Nuevos audios de Corinna condicionan el pleito por acoso en Londres contra Juan Carlos I
El pódcast sobre la relación sentimental de la empresaria con el Rey se estrenará la víspera de la audiencia en la Corte de Apelaciones
El estreno del pódcast de ocho capítulos sobre la relación sentimental de Juan Carlos I y Corinna Larsen coincidirá en el tiempo con la celebración de la audiencia en la Corte de Apelaciones de Londres donde se dirime la demanda por presunto acoso que la empresaria germano-danesa presentó el año pasado contra el Rey emérito, según fuentes solventes a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
Los dos primeros capítulos de la serie Corinna y el Rey se darán a conocer en todo el mundo el próximo 7 de noviembre en las plataformas Apple Podcasts, Spotify, Stitcher, Overcast, Pocket Casts y Amazon Music, mientras que el Tribunal de Apelaciones ha convocado para los días 8 o 9 la vista en la que se analizará el recurso de la defensa de Juan Carlos I contra la demanda de Larsen.
El primero de los capítulos desvela, por ejemplo, un apodo que utilizaba el rey Juan Carlos I con algunos conocidos, a los que se presentaba como «señor Sumer». Se trata de un acrónimo de Su Majestad el Rey. Cada lunes se podrá escuchar un nuevo capítulo, por lo que el pódcast se extenderá hasta el mes de diciembre, momento en el que la Corte londidense se pronunciará previsiblemente sobre la reclamación del Emérito, según las citadas fuentes.
Los abogados de este último únicamente podrán poner en cuestión ante el tribunal los actos ocurridos entre abril de 2012 y junio de 2014. Por lo tanto, al período previo a la abdicación de Juan Carlos I en base a su inmunidad hasta entonces como jefe de Estado.
La misma Corte de Apelaciones ya estimó el pasado mes de julio que los hechos por los que Corinna acusa al Emérito desde junio de 2014 hasta finales de 2020 sí que se pueden enjuiciar bajo la legislación británica, avalando de esta forma la tesis del juez Matthew Nicklin, del Tribunal Superior de Londres y que en marzo rechazó que Juan Carlos I se pueda acoger a la inmunidad que tenía como monarca ante la demanda por presunto acoso presentada en Inglaterra por su examante.
Los abogados de Corinna pidieron en esa sesión que la parte contraria se hiciera cargo de las costas judiciales por 230.000 libras (299.000 euros), pero el juez Nicklin consideró que ese aspecto se dirimirá más adelante y consideró que ambas partes disponían de «recursos suficientes» para afrontar el proceso.
La exprincesa presentó en agosto una nueva versión de su denuncia por acoso contra el Emérito. La principal novedad fue que habían desaparecido todas las referencias al CNI y, por tanto, cualquier participación de los servicios de inteligencia en los hechos que denuncia. Este cambio tendría como objetivo reforzar la idea de que don Juan Carlos actuó como un ciudadano privado y no como jefe del Estado, circunstancia clave en el debate sobre si conserva su inmunidad o no que está dirimiendo la Justicia británica, según publicó El Mundo.
Corinna Larsen demandó al rey Juan Carlos por acoso en diciembre de 2020. La demanda fue elevada unos meses después y, en ella, pidió una orden judicial que impida al padre de Felipe VI comunicarse con ella, seguirla, difamarla o acercarse a una distancia inferior a los 150 metros.
La demanda, de 29 páginas, incluyó varios supuestos incidentes en los últimos años con los que la empresaria sustenta su denuncia contra el Rey emérito por acoso. El más reseñable de estos sucesos consiste en dos disparos efectuados contra su finca privada de Shropshire el 14 de abril de 2020, día que coincide con el octavo aniversario del polémico accidente de Botsuana.
Corinna afirmó en su denuncia que ha sufrido una serie de «intrusiones» en su vivienda de Chyknell Hall, ubicada en una finca de 80 hectáreas del condado de Shropshire, en la región de las Midlands del Oeste y no muy lejos de la ciudad de Birmingham. Y apuntó directamente a «agentes o contratados» de Juan Carlos I o del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como los autores de estos hechos, aunque luego retiró la referencia a los servicios secretos españoles.
