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Inaki Arteta Orbea

Mediocridad

En las dictaduras, esto va de serie, pero en las organizaciones jerárquicas de apariencia democrática se lleva mucho utilizar la mediocridad para triunfar.

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Mediocridad

En las dictaduras, esto va de serie, pero en las organizaciones jerárquicas de apariencia democrática se lleva mucho utilizar la mediocridad para triunfar.

Cotidianamente, la mediocridad se utiliza como artefacto para insultar. Cuando alguien la utiliza contra nosotros, nos mosqueamos, claro. No es un insulto faltón, pero es de los que llevan una carga de profundidad que ofende. Tenemos claro que somos más o menos del montón, pero que nos lo recuerden…

Hay clases. Tenemos al mediocre involuntario, a quien, por naturaleza o laxitud intelectual, no le atrae nada, ni de su alrededor ni de más allá, es impermeable a la infinita gama de posibilidades que despliega el mundo, la naturaleza, las bibliotecas, que existen precisamente para eso, para despertar la atracción inteligente, sensible y avivar la curiosidad, para sobrevolar la vulgaridad.

Está el mediocre voluntario pero sin aspiraciones. Este esconde, entre otras cosas, una aspiración perversa a confundirse entre la masa para no sufrir lo que sufren los que levantan la cabeza. Cumplir con lo mínimo y tranquilidad en la vida, los reflejos destinados íntegramente a esquivar los problemas.

Pero el espécimen realmente peligroso es el mediocre voluntario con aspiraciones. Ahí está el de la foto y tantos otros que a cada uno le vienen justo ahora a la cabeza. Peligrosos.

En las dictaduras, esto va de serie, pero en las organizaciones jerárquicas de apariencia democrática se lleva mucho utilizar la mediocridad para triunfar. Sé que suena raro, pero en esos ámbitos, parecer demasiado listo no atrae del todo. El punto está en un poco de imagen campechana, mucho de buenrrollismo, manejar twitter y tal y cual. Y en la competición, lo importante es quitarse de en medio al otro, más listo o más trabajador. Te puede abrir el camino al principio, pero después, si ganas…hay que ponerle exactamente el último en la cola.

El poder es otorgado por una mayoría que es una mezcla de mediocres pasivos y de listillos que se intentarán aprovechar de esa patente mediocridad del (los) triunfador(es).

Así que, es más bien evidente que probablemente nadie, en este juego de poder, quiera cambiar mucho las cosas, primero porque es muy duro ponerse a trabajar en los problemas importantes y poder ofrecer soluciones inteligentes y justas. Y segundo porque si eres un mediocre y has llegado al poder, en lo que te tienes que empeñar es en hacer propaganda para mantenerte y eso absorbe. Y si la cosa se pone fea, instauras la pena de muerte.

Pero no hay temor, ni los que quieren romperlo todo para empezar de nuevo van a tomarse ese trabajo. Lo único que pretenden es caernos bien a todos con unos planes viejos, mediocres, que quieren hacer pasar por innovadores.

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