THE OBJECTIVE
Lucía Etxebarria

'Jony el Mafia' y la máquina del fango

«Un asesino confeso ha hecho el truco de declararse mujer para conseguir privilegios en prisión y para conseguir que le trasladen a una cárcel femenina»

Opinión
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‘Jony el Mafia’ y la máquina del fango

Interior de una cárcel de mujeres. | Europa Press

En su barrio le llamaban Jony el Mafia, desde pequeño. Luego se lo llamaron en todo el pueblo, porque se paseaba con navajas por la calle.

Una de las vecinas relataba a un periódico que el Jony «acosaba y molestaba a las niñas en los colegios donde estuvo del Valle, Betancuria o Antigua. Las amenazaba continuamente». La vecina insistía en mantener el anonimato. Le tenía mucho miedo al Jony. Otro vecino añadía: «Aquí tuvimos muchos problemas con él. No sólo se dedicaba a quemar papeleras, sino que a una señora mayor le tiraba piedras y hierros a la ventana de su casa. Lo denunciaron por este motivo hasta en dos ocasiones, pero siguió igual». Una tercera insistía en que a sus hijas «también las molestaba, las amenazaba, se lo dijimos varias veces a la familia pero no hicieron caso». Los periodistas que trataron el caso en su día cuentan todos que el barrio de Valle de Santa Inés vivía aterrorizado.  No se atrevían a denunciar porque pensaban, con razón, que, si lo hacían, Jony el Mafia podía matarlos.

Jony acosaba a menores por internet. Las elegía a partir de sus perfiles de Instagram y les enviaba mensajes. Mensajes con fotos de armas en las que decía que iba a matarlas. Cuando las niñas le bloqueaban, él se creaba nuevas direcciones. A una de ellas le estuvo enviando mensajes durante varios años. La víctima se llamaba Lorena. Recuerden el nombre. Varias le denunciaron, pero ellas estaban en la península y el Jony estaba en Canarias. Nunca hubo juicio,

La Guardia Civil le requisó en su vivienda en Valle de Santa Inés, municipio de Betancuria un auténtico arsenal de armas, algunas de ellas preparadas para disparar, y abundante munición. Luego se supo que el arsenal lo había conseguido mediante el robo a una armería. 

Una tarde de julio de 2018 se puso guantes para no dejar huellas, y una chaqueta de mangas largas y con capucha, aunque hacía muchísimo calor, para que las cámaras de la calle no pudieran identificarle. Llevaba en la mochila un martillo, dos navajas y una cuerda. Y una llave de la casa de Vanessa, que había robado tiempo atrás, cuando aún le permitían entrar en aquella casa. No se lo permitían desde el día en que intentó tirar a Vanessa por un barranco. Pero la familia no denunció, porque Vanessa era su prima.

Jony conocía de sobra todos los movimientos y rutinas de Vanessa y su familia, no solo porque se trataba de su prima sino porque llevaba años acosándola. Sabía a qué hora iba a estar sola y dormida, con una situación de «imposibilidad absoluta de defensa», tal y como dijo el Fiscal.

La despertó a golpes. Aunque Vanessa reaccionó y se levantó, le asestó más de 30 martillazos en la cabeza, la violó analmente con un objeto, la estranguló y eyaculó sobre el cuerpo. Vanessa tardó en morir, Jonathan quiso que así fuera, porque quería disfrutar de la tortura. Vanessa sufrió 22 golpes en la cabeza con un martillo. De ellos, 10 fueron en la cara. Vanessa gritó y suplicó ayuda. Cuando Vanessa cayó al suelo, herida de muerte, él siguió golpeando. En total, más de 30 martillazos.

Vanessa tardó en morir, se fue en medio de un sufrimiento intenso. El forense determinó que había una parálisis del esfínter, lo que quiere decir que fue violada analmente mientras aún estaba viva, pero de forma contundente, sin dilatación anal, lo que debió suponer un dolor inimaginable.

Cuando comprobó que Vanessa estaba muerta, Jonathan, con la mayor sangre fría, dio vuelta al colchón para ocultar las manchas de sangre, huyó a su casa, colindante con la de Vanessa, saltando por una zona de terrazas, para evitar la vía pública y encontrarse con alguien. Todo planeado y premeditado. Ya en su casa, se duchó y, tras meter en una bolsa sus ropas y utensilios, los tiró dentro de otra vivienda cercana deshabitada desde hacía años.

