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Economía

El espejismo del descenso de la deuda: aumenta más de lo que crece la economía

Los expertos insisten en que la caída se debe al efecto de la inflación y alertan del elevado gasto público

El espejismo del descenso de la deuda: aumenta más de lo que crece la economía

Pedro Sánchez tras acudir a la visita de una desaladora en Murcia. | Europa Press

Este viernes, el Banco de España dio a conocer los últimos datos de deuda pública, un registro que en el mes de diciembre remontó un 4,8% en tasas interanuales. Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez hizo otra lectura de las cifras, apoyándose, en efecto, en el PIB nominal del año 2023, donde la ratio deuda/PIB se situó en el 107,7% en el cuarto trimestre del año. Esto, sin duda, ha sido motivo para que el Ejecutivo se felicitara por haber logrado rebajar hasta cuatro décimas la prevista en el Plan Presupuestario, cuando entonces se estimó una deuda del 108,1% del PIB para el conjunto del 2023.

Con ese ánimo, el presidente del Ejecutivo afirmaba ayer: «Nos hicieron creer que solo podíamos rebajar la deuda y el déficit público con austeridad y recortes de derechos. Hemos demostrado que no es cierto. España reduce su deuda al mismo tiempo que crece y avanza en derechos sociales».

Pero ¿es realmente cierto que España reduce deuda al mismo tiempo que crece? ¿O por qué la cifra de la deuda aumenta sin freno, y sin embargo la ratio deuda/PIB disminuye? ¿Qué hay de verdad en la afirmación que mantiene Pedro Sanchez de que España rebaja deuda y déficit sin recortes?

Post del presidente del Gobierno, a propósito de los últimos datos de deuda pública.

Las nuevas reglas fiscales, aunque más flexibles en el tiempo, son claras. El procedimiento de déficit excesivo (PDF) pide a los Estados miembros que reduzcan su deuda por debajo del 60% del PIB –de lo que está muy lejos España– y su déficit al 2,5%. En esa encrucijada que se repite mes tras mes cada vez que se hacen públicos los datos del Banco de España, THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con siete economistas que han dado una visión distinta de la gubernamental. Fundamentalmente, porque con las cifras sobre la mesa, no entienden cómo se puede justificar que, mientras el PIB de los últimos cuatro años ha crecido en valor absoluto 216.557 millones de euros; es decir, el 17,38%, la deuda lo ha hecho sin embargo en 352.120 millones de euros, por tanto, el 28,78%. Dicho de otra manera, que la reducción de la deuda resulta un espejismo favorecido por la inflación, de manera que ésta ha aumentado en 135.563 millones de euros más, de lo que ha hecho el PIB.

Desmontar el espejismo

Salvador Marín, director responsable del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas que preside Valentín Pich, abunda sobre estas cuestiones y opina: «Personalmente creo y siempre he creído que en una economía endeudada, y la española lo es, que la deuda del Reino de España crezca en 71.878 millones y se sitúe en 2023 en una cifra de la magnitud de 1,57 billones, no puede ser entendido como una buena noticia; e incluso que no se exija o se ponga a disposición de la sociedad civil un estudio o análisis de la eficiencia y la eficacia de esa nueva deuda». Y así se pregunta: «¿Por qué nos hemos endeudado más? Y ¿para qué?, estas cuestiones son claves y se deberían comunicar». Variaciones en el % de la deuda sobre el PIB, cuando nuestra deuda es ya de por sí muy abultada –señala–, entiendo no es el escenario a debatir». «Insisto –remarca Marín–, deberíamos exigir el análisis del destino de nueva deuda, ya que esta nos hace cada vez más vulnerables ante tensiones futuras en el ámbito económico internacional y, más deuda son más problemas y menos independencia ante la aparición de una nueva crisis o cualquier shock no previsto».

Para Julián Salcedo Gómez, los números cantan. El socio director de CEFyRE – Consultoría Estrategia Formación y Real Estate, SL- entra a valorar cómo «el ratio deuda sobre PIB se ha reducido 3,86 puntos porcentuales (redondeado 3,9 según Moncloa), del 111,61% en 2022, al 107,75% en 2023, como consecuencia del crecimiento del PIB (apoyado en el tirón de la inflación), pero -observa-, mientras el PIB ha crecido un 2,5% en 2023, la deuda lo ha hecho en un 4,84%, esto es, casi el doble».

Así, en opinión del Salcedo, «si ponemos una mirada larga y analizamos cómo han evolucionado el PIB y la deuda desde 2019, año previo a la pandemia, hasta 2023, vemos lo siguiente: el PIB ha crecido en valor absoluto 216.557 millones de euros, el 17,38%, mientras que la deuda lo ha hecho en 352.120 millones de euros, el 28,78%. Esto significa -ahonda-, que la deuda ha crecido 135.563 millones de euros más que lo ha hecho el PIB. Luego –apunta–, estos datos no tan buenos, porque la deuda devenga intereses (el servicio de la deuda) que hay que pagar, y como los tipos de interés han subido sin cesar desde mediados de 2022, hace que se incremente el gasto público y con ello el déficit. Es decir –concluye– es la pescadilla que se muerde la cola».

