Fin del 'boom' de las letras del Tesoro: los particulares compran un 95% menos
En enero, el saldo de esta deuda pública en manos de los minoristas aumentó apenas 236 millones
El boom de las letras del Tesoro se da por concluido. Tras algo más de un año de furor de los particulares por este producto financiero emitido por el Gobierno, la compra vuelve a niveles habituales en épocas de normalidad monetaria. En enero, según los últimos y recientes datos recabados por THE OBJECTIVE en el Tesoro Público, la tenencia de los minoritarios españoles creció un 95% menos que en febrero del ejercicio pasado, cuando los saldos experimentaron su récord, y un 88% en términos interanuales.
Entonces se dio la circunstancia de que la plataforma de adquicisión de la institución que dirige en la actualidad Paula Conthe, se bloqueó varias veces y el Banco de España se vio obligado a poner un sistema de cita previa ante las enormes colas ante las puertas de sus sedes.
Poco a poco el avance en los volúmenes de letras del Tesoro ha ido menguando. Antes de verano, momento en que las entidades empezaron a mejorar la rentabilidad de sus depósitos o cuentas al menos de manera selectiva, se dieron los primeros inicios de que el boom se estaba desinflando. Tras las vacaciones estivales las operaciones de los particulares ya eran mucho menores. Y en el inicio de 2024 han descendido hasta umbrales normalizados.
De acuerdo con las cifras, en enero el aumento apenas registró un incremento de 236 millones. La cuantía contrasta radicalmente con los 3.242 millones de doce meses antes o los casi 4.000 millones de febrero de 2023. También es mucho más inferior a la sumas más recientes, como en septiembre, cuando aún superaba los 1.000 millones.
Pese al culminación del boom, los inversores minoristas españoles aún mantienen una cartera de letras del Tesoro nunca vista. Acumulan 24.428 millones de euros, un 34,83% total de este tipo de deuda pública en circulación, siendo así los principales tenedores. En la actualidad el departamento dependiente del Ministerio de Economía tiene colocados 70.820 millones de euros.
Fuentes financieras señalan que la caída tan drástica en el crecimiento del saldo se debe, en parte, a los fuertes vencimientos de las emisiones realizadas en el momento del boom y a que, aunque los grandes bancos no han entrado de lleno en la guerra por los depósitos, ahora la rentabilidad es mucho más alta. Pero esta ya ha empezado a caer. Lo mismo que lo están haciendo las letras del Tesoro ante los vaticinios de que el BCE vaya a reducir el precio oficial del dinero a partir de junio.
Este miércoles, el Tesoso realizó una subasta de letras con una remuneración a 12 meses inferior al 3,5%, frente a los tipos oficiales del 4,5%. Las imposiciones a plazo de los bancos en febrero abonaron de media un 2,38%, algo por debajo de enero, cuando las entidades aplicaron un tijeretazo a los intereses por la nuevas operaciones ante la llegada de la relajación monetaria próximamente.
La banca de mayor tamaño, pese a la presión del Gobierno, no ha elevado los tipos por el ahorro tradicional como el resto de sus competidores europeos y a niveles más cercanos al euríbor. Y en la mayor parte de los casos se ha limitado a campañas defensivas para retener clientes y para los grandes patrimonios, salvo pequeñas excepciones. Los que sí han aprovechado el momento han sido entidades que operan exclusivamente por internet y con pequeña influencia, que han estado desembolsando tasas más elevadas -incluso superiores a los que ofrecían las letras del Tesoro- para arañar usuarios y captar negocio.
El sector, en su conjunto, espera que a partir de ahora los tipos vayan disminuyendo poco a poco, al ritmo de las expectativas en la bajada de los tipos por parte del BCE. Estas han mermado en las últimas semanas y ya hay bancos que apuntan a que el precio oficial del dinero se quedará en el 3,75% a finales de 2024, con lo que habrá solo tres recortes. A principios de ejercicio, las expectativas eran más relevantes, ya que el mercado lo colocaba en el 3% o por debajo. Pero, los mensajes claros dados por los principales directivos del organismo monetario han limitado la profundidad de las medidas debido a la incertidumbre existente sobre la evolución de la inflación. Aunque esta ya se encuentra cerca del objetivo del 2% que pretende la institución presidida por Christine Lagarde.