Jonathan acudió al sepelio de su prima. Y más tarde al entierro.  

No había dejado huellas. Porque había calculado muy bien el crimen. Pero todo el mundo sospechó de él. Como ya he escrito, un año antes había llevado a Vanessa a golpe de navaja hasta un barranco y había amenazado con despeñarla. Uno de sus colegas le delató y alertó a la policía del paradero de la casa abandonada. Allí se encontraron las ropas de Vanessa, con ADN de Jonathan.

Jonathan es un psicópata. No porque lo diga yo. Un psicólogo clínico con mucha más experiencia de la que tengo yo se quedó espeluznado cuando escuchó el caso y dijo estas mismas palabras: «menudo psicópata”. Javier Urra, psicólogo forense, también se quedó de piedra cuando conoció el caso. «No puedo sino manifestar una profunda repulsa ante lo que pueda acontecer. Las víctimas potenciales, y las que lo fueron, demandan de la sociedad y sus legisladores menos ideología y más cordura. Y, por ende, Justicia», aseguró.

En el juicio, Jonathan se auto declaró mujer y se vivió la surrealista experiencia de que, ley trans Canaria mediante, el abogado defensor se refiriera a su cliente como Lorena. Sí, Lorena, el nombre de una de sus víctimas. El nombre de una menor de edad que recibió cientos, miles de mensajes con amenazas de muerte. Jony es chungo hasta para elegir nombres.

Decenas, cientos de mujeres que habíamos leído el borrador de la ley trans nacional advertimos de que Jony el Mafias podía acabar en una cárcel de mujeres. Nos llamaron tránsfobas y fascistas, a mí me «tiraron» el perfil. Es decir, lo denunciaron sin parar hasta que desapareció.

Una de las niñas que había sido acosada por Jonathan estaba dispuesta a concederme una entrevista para que la publicara, pero le acosaron de tal manera que no se atrevió a hacerlo.

Jonathan se ha autoidentificado mujer. Hoy se llama Lorena. Actualmente goza de privilegios en la cárcel. Disfruta de una celda aislada, protegido de forma que el resto de los internos no pueden agredirle, algo que le suele suceder a los violadores. Sólo puede ser cacheado por funcionarias de sexo femenino, lo cual imagino que le encanta y le excita. Y cuando alcance lo que han dado en llamar el «fenotipo femenino» (a saber, lo que se entiende por eso) podrá ir a una cárcel de mujeres.

Este tipo de agresores sexuales no tienen cura, como cualquier criminólogo les podrá explicar. La ciencia no ha encontrado ninguna solución para los acosadores/agresores sexuales en serie. A Jonathan le excitan las mujeres y le excita a hacer daño a las mujeres, tal y como quedó demostrado.  El mismo relató en el juicio que cuando empezó a agredir a su prima no pudo frenar

Ley trans mediante, el Estado Español está pagando a Jonathan un tratamiento de reemplazo hormonal que puede suponer unos 400 euros al mes a costa del contribuyente. Sí, se lo estamos pagando usted y yo.

El Estado Español no me paga a mí unas gafas, pese a que no puedo ver sin ellas. No soy capaz ni de leer los letreros de las tiendas. Ni le paga a usted el arreglo de la boca, ni el audífono a su padre, ni ayuda a los enfermos de ELA. Pero le paga un capricho a un monstruo. 400 euros al mes, 4.400 euros al año durante el resto de su vida. Y los implantes mamarios, si los pide, 3.000 euros más.

Enviar a Jonathan a una cárcel de mujeres supondría poner en peligro a todas las presas. ¿Recuerdan ustedes cuando se escapó El Piojo? Los funcionarios de prisiones ya avisaron de que sus condiciones son complicadas, y de que aquel día solo había dos funcionarios en el recinto, de forma que la fuga del butronero fue coser y cantar. Imaginen, en semejantes condiciones, cómo se puede garantizar la seguridad de las presas con un psicópata violento en la cárcel. 

Jonathan, condenado por el asesinato de su prima Vanessa, aseguró en el juicio que había iniciado un proceso de cambio de género. | EFE

Así que recapitulemos:

Se trata de un acosador en serie cuyo comportamiento antisocial comenzó cuando era menor de edad. Indicativo claro de psicopatía. Su comportamiento ha ido avanzando en escalada de violencia. Otro check para la Escala de Hare.

Planificó cuidadosamente el asesinato de su prima. Según su tía, que le conoce desde niño, lo estuvo planificando durante dos años. Desde que robó la llave de casa de Vanessa. Añada usted otro check. 

