THE OBJECTIVE
El purgatorio

Fabián C. Barrio: «El día que lleguen los fachas de verdad se van a cagar»

El conocido escritor y youtuber visita ‘El purgatorio’: «¿Un consejo a Sánchez? Fija una fecha»

Periodista, empresario, escritor, youtuber, motero, chipriota, español en lejanía, gallego de nacimiento, lisboeta durante unos años, estadounidense durante el COU. Quiso ser director de cine, luego estudió psicología, más tarde empezó a trabajar en la radio hablando del séptimo arte, para después marchar a Madrid y ayudar a montar páginas webs, lo acabó dejando, dio la vuelta al mundo, estudió a los clásicos de la filosofía… Fabián C. Barrio (Santiago de Compostela, 1971) es todo a la vez, colecciona una legión de seguidores, y ahora publica libro nuevo: Usted se encuentra aquí: de cómo las filosofías clásicas pueden ayudarte a ser un mejor primate en un mundo difícil de comprender.

PREGUNTA.- ¿Y usted es feliz? 

RESPUESTA.- La felicidad es algo que no se debe perseguir nunca, debe venir ella sola, es como un gato. En ocasiones viene, en ocasiones no, cuando se va te deja un vacío gélido. Cuando está contigo te hace profundamente feliz, pero no es algo que se deba perseguir. Si lo que quiere usted preguntarme es si me siento pleno o siento que mi vida está alineada, es decir, si ha alcanzado lo que los antiguos griegos llamaban la eudaimonía, debo decir que estoy cada día más cerca y que si me siento en gran medida pleno.

Pero la felicidad depende de su antítesis, de su némesis, de la infelicidad, sin una no se entendería la otra. No es transmisible, no puedes perseguirla, no puedes conquistarla, es esquiva, depende de la suerte y de elementos externos fundamentalmente. Entonces, buscar o perseguir la felicidad es contraproducente y no debería hacerse nunca. La eudaimonía, la plenitud, eso ya es otra cosa. 

P.- Luego está el problema de gente que siendo feliz, teniendo esa felicidad, no es suficientemente feliz por la comparación.

R.- Es igual que con la pasta, ocurre lo mismo. Si tu objetivo es ganar pasta, nunca vas a estar satisfecho y siempre vas a ver al vecino que tiene el césped más verde, y te lo aseguro, siempre el césped del vecino es más verde. Entonces siempre vas a estar queriendo más dinero, y no funciona así. El mundo no debería funcionar así. 

P.- El poder, la ambición, el éxito.

R.- Es esta cosa tan extraña que llamamos el éxito y que tiene un componente de vanidad, otro componente de proyección social, otro componente de poder, otro componente económico. Todas esas cosas que le hemos dado ese nombre común de éxito y que no se sabe muy bien qué coño es y también produce lo mismo que las drogas, una sensación de dependencia, de que necesitas más y más y más. Nunca se está satisfecho.

P.- Le he leído diciendo que estamos diseñados para ser infelices. 

R.- Desde luego, estamos diseñados para ser infelices porque eso nos provocaba desde la noche de los tiempos, la necesidad de la búsqueda de más o la necesidad de completud. Y estamos cableados de tal forma que, por ejemplo, vemos siempre las cosas negativas o las destacamos mucho más que las positivas. Yo que me veo expuesto en YouTube a miles de comentarios, siempre me jode el comentario de un tipo que tiene el avatar de un anime o de un gatito y que seguramente será un tipo enormemente frustrado que vive simplemente dejando comentarios despectivos. Pero, ¿por qué me duele ese y no los otros 400 que tengo positivos? Precisamente porque hay un monstruo alojado en nuestro interior, un animal de las cavernas que tenía que fijarse en las cosas malas que pasaban a su alrededor porque su vida dependía de ello. 

P.- Llevamos más de 100 entrevistas en El purgatorio, y siempre preguntamos por la relación con la fe de los invitados, ¿cuál es su relación?

R.- La fe es como el amor, o se tiene o no se tiene, no puedes pedirla. Me encantaría tenerla, me encantaría porque creo que primero las personas que tienen fe, las personas religiosas, en mi experiencia, son mejores en términos generales. Y segundo, viven más aliviadas porque tienen un objetivo final y además saben que si lo persiguen con suficiente devoción, tienen resuelto el tema de después de morirse. En mi caso soy enormemente pragmático y soy ateo, como diría el divino Marqués, hasta el fanatismo. Esto me viene mal por muchos motivos.

