THE OBJECTIVE
Gerardo Cabrera Campos

Un recuerdo, un prejuicio

En diciembre del 2013 viajé a África. Antes de enrumbar hacia Rabat, en Marruecos, divagué unos días en Madrid: visité los museos importantes, caminé por horas sus calles y maqueté algún relato.

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Un recuerdo, un prejuicio

En diciembre del 2013 viajé a África. Antes de enrumbar hacia Rabat, en Marruecos, divagué unos días en Madrid: visité los museos importantes, caminé por horas sus calles y maqueté algún relato.

En diciembre del 2013 viajé a África. Antes de enrumbar hacia Rabat, en Marruecos, divagué unos días en Madrid: visité los museos importantes, caminé por horas sus calles y maqueté algún relato; pero me quedé sorprendido por muchos subsaharianos que vendías cosillas baratas en la entrada al Parque del Retiro o en las estaciones del metro. En esos días, el tema central en España era la constante migración irregular por Ceuta y Melilla y el rescoldo de la tragedia de Lampedusa. En esos días, claro, no se tecleaba ‘ébola’. 

Entonces llegué a Rabat, al atardecer. La excitación por vivir otro continente era casi desesperante, quería verlo todo. En mi condición de mochilero recorrí Casa Blanca y sus barrios de grafiti, Marrakech y su barbaridad, Esauira, bajé al Sahara por la zona de Zagora, subí a Fez, fumé el hachís…y terminé sentado en el Gran Café de París de Tánger, exhausto por los veinte días de travesía y con una idea clara: no tenía ni la menor idea del África: pude entender, así, lo que Kapu?ci?ski decía. Y no escuchábamos ‘ébola’.

Un recuerdo llegó mientras atravesaba el estrecho de Gibraltar: en una calle cualquiera de Casa Blanca aprecié a muchos subsaharianos vendiendo cosillas baratas. Podría decir que eran los mismos que vi en Madrid. En ese sentido, entendí un poco la dimensión mundial de la migración ilegal. ¿Dónde estaba el ébola? Maldita sea: palabra que tanto aturde ahora. Y que aturdió tanto que el mundo se alteró cuando falleció Robin Williams y a las pocas horas Miguel Pajares, la primera muerte por ébola en Europa. 

Aquí nace el prejuicio: salta una noticia: “Muere un nigeriano en Barajas desatendido por miedo al ébola”. Le estalló una bola de cocaína en el estómago. Es decir, ver a un africano es suponer que tiene ébola, ver a un negro es suponer que tiene ébola. En Italia ya se insultó y golpeó a una mujer de Guinea. No sé qué más puede ocurrir, si ya llegó a América, luego quizás a Latinoamérica, como un prejuicio más. 

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