La Navidad y las decisiones

Así es la vida: caminos, bifurcaciones, decisiones. Avanzamos y debemos decidir una y otra vez qué dirección tomar. ¿Cómo acertar? Es imposible.

¿Ven el cuadro que está a la izquierda de esta fotografía, detrás de Obama, en la otra habitación? He tratado de localizarlo en la colección de arte de la Casa Blanca, pero no lo he encontrado. Una persona avanza por un camino y se le ofrecen dos alternativas para continuar. Sin tener pruebas, deduzco que está inspirado en el poema de Robert Frost “Te road not taken”. Ya saben, aquel que dice “Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo / yo tomé el menos transitado /y eso hizo toda la diferencia”.

Así es la vida: caminos, bifurcaciones, decisiones. Avanzamos y debemos decidir una y otra vez qué dirección tomar. ¿Cómo acertar? Es imposible. El camino que se nos presenta atractivo, lleno de árboles frondosos y con fuentecillas en los primeros kilómetros, puede volverse áspero tras el segundo recodo.

Avanzamos sin mapa, sin brújula, sin ruta trazada. Las recomendaciones bienintencionadas de otros viajeros no nos sirven, porque ellos no han transitado por nuestro camino, sino por el suyo. Nuestro camino es solo nuestro y se borrará cuando se evapore nuestra última huella.

La Navidad es una época propicia para reflexionar. Quizás a la luz de la lumbre, cuando se apaguen los ecos del bullicio de la cena, te esté esperando alguna decisión pendiente. Quien sabe. A muchos nos ha pasado.

Viajero, transita tu camino con alegría, camina, vive, decide. Las tres cosas son la misma. Y si me encuentras en algún cruce, por favor, salúdame, será un placer conversar. Feliz Navidad, caminante.