Uno de ellos es el que decía porque el que tiene fe tiene una previsión y además hace una inversión en, pongamos, padecimiento en este mundo, para poder obtener un premio en el futuro. Todo eso parece una buena inversión, yo no tengo esa inversión y solo tengo esta vida para ser feliz y después creo que criaré malvas. Y hay otra cosa que me viene muy mal, yo soy un reconocido facha franco pantano, lamentablemente, tal y como está estructurado el mundo y luego hablaremos de ello, la gente vive en burbujas epistémicas que resultan muy mullidas y muy fácil vivir en ellas.

Entonces, si tú eres facha, Franco, pantano, se asume que tienes unas determinadas convicciones para múltiples temas, casi hasta gastronomía, es decir, desde la inmigración, pasando por el aborto, pasando por Israel y la fe, la tauromaquia, consumir carne o no decir todo un montón de cosas que vienen predeterminadas en el pack de la burbuja epistémica. Y lamentablemente no funciono así, es muy jodido.

Entonces, cuando publico un video en YouTube, por ejemplo, hablando de religión, todos aquellos que están inmersos en la burbuja epistémica y que me veían como aliado, tienen un verdadero ataque de cólera porque creen que los estoy traicionando. No es mi intención, evidentemente, mi intención es opinar sobre los temas que yo considere oportunos tal y como los considere, pero me vendría de puta madre también ser religioso, porque de ese modo, claro, iría dentro del pack y la gente con viviría de un modo más armónico conmigo. 

P.- Eso de facha, Franco, pantano, ya se lo he escuchado alguna vez, ¿el pack que la gente ya asume?

R.- Sí, pero ¿por qué no? Es que ya todo es tan cansado que el día que lleguen los fachas de verdad se van a cagar.

P.- Fabián C. Barrio, con una legión de seguidores, publica nuevo libro: Usted se encuentra aquí: De cómo las filosofías clásicas pueden ayudarte a ser un mejor primate en un mundo difícil de comprender. ¿Por qué lo que dijeron determinadas personas hace tres mil o dos mil años nos sirve para el presente? 

R.- Es fácil. Le voy a describir una situación, cae Alejandro Magno y el mundo se queda sin un líder claro, entonces el mundo se disgrega en pequeños reinos. Mientras Oriente está haciendo comiendo palomitas a la espera de que de recoger las cenizas de lo que de lo que ocurra ahí. Hay grandes desplazamientos humanos, subidas de impuestos, auge de la corrupción, inestabilidad política, ¿a usted todo eso le suena?

P.- Más o menos.

R.- Pues eso es lo que ocurrió hace 3.000 años y surgieron las artes de vida, porque yo he llegado a la conclusión después de ver tantísimos países y después de estudiar un poco lo que les pasaba a los malditos griegos de entonces, he llegado a la conclusión de que hay una serie de preocupaciones comunes que compartimos todos.

Es decir, el griego de la polis, ese que vivía en ese mundo que se desmoronaba ante sus ojos, el que asistía al desplome de un imperio, también deseaba a su vecina o su compañera de curro secretamente. También tenía que meterle las matemáticas a coscorrones a su hijo, observaba cómo subía el pan y eso le jodía profundamente. Se palpaba el escroto y encontraba un bulto ahí sospechoso que le hacía preocuparse o simplemente miraba como las canas iban creciendo cada vez más y se le estaba pasando el arroz.

Todas esas cosas eran preocupaciones en un mundo además muy inestable que en el mejor de los casos parecía indiferente y en el peor, parecía que estaba dispuesto a darle zancadillas una tras otra, en forma de la diosa Fortuna. Entonces todo eso lo vivimos nosotros en la actualidad. Pero a diferencia de ellos, nosotros no contamos con una herramienta que ellos sí tenían: la filosofía, que estaba a pie de carretera. Los filósofos, como los cínicos, por ejemplo, golpeaban la puerta de las casas y las abrían para chillarle a la gente lo equivocados que estaban en la vida. Los peripatéticos caminaban por las calles de la polis, y todo aquel que quisiera unirse a las caminatas y quisiera incluso intervenir y cuestionar a los maestros, podía hacerlo.

