¿Merece José Luis Rodríguez Zapatero la medalla de oro por el fin de ETA?
El prestigioso coronel de la Guardia Civil Sánchez Corví ya cometió antes un error similar
Lo dijo textualmente el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero durante una entrevista con Carlos Herrera en la Cope: «Bajo mi gobierno se terminó ETA, se entregó ETA, se rindió ETA. Sí, lo digo y lo afirmo, y lo sé. Fue bajo mi gobierno». Palabras muy meditadas, ciertas, pues el 20 de octubre de 2011, un mes antes de las elecciones que adelantó y a las que no se presentó, ETA anunció «el cese definitivo de su actividad armada». Otra cosa bien distinta es el mensaje implícito que transmite: mi gobierno acabó con ETA. Arrogar es, según el diccionario, «atribuirse indebidamente alguna cosa material, apropiarse de ella».
Hace seis años, Manuel Sánchez Corbí, con Manuela Simón, publicaba el libro Historia de un desafío, cinco décadas de lucha sin cuartel de la Guardia Civil contra ETA. Sin duda el contenido se ajusta a una realidad contada por una de las personas que más sabe del tema y al papel trascendental jugado por la Guardia Civil. Otra cosa bien distinta es el espíritu, manifestado algunas veces por el prestigioso coronel, de que su Cuerpo fue el responsable del fin de la banda terrorista.
¿La Guardia Civil fue determinante para conseguir la derrota de ETA? Sin duda. ¿Rodríguez Zapatero fue determinante? Sin duda. Pero quién puede negar que otros actores también fueron determinantes. La Policía Nacional no tuvo el número de muertos que la Guardia Civil, pero ¿esa es la vara de medir, la cantidad? Sus esfuerzos y tesón merecen el mismo reconocimiento, sin duda contribuyeron a la derrota de ETA.
Y qué decir de las Fuerzas Armadas, tan atacadas por los terroristas, a los que encantaba matar a uniformados y con frecuencia elegían a sus víctimas al azar simplemente por verlas salir de un edificio oficial vistiendo el uniforme que ellos repudiaban. ¿Es que ellos no merecen decir que contribuyeron al final de ETA?
«A estas alturas, me duele ver que algunos se intentan apuntar una victoria que corresponde a todos los españoles»
El servicio de inteligencia tuvo pocos muertos, por suerte, lo que podría alejarlos según algún criterio de las mieles del triunfo. Sin embargo, no creo que haya nadie que pueda desmentir que toda la información que obtuvieron durante décadas en los grupos políticos que apoyaban a la banda o en el espionaje tecnológico, contribuyeran de una manera trascendental a ese fin. Y le pregunto a Zapatero: ¿es que no merecen consideración las actuaciones de tantos espías que se jugaron la vida hace 50 años, como Mikel Lejarza, y que contribuyeron a ese fin de ETA? ¿O es que no vale ya lo que ocurrió hace mucho tiempo?
¿Qué me dicen los que se autoconceden la medalla de oro sobre el papel de muchos políticos, como Miguel Ángel Blanco? ¿Es que su lucha como concejal de Ermua por un partido, el PP, detestado en aquel momento por los simpatizantes de ETA no merece la medalla? Más aún, su muerte especialmente cruel, que provocó que muchos ciudadanos vascos y de otras autonomías despertaran, se envalentonaran, y se enfrentaran abiertamente a esa gentuza, ¿no merece el puesto más alto del podio?, aunque sea compartido.
Y otros políticos como Felipe González y José María Aznar, cada uno con estilo distinto, acertada o equivocadamente, ¿no se merecen esa medalla que se cuelga Zapatero? ¿O es que Zapatero podría haber conseguido que durante su mandato acabara esta lacra sin que sus antecesores en la Moncloa adoptaran muy diversas medidas, como poner fin al santuario francés que les protegía o la ilegalización de los grupos y partidos que los apoyaban?
También debía poder auparse al pódium la sociedad civil. Decenas de personas y niños asesinados, millones de manifestantes que recorrieron las calles de todas las ciudades españolas en muchos momentos, enfrentándose a los terroristas y reclamando su abandono de las armas.
Podría seguir y seguir. Es verdad que unos han llevado a cabo acciones que parecen haber dado más resultado. Otros han puesto más muertos por estar en el frente de batalla. Pero, a estas alturas, me duele ver que algunos se intentan apuntar una victoria que corresponde a todos los españoles. A unos más que a otros, es verdad, pero a todos. Que nadie más caiga en la vergüenza de ponerse la medalla de oro.