BBVA baraja vender su filial turca para mejorar la opa sobre el Sabadell y atar el apoyo del BCE
El grupo se reserva como última bala esta desinversión ante un posible escenario de fracaso en su ofensiva
BBVA cuenta con una bala en la recámara por si su oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada sobre Banco Sabadell con carácter hostil se complica en los próximos meses. El grupo que preside Carlos Torres está predispuesto a usarla como último recurso y no es otro que la venta de su filial turca Garanti, según ha podido saber THE OBJECTIVE a través de fuentes conocedoras del proyecto.
El máximo responsable de la entidad vasca es consciente del riesgo que ha asumido con esta operación no pactada y está por la labor de quemar todas las naves para hacerse con la presa. Su puesto, al que tendrá que ser reelegido el próximo año, está más que en juego, por lo que va a hacer todo lo que esté en su mano para evitar el fracaso. Aunque con ello dé un giro de 180 grados sobre la política estratégica impulsada hasta la fecha. En 2020 descartó el Sabadell y apostó por aumentar el peso en Turquía tras la presión ejercida por el consejero delegado, Onur Genç, de origen otomano.
Las mismas fuentes sostienen que la desinversión que baraja de Garanti, por un lado, le permitiría elevar su propuesta sobre el Sabadell, incluyendo una parte en efectivo para camelar a los accionistas del banco catalán indecisos. Hay que reseñar que, pese a la situación por la que atraviesa el mercado otomano, la franquicia se ha disparado en el último año, lo que a BBVA no solo le serviría para abandonar su aventura sin pérdidas, sino logrando plusvalías, tanto sobre la inversión llevada a cabo como sobre el valor contable actual. Fuentes oficiales del grupo vasco sostienen, por su parte, que «la oferta se financia con acciones y que cualquier especulación sobre la venta de Garanti para financiarla es absolutamente falsa».
BBVA acumula plusvalías de 2.200 millones
La entidad ha destinado en la compra del 86% de Garanti un total de 8.200 millones desde su primera incursión en 2010 y lo tiene tasado en 6.800 millones, tras varios ajustes por deterioro. A día de hoy, la cotización de este valor ya supera los 9.000 millones, con lo que BBVA suma unas ganancias latentes de unos 2.200 millones de euros.
Pese a haberse disparado en Bolsa, la franquicia no está ofreciendo los rendimientos deseados debido al desplome sufrido por la lira frente al euro y a la hiperinflación del país. Torres y el resto de la cúpula siempre han defendido el potencial del mercado y de su filial a medio y largo plazo, pero en los dos últimos años ha dejado de anotarse un beneficio de 3.400 millones de euros y los analistas descartan que en 2026 la situación se haya normalizado como espera el grupo de origen vasco. BBVA confía en que para entonces contribuya con unos 2.000 millones a los resultados globales, frente a los poco más de 500 millones que prevén los expertos.
La venta de Garanti, además de facilitar una mejora en su ofensiva por el Sabadell, también le daría un respaldo sin fisuras del BCE, uno de los tres organismos que tienen que autorizar la opa hostil. El organismo supervisor nunca ha visto con buenos ojos la aventura turca de BBVA por los riesgos asumidos, como se ha demostrado recientemente, y por los lazos que el régimen otomano de Erdogan tiene con Rusia, Irán o Líbano. En más de una ocasión ha lanzado serios avisos.
Las mismas fuentes indican que la salida de BBVA de Turquía sería muy bien recibida en Fráncfort, por lo que el sí a la oferta hostil estaría asegurada o atada. Por el momento y de acuerdo con las palabras del propio Torres, la propuesta de compra ha tenido una opinión favorable preliminar en el seno del BCE, pero aún falta un veredicto final.
La utilización de esta bala apuntalaría sus opciones para la victoria en una guerra que puede tener varias batallas de envergadura. No se descarta que el Sabadell pueda encontrar un ‘caballero blanco’, es decir, otra entidad que esté dispuesta a poner sobre la mesa una contraopa, aunque las posibilidades son pocas. Por el tamaño del catalán tendría que ser un grupo financiero extranjero, ya que ni Caixabank ni el Santander están por la labor, y España nunca ha sido un país para bancos extranjeros enfocados a pymes y particulares. Tan solo ING ha logrado hacerse un hueco significativo. El resto han ido abandonando sus posiciones ante los fracasos obtenidos. Si halla un aliado, BBVA, con la venta, podría contraatacar de nuevo.
Tampoco se descarta que BBVA se quede por debajo de la aspiración inicial de alcanzar un mínimo del 50,01% del capital en su opa. Aunque el Sabadell no tiene un núcleo duro de socios para defenderse y su accionariado está muy atomizado, una gran parte de sus inversores son minoristas y clientes al mismo tiempo. Y éstos suelen seguir las indicaciones de la cúpula. El consejo de administración ya ha dejado clara su oposición y el rechazo a la absorción.
La posible venta de Turquía se podría unir a una posterior colocación de TSB, filial británica del Sabadell. Aunque en este caso, las plusvalías que lograría son más inciertas. Un informe de Barclays considera que solo con esta última vía BBVA podría elevar un 10% su propuesta hostil. El banco británico señala que tiene poco encaje en el grupo vasco.