¿Qué más necesitamos? Mentira patológica, manipulación, ausencia de sentimiento de culpa, impulsividad, irresponsabilidad, falta de autocontrol, delincuencia juvenil… Jonathan puntúa en todo. Y si hubiera pasado por una evaluación psicológica hubiera recibido, no me cabe duda, un diagnóstico de psicopatía.

Pero es que la ley trans prohíbe expresamente que se le haga una evaluación psicológica a la persona que se identifique de otro sexo que no sea aquel con el que nació.

El truco de declararse mujer para conseguir privilegios en prisión y para conseguir que le trasladen a otra cárcel está tan preparado como el asesinato de su prima.

Usted le está pagando unos 4.400 euros al año, pero la seguridad social no me paga a mí las gafas que necesito para sobrevivir, ni le paga a usted el dentista ni el audífono de su padre.

Pero, ¡no se vayan, que aún no hay más!

Según cuenta El Cierre Digital, seis presos de la cárcel de Asturias ya se han acogido a la ley trans con la intención de requerir su traslado al módulo de mujeres. Dos de estos seis presos ya han solicitado el cambio de sexo en el Registro Civil de Llanera y los otros cuatro solicitarán la rectificación. Uno de ellos en prisión por violencia de género y acoso.

«Piense que al violador y asesino de Vanessa le estamos recompensando con privilegios. Y le pagamos el tratamiento de reemplazo hormonal entre todos»

Joaquín Leiva, portavoz de ACAIP-UGT, declaró a El Cierre Digital que «esta situación se ha producido en Asturias como podría haberlo en cualquier otra prisión. Desde los primeros borradores nosotros ya advertimos que se podía producir una situación compleja en los centros penitenciarios, pero no se tuvo en cuenta en la elaboración de la ley. Es evidente que la Ley Orgánica General Penitenciaria es una de las pocas leyes que segrega por sexo».

Numerosos funcionarios de prisiones me han contactado tanto a mí como a otras compañeras para contarnos casos parecidos en toda España, pero no se atreven a hablar por miedo a represalias, dado que la ley trans incluye, en su apartado de sanciones, multas para aquellos que se atrevan a dudar de la identidad de género de cualquier persona que se autodetermine como trans.

Cuando esta noticia se contó en Espejo Público, la presentadora Lorena García Díaz preguntaba cómo no había habido nadie que supervisase esta decisión. Pues porque la ley trans lo ampara. Porque la ley trans exige que cualquier persona que decida cambiar su sexo en el registro pueda cambiarlo. Y afirma que si un hombre decide solicitar tratamiento de reemplazo hormonal hay que proporcionárselo. Independientemente de si es un asesino o un violador.

Y, ¿cómo es que Lorena García Díaz no sabía nada de esto? Pues porque llevábamos avisando desde hace años, pero se movió la máquina del fango, el mecanismo de la propaganda política. Y nos acusaron de tránsfobas, de fascistas o nos crearon campañas de difamación. Había muchísimo dinero para crear campañas, de forma que nadie nos escuchó. No se puede decir que yo no hablara sobre esto. Escribí artículos sobre el tema, alertando de que esto podría suceder. Hubo muchas compañeras alertando… Pero nos decían que nunca sucedería. Desde diferentes cargos en el Gobierno se dijo que eran bulos, que no sucedería.

¿Recuerdan a Irene Montero diciendo «no se conoce ninguna reducción de condenas y no se va a conocer»? Pues lo mismo.

Piensa usted en Vanessa y en la tortura que sufrió antes de morir. Piense usted en Sonia, la madre de Vanessa que encontró el cadáver de su hija en casa. Con la cara destrozada a martillazos.

Piense usted en Nayara, la prima de Vanessa, su mejor amiga, que tendrá que vivir el resto de su vida con la vergüenza ajena de que en la televisión hayamos visto a un reportero refiriéndose a Jonathan como «la reclusa», y siempre con adjetivos en femenino. 

Piense que al violador y asesino de Vanessa le estamos recompensando con privilegios. Y le pagamos el tratamiento de reemplazo hormonal entre todos, aunque usted tiene que pagarse sus gafas y el dentista.

Y piense en las reclusas de la cárcel de mujeres de Tenerife, a las que se va a poner en peligro cuando llegue este monstruo.

