Los ‘castrati’ y el difícil arte del contratenor Carlo Vistoli
El cantante italiano representará en España el repertorio barroco que le ha convertido en una estrella internacional
«Los castrati de la época tenían algo que es realmente difícil de tener hoy en día porque desarrollaron, deteniendo el crecimiento de la voz de un hombre durante la pubertad, algunas características específicas para la respiración. No eran habituales para un hombre. Por ejemplo, tienen una capacidad pulmonar muy desenvuelta y un control respiratorio mucho mayor, lo que explica las frases muy largas que los compositores escribieron para ellos. Hoy podemos tratar de recrear este sonido también, que significa que un hombre cante en una tesitura más alta, pero por supuesto no podemos tener las mismas características físicas de los castrati porque, por suerte, no lo somos», cuenta el italiano Carlo Vistoli, uno de los contratenores más aclamados internacionalmente, a THE OBJECTIVE.
El solista afrontará por primera vez el rol protagonista de Rinaldo de Händel en forma de concierto con el ensemble Les Accents y Thibault Noally este domingo, 4 de febrero, en el Auditorio Nacional de Madrid y el 6 de febrero, en el Palau de la Música de Barcelona. En marzo volverá a España para debutar con el rol de Orfeo, en la ópera Orfeo ed Euridice de Gluck, en Les Arts de Valencia y cantará por primera vez en una producción escénica en nuestro país.
Carlo Vistoli es el contratenor italiano más solicitado en el extranjero. Tiene una agenda llena de compromisos hasta 2027 y está considerado como uno de los mejores intérpretes de Händel del panorama actual. Ha cantado tanto el rol de Giulio Cesare como el rol de Tolomeo en Giulio Cesare in Egitto. Como Disinganno en Il Trionfo del Tempo e del Disinganno o Messiah, bajo la dirección de William Christie, entre otros muchos.
En la historia, los castrati eran cantantes masculinos que habían sido castrados antes de la adolescencia para conservar sus voces agudas y alcanzar un registro vocal excepcionalmente amplio. Este tipo de cantantes eran muy solicitados en la música sacra y en la ópera, donde sus voces únicas y expresivas se consideraban ideales para ciertos roles. Esta práctica era más común en la música barroca y en los siglos XVII y XVIII, especialmente en Italia.
Técnica vocal
«Lo que llamamos ‘el falsete’, aunque no me guste, es una palabra específica y es simplemente una técnica de la voz, que permite al cantante utilizar sólo una parte menor de las cuerdas vocales. Por ejemplo, en un piano, las cuerdas largas son las notas graves. Eso es lo mismo en el cuerpo humano. En lugar de producir sonidos agudos utilizando las cuerdas vocales completas, como en la voz de pecho, en el falsete, el cantante utiliza sólo una parte de las cuerdas vocales para producir un tono más agudo y ligero. Entonces, es la base de la técnica, pero en realidad eso es simplemente un punto de partida para mí», dice Vistoli.
Según el cantante, la técnica para un contratenor podría ser bastante similar a cualquier otra voz. Uno tiene que explorar cómo utilizar la respiración, cómo utilizar el appoggio para hacer frases largas. En particular, en el repertorio barroco, las frases largas están muy a menudo presentes. «Luego, por supuesto, como cualquier otro cantante, uno tiene que saber cómo utilizar lo que llamamos ‘la máscara’, el movimiento facial». Eso permite que la voz se expanda y también que se escuche en un gran teatro o espacio. El punto de partida para un contratenor es «una técnica particular en el uso de las cuerdas vocales», pero para el resto se puede decir exactamente lo mismo para todos los registros de la voz.
Vistoli menciona la coloratura. Es decir, cantar pasajes vocales ornamentados y altamente floridos que involucran una serie rápida de notas. «Es algo que hay que aprender para cantar las arias barrocas, porque en todas las óperas de aquella época, especialmente en papeles como Rinaldo, están muchas de estas partes». En particular, Rinaldo fue escrito para uno de los castrati más importantes de la época, Nicolò Grimaldi «Nicolini».
La práctica de la castración para preservar las voces de los niños fue controvertida y se enfrentó a críticas éticas y morales. A medida que avanzó el tiempo y las actitudes cambiaron, la práctica fue prohibida en muchos lugares y comenzó a declinar en el siglo XIX. Aunque hoy en día no se realiza la castración con este propósito, la música de la época barroca aún incluye roles específicamente escritos para castrati, y las obras continúan interpretándose con adaptaciones para voces masculinas o femeninas. De estas se ocupan los contratenores, como Vistoli.
‘Rinaldo’ de Händel
En 2017, Vistoli dedicó un disco monográfico a «Nicolini», en el que canta algunas de las arias más famosas de la ópera como «Cara sposa, amante cara» o «Venti, turbini, prestate». Sin embargo, en su paso por España se enfrenta al papel entero, al resto de la ópera en versión de concierto. «Es un reto, por supuesto, cada nuevo papel lo es. Tienes que aprenderlo para, como decimos los cantantes, saber transmitirlo en voz y cuerpo. No es sólo cantar las notas escritas, se trata de interiorizar el papel».
