Rusia amenaza a Indra con sanciones tras romper un contrato por la invasión de Ucrania
La compañía española rescindió tras el inicio de la guerra y de forma unilateral su acuerdo para el mantenimiento del centro de control del aeropuerto de Rostov
Vladimir Putin en una intervención tras el inicio de la invasión de Ucrania. | Europa Press
El Gobierno de Vladimir Putin ha amenazado a Indra con la imposición de sanciones después de que la compañía española decidiese, tras la invasión militar de Ucrania, rescindir de manera unilateral el único contrato que tenía suscrito con Rusia, concretamente el del mantenimiento del centro de control aéreo del aeropuerto de Rostov del Don, según desvela un portavoz de la sociedad semipública a THE OBJECTIVE.
El contrato, firmado en diciembre del año pasado por un importe de 300.000 euros, incluía una visita trimestral de técnicos de Indra para realizar labores de mantenimiento de los equipos que Rusia adquirió hace unos 15 años para la torre de control del citado aeropuerto y que no se han renovado desde entonces.
La primera de estas visitas, la correspondiente a marzo, no se llegó a producir ya que fue cancelada tras la rescisión del contrato por parte de Indra a raíz de que Rusia desatase las hostilidades el 24 de febrero contra el país vecino. Precisamente, una de las primeras decisiones que adoptó Moscú fue cerrar el espacio aéreo a las aeronaves civiles en su frontera occidental con Ucrania y Bielorrusia.
Por ello, todos los vuelos civiles desde el aeropuerto de Rostov del Don fueron cancelados, quedando únicamente operativo para vuelos militares. Este hecho motivó la preocupación de Ucrania ya que el aeródromo se encuentra muy cerca de la frontera con las regiones separatistas del Donbás y está siendo utilizado por el Ejército de Putin para el despegue y aterrizaje de aeronaves que bombardean territorio ucraniano.
El contrato de Indra, en el punto de mira de Kiev
La compañía tecnológica se desmarca del actual uso militar del aeropuerto que está haciendo Rusia y así se lo ha transmitido a las autoridades ucranianas. «Mientras Indra ha operado en el centro de control aéreo de Rostov del Don, este tenía un carácter exclusivamente civil», subraya el citado portavoz.
Este contrato de Indra con Rusia ha estado en el punto de mira de Kiev por las implicaciones que tenía para la guerra y fue mencionado por el embajador ucraniano en España, Serhii Pohoreltsev, en un artículo en El Economista como uno de los acuerdos comerciales españoles que aún estaban vigentes con la Rusia de Putin tras la invasión.
Tanto la empresa tecnológica, cuyo principal accionista es la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) con un 25%, como el propio Ministerio de Hacienda del que depende la SEPI, han insistido en las últimas semanas a las autoridades ucranianas en que se había ido más allá de la suspensión de la que se habló en un primer momento.
En concreto, la parte española ha dejado claro a Pohoreltsev que se trata de una ruptura de facto del acuerdo de renovación firmado en diciembre con Moscú. Y que la mejor prueba de que se trataba de una rescisión del mismo es que el Gobierno de Putin ha amenazado en las últimas semanas con decretar sanciones contra Indra por este motivo.
El mercado ruso nunca ha sido prioritario para Indra. La sociedad española está presente en 140 países en la actualidad y este contrato de mantenimiento en el centro de mando y control del aeropuerto de Rostov del Don es de escasa cuantía y el último que permanecía vigente en Rusia desde la entrada de la tecnológica en este país en la década de los noventa tras la caída de la URSS. En su momento, también tuvo contratos de mantenimiento en uno de los aeropuertos de Moscú y en el de Mineralnye Vody, una localidad del Cáucaso cercana a Georgia.
A diferencia de Indra, quienes siguen operando en Rusia son Acerinox, los grupos Borges y Fuertes, así como Maxam y Talgo tras más de 100 días de guerra en Ucrania, mientras que Fluidra continúa vendiendo sus productos en este país. Todo ello pese a las presiones internacionales, a los compromisos de los Gobiernos y a los sucesivos bloqueos comerciales contra el Kremlin que han provocado que una oleada de empresas de todo el mundo abandonen el gigante eurasiático en protesta por la escalada bélica en suelo ucraniano.
Así lo refleja la última actualización del 26 de mayo de la Yale CELI List of Companies a la que tuvo acceso THE OBJECTIVE, la base de datos creada por la Universidad de Yale que mensualmente actualiza el estado de las empresas extranjeras presentes en Rusia. El objetivo de esta investigación es presionar públicamente a las compañías que todavía están en Rusia para ayudar al boicot económico contra el Kremlin. De hecho, Yale indica que este informe pone en valor la decisión de las multinacionales de abandonar el mercado ruso a pesar de la millonaria pérdida de negocio que ello implica.
La salida de todas las empresas extranjeras de Rusia es una de las peticiones más repetidas por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en sus constantes apariciones públicas. En el caso español, se generó gran polémica a principios de abril tras su intervención mediante videoconferencia ante el Congreso de los Diputados donde señaló a Porcelanosa, Sercobe y Maxam por seguir haciendo negocios en Rusia. Las dos primeras contestaron que no mantenían relaciones comerciales desde el inicio del ataque a Ucrania y Maxam argumentó que sus fábricas habían sido expropiadas en la práctica por el Kremlin.
Sin embargo, esta nueva actualización de Yale refleja que además de Maxam, otras seis empresas españolas siguen operando y vendiendo sus productos en Rusia de un total de 223 multinacionales de todo el mundo. Entre ellas no está Indra. Una presencia que, pese a ello, todas estas empresas niegan: la mayoría de ellas alegan que todo se debe a un malentendido y que han pedido una rectificación a Yale que todavía no se produce.