Y todas las cuestiones que planteaban o gran parte de ellas no eran cuántos ángeles pueden bailar en la cabeza de un alfiler, como nos inculcan en la educación normativa actualmente, que es memorística. Nosotros odiamos de adolescentes la filosofía porque era pura memorización y además de cosas totalmente irrelevantes, cuando la filosofía podía ser y puede y es muy práctica, es un arte de vida. Te enseña cómo alcanzar de una puñetera vez la calma que tanto ansías. Y si les sirvió a ellos y tenían preocupaciones comunes a las nuestras y vivían en un entorno sociopolítico muy semejante al nuestro, porque no nos va a servir a nosotros. 

El youtuber Fabián C. Barrio con su libro. | Víctor Ubiña

P.- Entiendo que todas las generaciones tienen ese pensamiento de que son mejores que las pasadas, pero los anhelos, los miedos y las codicias son iguales que hace dos mil años, porque somos seres humanos.

R.- Es lo que nos define a nosotros como especie, si nuestra prioridad fuera hacer burbujas de amor por donde quiera, seríamos peces, pero nos ha tocado esto ya. No hemos cambiado tanto, y de hecho, lo contemplas cuando te vas de viaje y empiezas a ver las culturas de la tierra, hay tantas cosas comunes. Ahora también hay cosas que nos separan un montón, pero hay tantas cosas comunes.

P.- Eso lo cuenta en el libro, habla sobre cómo el poder corrompe siempre. Tenemos también la sensación de sorpresa, de preguntarnos: ¿cómo va a seguir existiendo la corrupción?

R.- Eso es inherente al ser humano política Que si por ejemplo tengo seguidores en YouTube que me insisten pero haga usted política meta, sea político, haga usted como el ardillo. Y les digo: «Pero ¿tú sabes lo que robaría yo en cuanto tuviera una oportunidad mínima de meter mano en la caja?». No, es que ni de coña.

P.- Vivimos en la era del vacío y vivimos en la era de llenar ese vacío. Escribe: «No nos engañemos, no hay mucha diferencia entre quien acude a un cursillo dudoso de un pueblo de la India para buscar respuestas, quien pasa sus días publicando en todos los foros solo queda Vox, quien cuelga banderas arcoíris en su balcón y quien vive obsesionado recargando el valor actual de las criptomonedas. Al final se trata simplemente de gente muy perdida que intenta llenar como sea el vacío existencial y contrarrestar la asfixiante sensación de no pertenecer a nada, de no estar anclado a la tierra». 

R.- El desanclaje de la tierra, ese vacío empieza en la revolución industrial. Antes, pre revolución industrial, y esto además se puede ver actualmente en los países del Tercer Mundo, porque son sociedades que son preindustriales. En la sociedad preindustrial tú nacías hijo de herrero, tu padre era herrero, tú ibas a ser herrero, tus hijos serían herreros, el amo de las tierras era el mandamás, el dios era el que te habían adjudicado, y tú vivías en un fragmento de tierra que había pertenecido durante generaciones a tu familia. Y no te desplazabas de ahí.

Eso ya no pasa, desde la era industrial ya no ocurre. Hubo un gran desplazamiento a las ciudades y ahí empezó una precariedad tremenda y una paradoja de elección. De repente la profesión podía cambiar no solo entre padres e hijos, sino a lo largo de la vida. Tú puedes desarrollar varias profesiones, por la mañana decides desayunar tacos, cenas un kebab, comes comida india, consultas tus dudas en un motor de búsqueda estadounidense, ves series turcas, te vistes con ropa de un pobre diablo de Bangladesh. Todo eso hace que realmente estés anclado a nada. ¿Quién eres? ¿Qué es el ser humano occidental fruto de esta globalización enloquecida y de esta infinidad de posibilidades que tiene para llevar a cabo en su vida?


Entonces, como no se puede anclar a eso, los seres humanos actuales buscamos un sucedáneo, algo que nos haga pertenecer. Algo que consideramos que es superior y que nos puede arropar, léase partidos políticos, sean los pro o anti vacunas, los pro o anti el cambio climático, los pro o anti abortistas, los feministas o antifeministas.

Cualquiera que se meta en estas neo sectas porque son neo sectas, lo que hace es refugiarse en una idea que él estima que es más poderosa y más acogedora y que termina por permear tanto su ser que lo convierte en su forma de vida o en algo que tiene que defender a muerte. Así comienza la polarización. Tú te haces de Vox y solo queda Vox, te metes en los foros, y si Vox comete un desliz y viene uno del PSOE a decirte que estás equivocado, lo sientes como un ataque a tu persona. Te sientes vulnerable, sientes que tu propia identidad está siendo atacada.

