su acceso a alimentos nutritivos», comentó.
Este estudio piloto destaca la urgencia de investigaciones más profundas y medidas efectivas para combatir la inseguridad alimentaria y promover hábitos saludables desde la niñez, con el fin de prevenir enfermedades futuras y mejorar el bienestar general de la población infanto-juvenil vulnerable en España.