El economista Daniel Lacalle es demoledor en su diagnóstico. El jefe economista de Tressis se detiene en el aumento de deuda, lo que, según explica, «muestra básicamente que, si miras el PIB, de los 2,5 puntos que ha aumentado el Producto Interior Bruto desde 2019, 2,3 son por aumento del gasto público y, además, han sido pagados con mucha más deuda». Por lo tanto –sostiene Lacalle–, la realidad es que España no crece, lo que pasa es que se está endeudando masivamente». Y, por qué, se pregunta: «Pues porque para cada unidad de producto interior bruto, que está generando, se está endeudando en casi seis unidades. Y el otro factor –añade–, es que la ratio de deuda sobre PIB solo mejora por el efecto de la inflación, porque, claro, el denominador, el PIB nominal, no deduce el efecto de la inflación. Y, «¡Ojo! -anticipa como otros economistas-, hay otro factor. Y es que la deuda total de las administraciones públicas tienen más deuda que los 1,57 billones pues la deuda total, con pasivos acumulados, es de dos billones».

El gasto público

El economista Javier Santacruz va a los porcentajes, y se fija en el gasto público. Concretamente en la cifra del cuarto trimestre, que fue 2%, y «solo el consumo público aportó 0,89 puntos, lo que prácticamente es la mitad de la tasa. Y esto hace evidente –resalta–, que el consumo público (que en parte se financia con impuestos y parte con deuda) es el principal factor de crecimiento del PIB».

Para el economista y profesor universitario José María Rotellar, «la tendencia de la deuda sigue siendo alcista, irresponsable y hoy sería insostenible sin el respaldo del BCE». Por tanto –mantiene–, «hay que reducir gasto de inmediato, pues no puede seguir subiendo el endeudamiento, que pone en alto riesgo a la economía española. Ese desdén por la estabilidad presupuestaria -subraya el director el Observatorio de la Universidad Francisco de Vitoria– es fruto de una política económica cuyo único fin es permanecer en el Gobierno, aunque para ello, mediante el subsidio permanente, el gasto creciente, el déficit estructural y la deuda exponencial, el Ejecutivo ponga en riesgo –afirma– a toda la estructura económica española, a los servicios públicos esenciales y a la prosperidad de los españoles».

Francisco Vidal Yuguero, director de Economía y Políticas Sectoriales de Cepyme, aborda la tema de este manera: «las cuentas públicas son menos saludables de lo que se transmite. Y, aunque de acuerdo con los datos del Banco de España, la deuda pública ha pasado de marcar máximos del 125,3% del PIB en el 1tr21 a caer hasta el 107,7% del PIB en el 4tr23; este descenso no es fruto de un esfuerzo real de ajuste. En primer lugar –añade–, porque la normalización del PIB después de la severa crisis de 2020 ha sido clave y, en segundo -sostiene-, porque el efecto de la inflación ha ayudado en buena medida a reducir el peso de la deuda al engordar el PIB nominal, pero también unos ingresos fiscales disparados en un contexto en el que se ha descuidado el control del gasto. A finales de 2023, el citado PIB nominal superó en un 17,4% los valores del conjunto de 2019, cuando el PIB real lo hizo sólo en un 2,5%». Así –continúa–, «de guiarnos por la Actualización del Programa de Estabilidad de España 2023-2026, el déficit estructural fue del -3,6% en 2022 y se situará en el -3,4% en 2023 para quedarse en el -2,5% en 2026. Un descenso -indica-, menor e insuficiente que implica la existencia de un gran margen de mejora para las cuentas públicas mediante el control del gasto y la mayor eficiencia en este ámbito, en especial cuando los ingresos se sitúan en máximos históricos».

Las autonomías

Nuestro último experto del panel es José Ramón Riera. Presidente de la consultora De Madrid a Europa, Riera afirma ante los datos conocidos ayer, que, «cuanto menos son sorprendentes. Y me explico –desarrolla–: en los nueve primeros meses del año la deuda llegó a 1,577 billones, que supone un incremento de 75.000 millones, y en el último trimestre la deuda se reduce en 3.000 millones. Me es difícil de entender –colige–, sin saber cómo ha evolucionado el pendiente de pago a proveedores que en noviembre era de 53.000 millones y me hace pensar que se han parado pagos. Por otro lado –añade–, el dinero en Banco de España había ido cayendo hasta los 15.900 millones y la otra explicación es que como otras veces se haya dejado la cuenta en descubierto, pero la IGAE no ha publicado nada de diciembre y por lo tanto es difícil de cuadrar las cifras».

«A mí, personalmente –concluye–, me cuesta creer que en un trimestre y, precisamente, en el último hayan salvado la cara frente a Bruselas a la que habían prometido 1,578 y se hayan quedado por debajo. Además –señala–, hay unas quejas de las comunidades autónomas que no reciben el dinero prometido y es que no hay un duro en caja».

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