Por eso se reacciona de un modo tan virulento en redes sociales, porque esas burbujas epistémicas de vez en cuando colisionan y en esa fricción es donde se produce la incertidumbre. Hostia, y si estoy equivocado, ¿qué pasa? ¿Qué hago? O sea, de repente somos todos muy feministas y aliados y no sé qué, aparece Errejón y te atacan con el tema de Errejón y sale la disonancia. Eso produce una profunda insatisfacción e infelicidad. Hay una cura muy fácil para esto que los antiguos griegos nos regalaron, el escepticismo, suspende todo juicio, no te creas nada. No te creas nada, porque además no tienes ningún motivo para creerte pongamos, por ejemplo, el cambio climático ¿Usted tiene la capacidad o ha conseguido usted instalar hace 200 años un termómetro en los polos?

¿Y es usted capaz de medir con sus propios ojos la subida de las aguas del mar? No, yo tampoco. ¿Puedo fiarme de unos informes que están manipulados por cuestiones económicas, tanto de un lado como del otro? No. En el libro escribo una serie de test de fiabilidad de todo tipo de opiniones que fueron creados hace 3.000 años y que te desmontan prácticamente cualquiera. Y si quieres alcanzar la paz, la serenidad y no sentirte atacado cada vez que alguien te diga que en los polos hace frío en verano o calor en invierno, o viceversa. Lo tienes muy sencillo, suspende tu juicio. No te lo creas. 

P.- A eso vamos ya, porque como todo el día están los políticos diciendo «esto es un bulo» cuando alguien dice algo que no les gusta. 

R.- Pero dicen que es un bulo lo contrario. Yo, en cambio, digo que todo es un bulo, esa es la gran diferencia. Pero fíjese que sería muy reduccionista decir que los que los escépticos decían que todo era un bulo, no, lo que decían es que no somos capaces de comprender todo y que por lo tanto nos permitimos el lujo de seguir indagando si nos apetece. Y eso es una herramienta muy poderosa. Es decir, puede que sí o puede que no, seguiré indagando cuando quiera, pero mientras tanto no permitiré de ninguna manera que venga un dogmático a intentar convencerme de algo que es imposible de conocer. 

«Cancelar es muy fácil, todos hemos sido gilipollas»

P.- Sobre la identidad, una de sus batallas es que deberíamos diferenciar entre el ser y el estar.

R.- Eso no lo tienen los anglosajones. La gente debería decir «estoy vegano, estoy de Vox, estoy criptobro», pero no, dice «soy cripto bro». Entonces cuando eres no puedes cambiar porque forma parte de tu identidad, si estás cripto bro, pues mañana te darás cuenta de la tomadura de pelo que es eso y dejarás de estarlo. Es que figura en las cuatro líneas que te deja poner Twitter: ‘Soy del Atleti, soy antitaurino y soy seguidor del dios pastafari’, y entonces, joer, si partes de eso pues ya no puedes no ser eso. 

P.- Luego hay gente que ve como una traición el que alguien que era de izquierdas, diga que ahora tiene dudas con esta izquierda, como Sabina.

R.- Pues de puta madre, habrá entrado en razón. Y luego a mí Sabina me puede convencer de sus canciones y me puede caer como el culo y eso es algo que no se asume ahora. Ahora, si Fulano de tal le tocó el culo hace 30 años a una pava sin permiso, ya no es buen artista, claro que sí lo es, puede seguir deleitándonos con su música y ser un carnoso hijo de puta.

No hay nada incompatible en ambas cosas. Pues oye, nos hemos polarizado tanto que llegamos a confundir una cosa con la otra y la cancelación llega a niveles de que no quieras ni que respire, no, joder, si es un buen artista, es un buen artista y si es un cabrón pues puede seguir siendo buen artista. 

P.- Ahora, volviendo con el caso Errejón, no le dará igual a él cómo judicialmente acabe el caso, pero ya está cancelado, ya no va a volver.

