THE OBJECTIVE
Jesús Nieto

Simón el Almendrita

«Simón marca tendencia y, con Sánchez, se nos confirma que lo peor puede estar por venir»

Opinión
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Simón el Almendrita

Néstor Villamor | The Objective

Es la moral de esclavos que decía el otro. O la moral de víctimas, que es lo que tiene este país de aplaudebalcones y de detractores de la Seguridad Social. Simón se ha hecho popular, no cabe duda, pero de ahí a santificarle hay un trecho enorme… tan enorme como los muertos. Dicen que un artista urbano le ha hecho un monumento con azulejos en la calle San Simón de Madrid, y todo esto viene siendo sintomático de la preocupante capacidad acrítica del pueblo español para beatificar a sus verdugos relativos y fotogénicos.

Los prosimones de aquí de España, asintomáticos en lo moral, vienen dando cuenta de lo leve que le es la pandemia a algunos, los privilegiados con balcón y pareja consentidora. El detalle de la almendrita les dio ya a toda esta gallofa la justificación definitiva para tener a un santón: Simón, con sus bandazos, es el populismo naif que quieren explotarnos en las meninges. Cada vez que Simón sale, de invierno o de verano, a este preocupante movimiento sociológico se le destapan los amores y parecen haber encontrado a algo así como un Yahvé de la epidemiología.

Simón, con todo, hizo lo que pudo en el desastre, pero sucede que queremos a los mejores contra el bicho y no a éstos que nos caen tan simpáticos. En el fondo, la proyección mental que los seguidores de Simón se hacen con el coordinador de Emergencias nos advierte de unas patologías psicosociales que hay que consignar.

No se trata aquí de hacerle un traje a Simón, este Médico de Familia de la posmodernidad, este George Clooney de los pobres de espíritu y de los peores momentos de España. Acaso porque Simón es Historia de España, y cuando pensamos en Simón vemos a un pobre Hombre frente al vértigo de esa misma Historia (perdón por mayúscula) que le pone unas octavas menos a la ronquera del Gobierno, a las cloacas de Marlaska y al harén ministerial y proteico de Iglesias.

Simón marca tendencia y, con Sánchez, se nos confirma que lo peor puede estar por venir. Cuando vuelva de cooperante a África -Simón-, lo entenderemos en su plenitud.

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