THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

La tragedia sin solución

«Con razón se suele despreciar la equidistancia. Pero el maniqueísmo, propio de corazones recalentados, es una enfermedad infantil de la inteligencia»

Opinión
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La tragedia sin solución

Ilustración de Alejandra Svriz.

El medio The Economist trae un interesante análisis, obra de Shlomo Brom, general (retirado) de las fuerzas armadas israelíes, de algunas causas que han llevado al asalto terrorista a las comunidades judías cercanas a la muralla que separa Israel de la franja de Gaza. A renglón seguido, dos párrafos de interés:

«En 2009, Netanyahu pronunció un discurso en la Universidad de Bar-Ilan en el que declaró su aceptación de un Estado palestino con varias condiciones. A pesar de ello, abandonó el proceso político con los palestinos, llegando a dejar claro que se oponía a la creación de un Estado palestino. Sustituyó el proceso político por una estrategia de ‘divide y vencerás’, cuyo objetivo era debilitar al Gobierno palestino de Ramala en Cisjordania y reforzar el poder de Hamás en la Franja de Gaza. Netanyahu creía que era la mejor manera de garantizar que no fuera posible ningún proceso político viable».

«El primer ministro llevó esta política a un nuevo nivel al formar su actual Gobierno: una coalición con partidos extremadamente religiosos y ultranacionalistas, que declararon abiertamente que Israel nunca permitiría la creación de un Estado palestino, ni daría igualdad de derechos a los palestinos en el marco de una solución de un solo Estado, ni detendría el saqueo de sus tierras mediante la construcción de asentamientos. Esta política hizo que la mayor parte del ejército israelí se desplegara para proteger a los colonos judíos de Cisjordania, en detrimento de la protección de la frontera con la Franja de Gaza».

Como dice Lawrence Freedman, acreditado profesor de Estudios Bélicos en el King’s College de Londres y autor de varios libros sobre estrategia militar, en un análisis interesantísimo que Letras Libres publica en abierto, «el apoyo activo del Gobierno a los grupos extremistas que alborotan Cisjordania y Jerusalén ha hecho que las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) se desvíen para protegerlos. Esta es una de las explicaciones de los puestos de guardia vacíos y las delgadas líneas de defensa en la frontera con Gaza, que afectaron a la capacidad de responder a los ataques».

«Me tildarían de antisemita si osase decir que Israel es un país colonialista, racista, regido por la extrema derecha ultrarreligiosa»

Ahora, mientras todas las energías han de centrarse en ganar la guerra, prosigue Freedman, urge «destituir a los miembros más polémicos y disruptivos del Gobierno, en particular Bezalel Smotrich y el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, un ultraderechista que se ha ocupado de agravar las relaciones con los palestinos sin prepararse para las consecuencias».

Para mencionar el «saqueo de las tierras» de los palestinos y del «alboroto en Cisjordania y Jerusalén» —siendo el «alboroto» la instalación de medio millón de colonos ilegales en Cisjordania y el asentamiento de 200.000 en Jerusalén Este— he elegido a dos analistas extranjeros, reputados y racionales, uno judío y el otro, a juzgar por su apellido, también, porque si llego a citar a una fuente árabe los demócratas me tildarían de antisemita, y esto me molestaría.

También me tildarían de antisemita si osase decir que Israel es un país colonialista, racista, regido por la extrema derecha ultrarreligiosa, que expande sus dominios mediante la usurpación de tierras árabes, amparado por la legitimidad moral que le dan las seculares persecuciones a los judíos en toda Europa, que culminan en la Shoa, y por ilusorios derechos de propiedad sobre la tierra donde vivieron los ancestros de sus actuales habitantes. Pero no oso.

Por respeto a árabes, persas y demás pueblos de Oriente Próximo, tampoco osaré decir que han hecho la vida imposible o directamente ha expulsado o puesto en fuga a sus minorías hebreas. Irán, Turquía y la mayoría de los países árabes no son precisamente el paraíso soñado de la democracia, el respeto a la mujer, la tolerancia con el diferente y la eficacia económica.

«La población de Gaza eligió para gobernarla a Hamás, organización belicista y terrorista»

La población de Gaza, desquiciada por las humillaciones y la miseria, eligió para gobernarla a Hamás, organización belicista y terrorista a cuyas grotescas orgías de charcutero en parapente hemos asistido días atrás. Israel eligió a Netanyahu, o sea el palo al mono hasta que hable inglés o se vaya al infierno.

Estamos ante dos pueblos del Libro, y el libro de cada uno dice la Verdad, la verdad textual, sin matices, sólo que son verdades contradictorias.

De manera que no asistimos a un conflicto resoluble sino a una tragedia, y la tragedia es un género que se caracteriza porque el héroe, ante un dilema decisivo, tiene que elegir entre dos soluciones, y elija la que elija lo estropeará todo.

Desde luego que ahora quien pueda elegir va a elegir la solución peor, que es la que ya ha anunciado el Gobierno israelí, o sea la demolición explosiva del gueto de Gaza y la eliminación o expulsión de sus dos millones y medio de habitantes, que ya están siendo sometidos a una venganza de tierra calcinada.

Con razón se suele despreciar la equidistancia, propia de corazones tibios. Pero el maniqueísmo, propio de corazones recalentados, es una enfermedad infantil de la inteligencia.

Por favor no me enviéis banderitas al WhatsApp.

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