R.- En este caso es que se lo ha buscado, porque realmente la categoría de cancelación forma parte de lo que él era. No es que sea un artista que además sea un cabrón, sino que es que él señalaba con el dedo y al final ha sido el cazador cazado. Ahí ya puedo entender más que se le cancele. Pero en casos de artistas, por ejemplo, de no sé, de cineastas, de cantantes, es que no puedo entender que se cancele su arte también. Es que perdemos muchísimo si no valoramos o si no apreciamos a Plácido Domingo, por ejemplo. 

P.- Pero al final es el poder, en este caso, el poder de la turba, el poder de la muchedumbre. Y entonces le montamos una campaña de cancelación a Iker Jiménez, por ejemplo, y vemos que al final resiste y dicen pues a por Pablo Motos. Después ya vendrá otro. 

R.- También forma parte del circo. Fíjese que cancelar es muy fácil, yo tengo un vídeo que empieza diciendo que soy antifeminista y luego habló durante 40 minutos, que se dice pronto, 40 minutos dando mis argumentos en contra del feminismo actual. No tienen más que cortar ese trozo y repetirlo en bucle para cancelarme sería muy fácil, soy antifeminista, y empiezan a repetir que eso quiere decir que quiere que se peguen a las mujeres.

Se montó un escándalo, los del equipo de opinión sincronizada se ponen todos en contra y ya han cancelado otro. Es muy fácil actualmente. Y es tan fácil que te pueden ir a tweets de hace 15, 20 años y te sacan los colores. Me lo sacaran a mí, te los sacaran a ti, se los sacaran a cualquiera porque todos hemos sido gilipollas en un momento puntual de la vida. Así que a quien quieran cancelar está jodido, pero por una mano y por el otro. 

«Soy antifeminista y tengo mis razones»

P.- De las redes no sé qué le preocupa más, si la sensación falsa de aprovechar el tiempo que tenemos estando o la necesidad de validación digital. 

R.- Cualquiera de esas dos cosas son terroríficas. Por un lado, las redes son gratuitas porque las pagas con tu tiempo, con tu atención, con las horas que pasas deslizando el pulgar y esas horas que pasas, lamentablemente, no las vas a recuperar nunca. Yo siempre me planteo cómo juzgar a la vida que yo he vivido el tipo que esté moribundo que sea yo cuando me muera dentro de X años, pongamos 40. Dentro de 40 años, ese tipo cómo juzgará la vida que he vivido y hasta qué punto sería capaz de cambiar X horas de vida que le quedan por esas X horas que estuvo deslizando con el pulgar. Y hasta qué punto se arrepentirá de tantas horas pasadas deslizando el pulgar.

Creo que eso es algo muy importante y es muy importante tanto en las redes sociales como por ejemplo en el trabajo. Se habla mucho de la conciliación laboral, bla bla bla, pero la conciliación laboral primero y antes que nada debe surgir de uno mismo. Uno debe ser lo suficientemente sagaz y responsable para decidir hasta qué punto entregas tu vida a cambio de renunciar a tus sueños. Porque el dinero no existe, pero el dinero, sobre todo, es una droga terrible que se traduce siempre en ¿cuánto tiempo has dado de ti haciendo cosas que no querías hacer? Ese móvil a ti te ha costado x horas o días de trabajo, mucho esfuerzo que no querías estar haciendo y lo has tenido que hacer para obtener ese pedazo de plástico. 

Y eso es algo que viene muy bien a la hora de juzgar si debo comprar mi siguiente capricho, y ahí ya nos vamos a los epicúreos. Si le preguntas a una persona que va por la calle como imagina un epicúreo, seguramente imaginaría un señor gordito comiendo caviar y fumándose un puro que ha sido hecho en el muslo de una negra, pero nada más lejos de la realidad. Epicuro, por lo que abogaba era por prestar atención únicamente a aquellos placeres sencillos y mundanos que nos hacen verdaderamente felices, pero no los caprichos.

Los caprichos son otra cosa, los caprichos igual que el chute de dopamina, igual que la validación o que el éxito, igual que el dinero, son una droga y nunca tienes suficiente, siempre vas a querer más. Cuando consigas hacer la fornicación con las medias de látex vas a querer además con el estén en la boca y luego con el látigo y finalmente el potro. Y siempre vas a querer más, nunca vas a tener suficiente.