El primero de estos incidentes ocurrió el 21 de junio de 2017, cuando la consultora se levantó por la mañana y encontró que alguien había hecho «un agujero perfectamente perforado en la ventana del dormitorio, justo enfrente de su cama». Corinna precisó en la denuncia -firmada bajo juramento- que nadie intentó entrar en la casa en la que vive con su hijo Alexander y que este asunto fue denunciado a la Policía británica.
El siguiente suceso consistió en los citados disparos del 14 de abril de 2020, que rompieron «las lentes de las cámaras de la puerta principal». Las imágenes del circuito cerrado de seguridad no apreciaron a «ninguna persona armada» en la entrada y Corinna sugirió la presencia de un francotirador en las inmediaciones, ya que los tiros «se tuvieron que hacer con un alto nivel de puntería para acertar a las cámaras, dado que hay 130 metros de distancia desde la calzada». No hubo ninguna intrusión en la finca y estos impactos de bala también se denunciaron ante la Policía.
Sin embargo, la consultora germano-danesa indicó a renglón seguido que entre el 30 de abril y el 3 de mayo de 2020 se detectó un intento «infructuoso» de acceder al citado sistema del circuito cerrado de seguridad y que al día siguiente -4 de mayo- sí que hubo un hackeo que causó «la pérdida del material grabado». Y justo esa semana, concretamente el 7 de mayo, «un dron fue observado sobre la finca», un hecho «inusual» ya que su terreno privado está «bastante lejos de la carretera».
Corinna también relató varios episodios de «interceptación de comunicaciones» en los que se intentó acceder supuestamente a su móvil y a su ordenador portátil, después de que en el otoño de 2018 el fiscal suizo Yves Bertossa abriera una investigación sobre la Fundación Lucum.
«A partir de entonces, la demandante experimentó problemas con su móvil que continuaron de forma intermitente en los siguientes meses», indicó la empresaria en su demanda. En concreto, denunció que su aparato se calentaba de repente y que la vida de la batería del teléfono «se redujo drásticamente» en un momento dado. También hubo «clics y ecos audibles en la línea» y otra serie de interferencias. «A pesar de cambiar de teléfono, estos problemas persistieron», subrayó.
Regalos a personas cercanas a Corinna
Asimismo, se enumeraron varios regalos que Juan Carlos I hizo a personas próximas de Corinna y que esta última dedujo que fueron intentos de soborno para conocer sus movimientos, así como con quién se reunía. El primero de estos obsequios fue al chófer de Corinna en 2014 tras la abdicación del Emérito.
En concreto, consistió en un «caro Rolex Daytona» con las iniciales de Juan Carlos I en su reverso. Tras ello, en noviembre de ese año, el jefe de los escoltas del jefe del Estado, el teniente coronel de la Guardia Civil Vicente García-Mochales, se acercó al chófer y le preguntó si quería ser también el conductor del Emérito cuando estuviese en Londres y con el mismo vehículo que utilizaba para ella.
Solo le puso una condición: que le ocultase ese trabajo a Corinna. «Cuando el conductor de la demandante se negó, Mochales se puso nervioso y le pidió que no dijera nada a la demandante sobre su solicitud. El chófer se negó de nuevo», hizo hincapié Corinna en su denuncia.
Otro episodio similar ocurrió en febrero de 2017, cuando el Rey emérito escribió un mensaje a la asistente personal de Corinna –Noelia Muñoz– con el siguiente texto en español: «Estoy aquí para lo que sea necesario. Esperaré noticias». En marzo de 2018, Juan Carlos I envió un saludo «no solicitado» a la misma persona con motivo de la Semana Santa. «Se infiere que el demandado deseaba captar tanto al chófer como a la asistente personal de la demandante (Corinna) como fuentes de información para saber sus movimientos, con quién se reunía y asuntos en general», concluyó la empresaria germano-danesa.