En el momento de la entrevista se encuentra en Montecarlo preparando Giulio Cesare junto a la reconocida mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli. Para Vistoli los personajes que consigue cantar son como estatuillas que pone en su estantería. «Cada vez me voy acostumbrando más a aprender grandes personajes. Así que es otro, digamos, papel que añado a mi colección de papeles de Händel. Es mi compositor favorito».
Rinaldo es conocida por su música vibrante, incluyendo arias famosas y a menudo ornamentadas, especialmente «Lascia ch’io pianga», una de las más conocidas y queridas de Händel. La ópera también contiene arias de coloratura deslumbrantes y numerosos momentos dramáticos. «Es una de las mejores óperas de Händel y hay arias y melodías preciosas. Y, además, el argumento tiene elementos mágicos, incluso en una versión de concierto como la que haremos en España. Creo que intentaremos mostrar el desarrollo de la historia y recrear lo que nos perdemos por no tener la escena».
‘Orfeo ed Euridice’ de Gluck
Orfeo ed Euridice es alrededor de 50 años posterior a Rinaldo y es considerada una obra clave en la transición del estilo barroco al clásico en la historia de la ópera. Es la base de la reforma operística de Gluck. Este compositor alemán fue el precursor que anticipó y estableció fundamentos para la visión que Richard Wagner, un siglo más tarde, defendería en sus obras.
Gluck buscaba simplificar y dar más énfasis a la expresión emocional y dramática en comparación con las convenciones operísticas más ornamentadas de la época. «Gluck quería, especialmente con esta ópera, tomar distancia del estilo de Rinaldo. Es una ópera muy importante en la historia de la música. Comparada con Rinaldo o Giulio Cesare, en primer lugar, es mucho más corta. Dura 90 minutos: es muy condensada y lo dramático sobresale. Gluck realmente quería expresar sentimientos de una manera más directa».
Según Vistoli, el papel de Orfeo es mucho menos virtuoso que el de Rinaldo. Sin embargo, eso no quiere decir que sea menos desafiante. «No hay coloratura y no hay despliegue de passaggi muy rápidos». En Orfeo ed Euridice los solistas cantan casi todo el tiempo, están siempre en el escenario. Sin embargo, en Rinaldo hay pausas. «En la ópera de Gluck los personajes son sólo tres y Orfeo está en escena todo el tiempo. Así que no se trata de mostrar el virtuosismo sino el afecto musical, la forma de transmitir las emociones. La principal diferencia es que la escritura es menos virtuosa y más íntima».
El coro es otro punto que diferencia ambas maneras de hacer. En las óperas de Händel muchas veces las partes del coro las cantan los propios solistas o incluso ni siquiera existen. En cambio, en Orfeo ed Euridice el coro toma un papel relevante dentro de la ópera. «Para mí es muy interesante en Orfeo tener un diálogo real con el coro, es básicamente otro personaje, como en la tragedia griega. Gluck verdaderamente cambió el curso de la historia musical de la ópera».
Puesta en escena conmovedora
La producción que se verá en Les Arts de Valencia va a estar dirigida por el director de orquesta Gianluca Capuano con una dirección de escena de la mano del aclamado Robert Carsen. Vistoli debuta en una producción escénica en España, pero no es la primera vez que participa en esta misma. La de Carsen obtuvo gran éxito en 2019 en Roma. También fue la primera vez que Vistoli cantaba el papel de Orfeo. Se podría considerar el gran despegue que le ha permitido lucir su voz junto con los ensembles barrocos más importantes en la actualidad.
«Esta producción es importante para mí, especialmente esa puesta en escena es muy conmovedora. Seguro que ocurrirá lo mismo en Valencia. Recuerdo que hubo algunos momentos en los que casi me pongo a llorar. Sobre todo, en el segundo acto, cuando salgo con ella del infierno. Y eso pasa durante un estribillo del coro: yo no canto en ese momento». De todas las óperas, Orfeo ed Euridice es quizá aquella para la que una lectura moderna minimalista tiene más sentido.
La dirección de Carsen lleva la reforma de Gluck hacia la simplificación de la ópera al siguiente nivel, centrándose en la esencia de la obra. Si Gluck había querido prescindir de las tramas enrevesadas y del virtuosismo vocal autorreferencial para centrarse en el drama en escena, Carsen decide conservar únicamente lo que considera los elementos fundamentales del libreto.
«La puesta en escena se basa en un terreno. Podríamos decir que es casi un terreno desértico del sur de Italia. Podría ser Sicilia, también España. O tal vez Grecia. No está realmente asentada en una parte específica del mundo. Pero es muy conmovedora porque ves a Orfeo solo en esta tierra, sin nada. Todo está hecho por las luces y por los movimientos del coro. Es una puesta en escena muy íntima, muy directa con las emociones y muy oscura, en el mejor de los sentidos».
Carsen deja solo a Orfeo. Con un espacio vacío con el que jugar. Tiene que encontrar una forma de expresar sus emociones desde dentro. «En Roma sentí que el público estaba realmente conmovido por la pureza de la puesta en escena, que combinaba muy bien con la música de Gluck». Vistoli volverá a encontrarse solo ante el espacio de la oscuridad en Valencia y seguramente el público lo encuentre en el brillo de su voz tan única y diferente.