Epicuro por lo que abogaba era por los placeres sencillos, la búsqueda de una belleza cotidiana. Charlar con un amigo, un racimo de uvas, un vaso de agua fresca. Cosas que están al alcance de la mano y que nos hacen profundamente felices. Hacen que nuestra vida sea maravillosa y de nuevo, otra vez en la revolución industrial se produjo un punto de inflexión. Hasta entonces, el arte tenía como propósito la búsqueda de la belleza como alivio ante las miserias del mundo. Pero hoy no.

Hoy compramos un tarro de mierda y literalmente es un tarro de caca. Hay gente que paga 1 millón de euros por un tarro de caca o por un plátano con un plátano pegado en una pared. Eso lo único que demuestra es que somos una sociedad fea, eso es terrorífico. Debemos luchar individualmente por esa búsqueda activa de la belleza que nos demuestre que la vida vivida con vida del modo correcto puede ser extraordinaria. 

P.- Incluso hay en el libro, o al menos quiero leerlo así, un alegato contra la victimización.

R.- Y no he sido tan duro como me gustaría.

Barrio durante la entrevista en THE OBJECTIVE . | Víctor Ubiña

P.- Y también un canto, siendo cursis, a favor de intentar ser felices. A veces, estamos ofuscados en el día a día…

R.- Otra herramienta de la que hablaban los filósofos antiguos, ellos hablaban de la autarquía, la búsqueda de la independencia. Ningún hombre es una isla y de hecho ellos ponían un gran énfasis en la philia, en la amistad, para ellos era un valor muy importante. Pero también reconocían que debemos esforzarnos por ser independientes, es decir, abandonar todo victimismo, centrarnos en lo que realmente importa y tomar las riendas de nuestra vida y saber dirigirla desde nuestra propia fuerza.

No depender de factores externos, que eso ya sería el estoicismo, la otra rama. No debes dejar que te afecten las cosas que no puedes controlar, los factores externos que tú no puedes moldearlos de ninguna forma, olvídalos y céntrate en aquello que sí puedes controlar, aquello que sí puedes hacer.

P.- Le decía lo de la victimización, porque también sirve para ser conscientes de que vivimos en la mejor época de la historia del mundo. Y es que tendemos a la victimización permanente, en conjunto, pero si nos vamos a 50 años atrás, 100 años atrás, ya no te digo mil años, todo era mucho peor.

R.- La circunstancia normal de la humanidad siempre ha sido la crisis. Hemos vivido permanentemente en crisis, pero hoy de algún modo sentimos que nuestra opereta es la que es importante y no deja de ser una de más de 8.000 millones.

P.- En su canal de YouTube, con más de 290.000 suscriptores, publica entre otros formatos un informativo satírico. Sé que está muy puesto en la actualidad, pero por conjugarlo con lo filosófico, ¿qué corriente de corriente de pensamiento clásico sería la que ahora mandaría en la política española?

R.- Me lo pone usted complicado. La que debería reinar es el cinismo, deberíamos ser mucho más cínicos, pero más cínicos nosotros, los que pagamos la fiesta. Los cínicos cuestionaban la autoridad, cuestionaban la academia. Cuando la Academia de Platón se reúne para decidir una definición de ser humano llegan a la conclusión de que es un bípedo implume, camina sobre dos patas y no tiene plumas. Y eso les pareció bien. ¿Qué hizo Diógenes? Compró un pollo, lo desplumó y lo arrojó por encima del muro de la Academia, «Ahí tenéis un ser humano». Esa es su forma de reírse de la academia y quien dice la academia dice la autoridad, quien dice la autoridad dice de los ídolos.

Es fundamental que nos riamos de los ídolos, que los mandemos a tomar por el saco y que seamos capaces de establecer nuestra autarquía, riéndonos de ellos. Así que no sé qué corriente filosófica sería la reinante, pero sí sé que la que debería reinar es esa. Yo siempre invito a la gente a votar nulo, sería fantástico que de repente hubiera millones de personas que votaran con una rodaja de chorizo. Sería un fenómeno tan asombroso que saldría en toda la prensa internacional y ningún gobierno estaría validado. Ninguno se sentiría moralmente capacitado para tomar las riendas.

P.- ¿Qué corriente filosófica o de pensamiento domina en Pedro Sánchez?

R.- Ay, Dios mío, tengo un video en el que analizo El príncipe de Maquiavelo y hay muchas características suyas en ese libro. A mí Pedro Sánchez me parece extraordinariamente hábil, es muy hábil, eso no quiere decir que sea bueno. De nuevo, estamos en el tema de valorar o no valorar, es decir, desde el punto de vista artístico y estético Pedro Sánchez es un genio y desde el punto de vista personal o de lo que puede llegar a desarrollar, me parece catastrófico. Pero qué es un animal político impresionante, no hay ninguna duda. 

