Y Sánchez, de bolos por Europa

Que en estos momentos la economía española se encuentra en una situación casi caótica es un dato objetivo. Nuestra inflación, que ya era muy superior a la media europea (7,6% frente al 5,6% en la U.E.), está en riesgo de desbocarse aún más por la guerra en Ucrania. El desorbitado precio del petróleo, también descontrolado por la invasión de Putin, está dificultando la actividad de casi todos los sectores económicos por el encarecimiento de sus costes. Al del transporte, que es clave para el funcionamiento del conjunto de la economía, le ha provocado que sea inviable su actividad pues la escalada del precio del combustible ha dejado a sus empresas sin margen de explotación, abocándoles a un funcionamiento en pérdidas. Ha estallado así una huelga más que justificada cuyos efectos sobre el resto de la economía son demoledores. El domingo, el mundo rural ha clamado en Madrid por la desatención del Gobierno nacional. Y mientras todo esto sucede en suelo patrio, Pedro Sánchez ha agarrado el baúl de la Piquer y anda de gira por Europa de bolo en bolo manteniendo, erre que erre, que hasta el 29 ¡Nones!

Entretanto, sus testaferros en España se niegan a dialogar con los camioneros en huelga. ¿Dónde quedó aquel Gobierno que entronizaba al diálogo como si fuera el bálsamo de Fierabrás?, negándoles representatividad formal ¿No sabe valorar nuestra ministra de Trasportes la efectividad material de una huelga?, e incluso les llegan a insultar -son agentes de Putin, en expresión de la ministra de Hacienda-. ¡Vaya tela!

Tamaño desatino no sale gratis. La huelga se extiende y sus efectos, también. Varios sectores económicos (la automoción, la siderurgia, la construcción) han anunciado el desabastecimiento de las materias primas que necesitan, otros (el pesquero, el agropecuario) no pueden dar salida a sus productos, y los consumidores empezamos a notar la escasez de productos alimenticios en tiendas y supermercados. Pero Sánchez, en Europa de bolo en bolo.

Anteayer el Ministerio de Transportes se avino a sentarse a negociar con los transportistas que no convocaron la huelga del sector. Tras la sentada, la ministra comunicó la «histórica» noticia del acuerdo alcanzado que, según ella, dejaba sin justificación la huelga. El resultado real es que, tras el acuerdo supuestamente «histórico», otras tres organizaciones empresariales han decidido secundar la huelga que antes no secundaban. Eso es ser eficaz, ministra. Pero Sánchez, de bolo en bolo por Europa.

Añadiendo crisis a la crisis, mientras nuestra economía se desangra nos hemos enterado por Mohamed VI –¡hay que fastidiarse!– que el presidente del Gobierno español le envió un documento escrito con un relevante contenido referente a la posición española sobre el Sáhara sin haber informado de ello a las Cortes Generales, y sin haberlo pactado ni comentado con el principal partido de la oposición, ni con sus socios de Gobierno, ni con nuestro principal proveedor de gas y afectado directamente por el texto de la misiva. Y todo esto mientras Sánchez está de bolo en bolo.

Pero es que, además Sánchez, que entre bolo y bolo ha realizado el correspondiente mitin para su autobombo particular, no se ha dignado a comentar ni la situación crítica de nuestra economía ni su coqueteo clandestino con el monarca marroquí. ¡Por qué va a tener él que explicar nada a los españoles! Quienes sí han balbuceado algo respecto al problema exterior creado han sido el ministro Albares y su ministerio, haciendo referencia a la salvaguardia de la integridad territorial. ¡Toma ya! Pero, ¿estaba en peligro? Si no lo estaba, y lo «resuelto» se limita a sortear una nueva amenaza del rey de Marruecos con provocarnos otra crisis migratoria, nos han mentido. Pero si fuera cierta la existencia del peligro territorial esgrimido por el Ministerio de Asuntos Exteriores. ¿Por qué no se nos ha informado? 

Definitivamente, Pedro Sánchez y su Gobierno están completamente desnortados. Escuchar a una de sus cuatro vicepresidentas criticar abierta y contundentemente el ronroneo secreto del presidente español con Mohamed VI, constituye el enésimo signo del grado de descomposición de la coalición social-podemita. Mientras esto se confirma día a día, nuestra economía se desploma.