Máxima tensión en los premios Goya: Vox se estrena en la gala más política de la historia
La presencia de Juan García-Gallardo, el ‘boicot’ de los agricultores y el perfil de los presentadores prometen polémica
Los premios Goya de 2024 se prevén más polémicos y políticos (si cabe) que nunca. La gala de este año tiene todos los elementos para convertirse en un auténtico polvorín: la presencia por primera vez de Vox, que estará representado por el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, el intento de boicot por parte de los agricultores, el perfil de los presentadores, Ana Belén y los Javis, o el gasto de más de diez millones de euros que ha supuesto, en total, celebrar el evento en la ciudad de Valladolid. Entre otras cosas.
Según ha podido saber THE OBJECTIVE por fuentes cercanas a la Academia de Cine, el guion de los presentadores contiene alusiones al conflicto de Gaza -con posicionamientos «propalestinos»-, a la violencia machista y a la conformación de gobiernos autonómicos «ultra», en clara alusión al que PP y Vox comparten en regiones como Castilla y León. Pero eso no es todo, ya que, como apuntan, «la Academia controla el discurso de los presentadores, pero no el de los premiados». Y ahí es donde puede dispararse la polémica.
Todas las miradas se dirigen a Vox, que podría convertirse en el pimpampum de la gala. La formación que preside Santiago Abascal tenía previsto llevar una comitiva de siete personas, pero finalmente sólo acudirán el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, la vicealcaldesa de Valladolid, María Irene Carvajal, y el consejero de Cultura de la Junta, Gonzalo Santonja. Y es que los otros cuatro recibieron una «recomendación», apuntan desde el partido, para que «acompañasen al campo» en sus reivindicaciones. Y eso harán finalmente.
La mera presencia de García-Gallardo ya promete polémica, por cuanto el preboste de Vox ha calentado la gala con sus declaraciones de este pasado viernes llamando «señoritos» a los productores de cine, «que quieren vivir de producir obras cinematográficas que luego no ve nadie a costa de millones de euros que pagan con mucho esfuerzo los contribuyentes españoles». En este sentido, el vicepresidente castellanoleonés se ha mostrado convencido de que su presencia «va a escocer». Desde la organización temen que se pueda levantar e irse en algún momento dado.
Cambio de opinión
El partido de Santiago Abascal acudirá por primera vez a los Premios Goya, pese a sus desencuentros con la Academia de Cine desde 2019, cuando en pleno auge político no recibieron invitación para acudir. Sí estuvieron presentes, no obstante, por las constantes alusiones del gremio a la «ultraderecha» y al «fascismo» que, en su imaginario, representa Vox. En 2020 la formación conservadora declinó la invitación, una tónica que repitió año tras año hasta esta edición.
¿El motivo? «Las responsabilidades institucionales» inherentes al cargo que, ahora sí, ostentan los representantes de Vox y «con el objetivo de pedir apoyo para las reivindicaciones del mundo del campo» desde la alfombra roja.
Ahí coincidirán con representantes del Gobierno como el ministro de Transportes, Óscar Puente, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Cultura Ernest Urtasun. Por parte del Partido Popular, asistirán el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco y, desde Génova 13, el portavoz y vicesecretario de Cultura, Borja Sémper.
Polémico gasto
Los gastos totales de celebrar los Premios Goya 2024 en Valladolid oscilan los siete millones de euros, un montante que contrasta con los dos millones que se destinaron al evento del año pasado en Sevilla, que es una ciudad más grande. Los Goya son un empeño de Óscar Puente, que llegó a un acuerdo con la Academia de Cine dos meses antes de las elecciones municipales de 2023, esperando un empujón electoral que finalmente no se produjo. Para más inri, 3,5 millones habrían ido destinados a acondicionar el pabellón en el que se celebrará la gala, que no tendrá carácter permanente. Esto es, que podría tener un único uso.
La vara de mando la tomó la popular Jesús Julio Carnero, que tendría que haber activado una cláusula de penalización de un millón y medio por renunciar al evento. No solo no lo hizo, si no que rogó otro millón y medio a la Junta. Este, sumado a los dos millones de canon que exige la Academia de Cine suman un importe superior a los siete millones de euros. Un gasto que no ha gustado a los vecinos, que no podrían disfrutar del acto (tan solo hay 8.000 butacas disponibles), ni a los agricultores, pero que justifican desde el consistorio vallisoletano arguyendo que tendrá un retorno «reputaciones» y económico de 60 millones.