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Dos etarras que abogan por la lucha armada se enfrentan a cárcel por violencia callejera

La Audiencia Nacional juzga desde este miércoles a dos miembros de ATA por sabotear dos máquinas expendedoras de billetes de tren en 2020

Dos etarras que abogan por la lucha armada se enfrentan a cárcel por violencia callejera

Bomberos apagan un contenedor en Pamplona durante una protesta a un preso etarra. | Eduardo Sanz (Europa Press)

«Ya no hay ETA, pero hay ATA». La advertencia, en forma de carta, la realizó en 2017 el exetarra Jon Iurrebaso, Irene, que daba así voz a quienes rechazan la decisión de la banda terrorista de poner fin a sus atentados. La Audiencia Nacional juzga desde este miércoles a dos miembros de Amnistia Ta Askatasuna (ATA), Gaizka Andoni Astoquizaga y Valentina Liliana Morisoli, por sabotear dos máquinas expendedoras de billetes de tren en Vizcaya en 2020 como apoyo a la huelga de hambre del preso etarra Iñaki Bilbao Goikoetxea, Txikito. La Fiscalía pide cuatro años de prisión para ellos.

ATA es una organización disconforme con el cese de la violencia terrorista que basa sus actividades en las reivindicaciones de los presos de ETA. La banda anunció su disolución hace ahora cinco años, el 2 de mayo de 2018. El escrito de acusación al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE indica que durante 2020 se detectó «una reactivación de la actividad de ATA acompañadas de acciones de violencia callejera y presión social».

Estas actuaciones coincidieron con la huelga de hambre de dos presos etarras, Francisco Ruiz Romero, Patxi, y Txikito. Durante ese tiempo se realizaron pintadas, ataques a domicilio de dirigentes políticos, quemas de cajeros automáticas y sabotajes contra enseñas, edificios e instalaciones públicas. Los dos acusados permanecen en prisión preventiva desde noviembre de 2020. En el caso de Morisoli, fue trasladada desde la cárcel de Alcalá-Meco a la de Álava siete meses más tarde.

La resistencia de ETA

El texto del Ministerio Público apunta a que Astoquizaga y Morisoli (de nacionalidad suiza) sabotearon el 10 de noviembre de 2020 una máquina del apeadero de tren de Zugastieta, en Múgica (Vizcaya). El primero de ellos golpeó con una maza la expendedora, la roció con líquido inflamable y le prendió fuego. Durante la acción, Morisoli escribió en los muros exteriores «Juntos con Txikito». Los desperfectos superaron los 2.875 euros.

Dos días más tarde, la pareja realizó una nueva acción, esta vez en el apeadero de tren de Forúa. En esta ocasión es Morisoli quien golpea la expendedora con una maza mientras su acompañante es quien rocía la máquina con un líquido y le prende fuego. Los desperfectos fueron tasados en 7.062 euros. El día 13, ATA publicó a través de la web oficial un comunicado en el que reivindicaba cuatro sabotajes cometidos en Vizcaya, entre ellos los dos realizados en los apeaderos.

El fiscal considera que procede imponer a cada acusado la pena de cuatro años de prisión, tiempo en el que los acusados también estaría inhabilitados del derecho de sufragio pasivo. Además, pide que paguen una multa de seis euros diarios durante 20 meses y que indemnicen conjunta y solidariamente a la empresa propietaria de las máquinas expendedoras de billetes de tren con 9.938 euros por los desperfectos causados.

El escrito del Ministerio Público considera que los actos realizados por la organización que se opone al fin de los atentados de ETA son constitutivos de un delito continuado de daños recogidos en los artículos 263.2 a 266 del Código Penal. Astoquizaga ya fue condenado a seis años de cárcel en 2011 por actividades de kale borroka tras colocar una bomba en una sucursal bancaria en Bilbao que no llegó a estallar. Fue detenido casi un año después, durante una manifestación convocada por el movimiento Eleak.

Escisión de la banda

Otras dos personas que participaban en la protesta también fueron arrestadas por intentar evitar su detención. La marcha fue convocada para denunciar las últimas detenciones de miembros de ETA se lanzaron gritos a favor de la democracia en el País Vasco y el regreso de los presos a la región. Astoquizaga también fue procesado por tener en su poder una fotografía de la vivienda de la entonces diputada de UPyD Rosa Díez.

Los investigadores sostienen que Astoquizaga y Morisoli participaron activamente en las actividades de ATA, una escisión de ETA formada, al menos, por una treintena de militantes activos y en torno a un millar de simpatizantes. Los miembros de esta organización de la banda terrorista muestran su contrariedad con la decisión del desarme. El exetarra Irene incluso llama al proceso de paz «una espectacular e inaudita rendición unilateral y sin condiciones».

El referente de esta escisión de ETA es Txikito, un violento miembro expulsado de la banda terrorista por oponerse a abandonar las armas. Suma penas superiores a los 54 años. Durante los juicios en la Audiencia Nacional, llegó a espetar al juez Alfonso Guevara que le iba a arrancar la piel «a tiras». También amenazó al magistrado Fernando Abreu e incluso simuló con el dedo disparar a Baltasar Garzón. A ATA se le responsabiliza de robar 60 pistolas a sus antiguos compañeros días antes de entregar las armas.

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