Ya puestos, piense usted en esas 117 víctimas de violación que han visto cómo excarcelaban a sus violadores. Y en esas otras mil víctimas de violación que han visto como les reducían la condena a sus agresores. Todas estas mujeres han tenido que revivir la pesadilla que creían olvidada y han tenido que pagar un procurador y un abogado para oponerse a la petición de la parte contraria. Y, excepto en casos muy particulares, en los que disponían de justicia y gratuita, todas ellas han tenido que desembolsar al menos dos mil euros.

Usted probablemente sabe que Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia, dimitió. Lo que usted no conoce es la razón final. La razón final se llama Isla Bryson . Cuando se autodefinía como hombre era Adam Bryson, un hombre que había violado a dos mujeres. Tal y como hizo Lorena, Adam se declaró mujer en pleno juicio. Según la ley escocesa, al igual que en la ley española, ya era mujer, con solo decirlo. Podía conservar sus genitales. Le bastaba con tomar algo de hormonas y ponerse una peluca, Adam/ Isla acabó en una prisión de mujeres. Un violador, con su dotación genital intacta, en una cárcel femenina. El escándalo fue tal que Nicola Sturgeon acabó por dimitir.

¿Cómo puede ser que en España, con un caso muchísimo más aterrador, en el que no solo se ha violado, sino que se ha torturado y asesinado a una mujer con saña, en un crimen premeditado y planeado, por parte de un hombre que previamente había acosado a mujeres de todas las edades y sembrado el terror en su barrio, no haya saltado escándalo alguno?

La respuesta se llama máquina del fango. Propaganda política. Censura y silenciamiento.

Nuestro Gobierno dispone de una red  de afines que mueven un mecanismo de propaganda política tan eficaz como para que que incluso una periodista como Lorena no conociera el caso. Porque a todas aquellas que habíamos intentado sacarlo a la luz nos habían coaccionado, censurado e incluso amenazado. Y, tal y como he contado, una de las víctimas de Jonathan que estaba a punto de conceder una entrevista no la concedió por las amenazas recibidas en redes. ¿Le amenazó el Gobierno? No. No, directamente, claro. Pero cuando desde el Gobierno se dice que no pasará lo que ha pasado, cuando se nos llama fascistas a las que alertamos, quien se relacione con nosotras recibe amenazas e insultos. Siempre ha sido así.

Si usted es mujer, ¿se verdad cree que está usted a salvo? ¿Qué tiene usted una capa de invisibilidad que le concede poderes mágicos y que a usted nunca le iba a pasar? ¿Que en un país donde se denuncian cinco violaciones al día y no se contabilizan las otras 95 que no se denuncian, usted disfruta del don de la invulnerabilidad? Nadie le garantiza que usted no sea la próxima víctima y que su violador, en lugar de pasar veinte años en la cárcel pase cinco, y además pueda pasar parte de ellos en una cárcel femenina. Y después, al salir, es tan simple como dejar de tomar la medicación, retirarse los implantes mamarios y, oh sorpresa, hombre otra vez, dado que no se exige a nadie que se haga una vaginoplastia. Y puede mantener su pene, tal y como, según cuenta Sonia, madre de Vanessa y tía de Jonathan, pretende mantenerlo Jony.

Si usted es mujer, o si usted no es mujer, pero usted tiene una madre hermana hija, amiga, compañera mujer, le voy a pedir un favor.

Puede que yo a usted le caiga mal, o muy mal, o rematadamente mal. Olvídese de mí por una vez. Haga correr esta historia, haga que este caso se sepa. Avise de que la ley trans permite que cualquier delincuente hombre que se autoidentifique como mujer reciba privilegios y acabe en una cárcel femenina. Incluso si es un hombre que ha violado a mujeres, si las ha acosado o las ha asesinado. No, no es un bulo ni nos lo estamos inventando. Ya está pasando y va a seguir pasando.

No permita usted que de aquí a tres años cada cárcel española tenga a su violador metido dentro, como el lobo dentro del corral de gallinas. Ponga usted su granito de arena para detener este despropósito. Por Vanessa, por Sonia, por Nayara, haga usted correr este artículo. Y, ya de paso, por usted misma si es mujer, o por cualquier mujer que tenga usted alrededor y por la que sienta cierto aprecio, si es usted un hombre

No permita que el Gobierno Misógino siga contando con las ruedas de una maquinaria de propaganda para ocultar las consecuencias de sus leyes chapuza y el daño que estas chapuzas nos hacen a las mujeres. 

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