P.- Reside en Chipre desde hace varios años, ¿cómo se ve España desde allí?

R.- Sí le puedo decir una cosa que sí se ve cuando llegas a España después de haber pasado un tiempo fuera. Y es que el menú del día es más caro y tiene menos cantidad de comida. 

«¿Sabes lo que robaría yo en cuanto tuviera una oportunidad mínima de meter mano en la caja?»

P.- Somos más pobres.

R.- Creo que sí, también es cierto que aquí se mueve pasta, lo ves en la calle. Ves camiones nuevos, señores uniformados, las calles están limpias. Se ve movimiento de dinero, sin lugar a dudas. Yo acabo de venir de Roma y Roma es una cochiquera, es terrorífico. Toda la suntuosidad que tuvo antaño sí que se ven esos monumentos, también es verdad que no es el momento para verlo porque están con el Jubileo preparándolo para 2025 y está todo en obras. Pero aun así, coño, estar en obras y tener la ciudad un poco limpia no sería incompatible. Sin embargo, aquello es un desastre, es terrorífico. Y mire que yo tenía Madrid por una ciudad sucia, pero parece un quirófano en comparación con Roma. Entonces aquí se mueve pasta, lo noto, pero también veo. Aunque el menú del día es más pequeñito y cuesta más.

P.- Si piensa que Roma es una cochiquera, mejor que no vaya a Nápoles.

R.-Si me voy a Nápoles es navegar entre mierda. Pero fíjese que estando en Roma me pasó una cosa muy curiosa, siempre he pensado que los tópicos se cumplen en los países. Es decir, por ejemplo, yo fui a Ucrania en la Vuelta al mundo cuando fui en moto y tenían mala hostia. Los ucranianos tenían mala hostia, es una cosa así. Y sé de buena tinta, porque yo viví seis años en Lisboa, que los portugueses creen que nosotros, los españoles, tenemos mala hostia. Es posible porque ellos son muy ceremoniosos cuando van a un comercio.

Disculpe, por favor, y tal, entonces nuestra forma directa de hablar a ellos les parece que es prepotencia y no, es nuestra forma de ser. A nosotros los franceses nos parecen chovinistas, y de los italianos pensamos que montan un escándalo por cualquier nimiedad de la vida. Me fui hace unos días a comprar una chaqueta en Italia, en un comercio, tampoco es que estuviera allí toda la tarde jodiéndole la vida al dueño, pero cuando no me decidí por ninguna se me puso a gritarme para echarme de la tienda. Yo le grité también, pero en gallego. Fue muy entretenido.

Fabián C. Barrio posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Víctor Ubiña

P.- Usted es un hombre viajero, hizo la vuelta al mundo durante dos años en moto, en el 2010.

R.- Así es, y la conclusión es muy evidente ustedes mienten, los medios de comunicación, en general, mienten y nos dan una imagen de miedo y de pavor de que todo es horrible y hay guerra y hambrunas y todo esto. Y si bien es cierto que el mundo tiene mucho de incivilización y muchísima, pero muchísima pobreza, muchísima desigualdad, también le digo que es un lugar infinitamente menos hostil de lo que lo pintan ustedes. 

P.- Tengo un test final: ¿tiene palabra favorita?

R.- No, hay fonemas que me resultan más atractivos que otros, pero palabra favorita no.

P.- ¿Alguna palabra que deteste? 

R.- No, tampoco. Todas las palabras son bonitas o feas. Mi padre, por ejemplo, detesta que yo utilice tacos, pero me parecen fundamentales. Que alguien recuerde lo bien que le caían los tacos a Camilo José Cela y lo mucho que los defendía, eso es imprescindible.

P.- Si pudiera cenar con un personaje del pasado…

R.- Marco Aurelio.

P.- ¿El consejo que más haya repetido?

R.- Fija una fecha.

P.- ¿Se atreve a dar un consejo a Pedro Sánchez?

R.- Fija una fecha (ríe). Por Dios, que sea pronto.

P.- Y cerramos esta entrevista. ¿Alguna vez ha pensado una vez en un epitafio? 

R.- Sí, pondría: Esto también pasará.

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