Es la economía

Hace unos meses, antes de la aparición del maldito virus[contexto id=»460724″], uno de los pocos dirigentes del PP con importante experiencia judicial y que conoce muy bien la trastienda de la política, Enrique López, contaba a esta periodista que a Sánchez no lo iba a tumbar el PP ni la prensa, sino la economía. Como le ocurrió a Zapatero, al que sus nefastas decisiones económicas, más una Unión Europea que le apretaba las tuercas, le obligaron a adelantar unos meses las elecciones, que ganó por mayoría aplastante el PP.

Aquel PP de Rajoy no tiene nada que ver con el actual, con una bisoñez impropia de un partido que lidera la oposición, así que no es seguro que, en caso de adelanto electoral, Casado se hiciera con la victoria, pero lo que sí parece previsible es que efectivamente la economía se convierta en la pesadilla de Sánchez e Iglesias. De momento, la vicepresidenta Calviño se ha apresurado a tender puentes con el Ibex y además pelea por la presidencia del Eurogrupo, cosa que potenciaría la imagen de España en Europa, hoy deteriorada, pero pondría en un aprieto la coalición de Gobierno. Porque, si Calviño dirige el Eurogrupo, estaría más obligada que nadie a atar en corto a su Gobierno para que cumpla con los criterios que marcan Bruselas, el FMI y el Banco Central Europeo para conceder las ayudas a países miembros. Y como ate en corto, las alegrías con las que Iglesias y sus ministros podemitas tiran de las arcas públicas para promover sus propuestas sociales probablemente se convertirían en promesas incumplidas, con el coste electoral que eso supone. Sobre todo a Podemos.

Vienen tiempos duros. El índice de parados se incrementará en varios millones, han cerrado miles de negocios para nunca más abrir, Bruselas va a exigir una revisión de las pensiones, reducir funcionarios sobre todo en las comunidades autónomas y recortar sus sueldos. A Sánchez e Iglesias se les pondrán las cosas difíciles para mantener sus irritantes sonrisas, irritantes porque aquí ya ha aparecido la pobreza, la miseria.

Ha quedado atrás el confinamiento, que no la COVID-19, porque se mantiene la amenaza de rebrotes. Pero en el futuro inmediato lo que aparece es una sombra negra, la de las cifras económicas… y el empleo.