THE OBJECTIVE
María Jesús Espinosa de los Monteros

Filmin o cómo combatir al algoritmo

«Estoy convencida de que el ‘caso Filmin’ desmonta, al menos, 3 grandes prejuicios que habitualmente se asocian a las plataformas»

Opinión
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Filmin o cómo combatir al algoritmo

Si algo he aprendido en estos veinte días de confinamiento es que podría subsistir a base de libros, vino y sesiones en Filmin. Parece una dieta descompensada pero, en realidad, es todo lo contrario. En esta era de la plataformización, la start-up española Filmin ha conseguido brillar como pocas. Y lo ha hecho desde una inversión infinitamente menor que sus competidoras, huyendo al máximo de la dictadura del algoritmo y fijando -ahora digitalmente- la lógica que hizo tan necesarios los videoclubs selectos de hace una década, es decir, una concienzuda selección de historias que nos convocan como seres que ansiamos experiencias únicas. 

Durante la cuarentena todas las plataformas de VDO han crecido. Según el informe Los medios en la crisis del coronavirus realizada por IMOP Insights Top of Mind y Comparte, durante la semana del 16 al 22 de marzo, Filmin creció en registros un 45% en accesos, muy por encima de sus competidores: Amazon Prime Video (+18,6), HBO (+7,8) o Netflix (+7,1). Por supuesto que el gigante norteamericano sigue liderando con un 83, 3% el mercado nacional y Filmin apenas tiene un 4,2%  pero las lecciones que está ofreciendo en este confinamiento son elocuentes.

Probablemente lo más destacado es la reivindicación de la figura de Director Editorial que tiene la plataforma barcelonesa. Jaume Ripoll, confundador también de Filmin, actúa en su cuenta de Twitter como ese dueño del videoclub que no solo te alquilaba la película, también podías mantener con él largas horas de conversación a propósito del cine. La idea de la autoría que se diluye en estos tiempos -no dejen de leer este artículo de Jorge Carrión- también alcanza a la posición editorial. Frente al algoritmo todopoderoso, está Jaume Ripoll y las extraordinarias y divertidas colecciones que monta con su equipo. En ninguna otra plataforma -y las he probado todas- una percibe que pueda dialogar con su catálogo del modo que sucede con Filmin. Ed Finn, en su libro La búsqueda del algoritmo (Alpha Decay) afirmaba que los algoritmos pretenden el desarrollo de una nueva humanidad que se basa en un análisis creativo de la información masiva de datos. La pregunta es: ¿aciertan siempre los algoritmos? O en palabras de Finn: “¿Queremos realmente lo que los algoritmos quieren para nosotros?”.

Además, como empresa que nació en 2006, Filmin ha logrado superar todo tipo de obstáculos: desde la etapa negra de la piratería, pasando por la crisis económica de 2008, la llegada de los gigantes tecnológicos a su sector -Netflix, Amazon o HBO- hasta llegar a esta crisis de la Covid-19 que puede erigirse como un momento histórico para que muchos posibles usuarios empiecen a descubrirla. No dejen de curiosear en el canal Cuarentena que abrieron hace unas semanas y que está formado por películas cuyos protagonistas están atrapados, tienen vecinos sospechosos o viven en mundos apocalípticos y pandémicos.

Estoy convencida de que el ‘caso Filmin’ desmonta, al menos, 3 grandes prejuicios que habitualmente se asocian a las plataformas: en primer lugar, que con dinero es como se consiguen las grandes producciones. Filmin logra más con menos (no se pierdan la iniciativa The Filmin Times, una económica manera de hacer crecer a su comunidad a base de creatividad y buen gusto) . Qué duda cabe que disponer de presupuesto permite llegar a un número amplio de títulos pero, probablemente, lo que Amazon, HBO, Netflix o Movistar + gasten en una o dos campañas, Filmin lo haga para todo el año. En segundo lugar, Filmin nació amando el cine y, muy especialmente, el cine de autor europeo. Su catálogo se ha ensanchado ahora hacia títulos clásicos de Hollywood y selectas series europeas. De manera que nadie, en el sector audiovisual, la perciben como una plataforma que favorece la competencia desleal o la canibalización de talento. Más bien lo contrario, son grandes aliados. Por último, Filmin combina con todo. O dicho de otro modo, en el presupuesto mensual que destinamos a plataformas siempre debería haber un hueco para esta plataforma que ofrece lo que otras no hacen: una disposición de visionado menos febril, más pausado y reflexivo que en otras plataformas. 

Si de algo he sido consciente estos días de confinamiento es que el cuerpo no siempre pide ver lo mismo. Y ahora que nuestros ritmos vitales necesariamente han descendido, el atracón sin medida de series, al menos en mi caso, se ha vuelto irrelevante. Acudo a Filmin con la esperanza de encontrar un momento de belleza con cualquier película de Wilder, Scorsese, Welles, Hitchcock o Allen o a descubrir alguna serie que me ofrezca un relato distinto de la Europa en la que vivo: Exit ha sido un hallazgo sorprendente. Se trata de la belleza de lo que nunca pasa de moda, aunque todo lo que conocemos ya se haya desvanecido.

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