THE OBJECTIVE
El buzón secreto

Espías de Netanyahu, mentiras y desinformación

Se hunde en Italia un barco con 21 espías y nos cuentan que estaban celebrando un cumpleaños

Espías de Netanyahu, mentiras y desinformación

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. | Zuma Press

La Comisión Europea dio en 2018 una definición de desinformación aceptada por los expertos: es el contenido «falso, inexacto o engañoso (…) diseñado, presentado y promovido intencionalmente para causar daño público o beneficios particulares». Y, matiza Del Fresno-García, para «alterar la percepción de forma intencional de grandes grupos de personas o sociedades».

Hoy me parece oportuno fijar esa perspectiva analítica respecto a una historia sorprendente de espías israelíes e italianos juntos en un barco de escasa calidad, reunidos con un objetivo sin aclarar, perseguidos por una desgracia difícil de prever y expuestos a la opinión pública cuando sus trabajos clandestinos hacen exigible no solo que nadie conozca sus rostros, tampoco sus nombres y apellidos. 

13 agentes del Mossad, el servicio secreto israelí, de esos que viajan con nombres falsos, necesitados de clandestinidad, aparecen en el Lago Mayor, en el norte de Milán, junto a ocho agentes de la Agencia de Información y Seguridad Externa de Italia. En la zona viven oligarcas rusos que han comprado propiedades no hace mucho tiempo. En Italia especulan –carecen de  datos contrastados- con que podrían estar en contacto con funcionarios iraníes. Están insinuando la existencia de una operación de venta de armas iraníes a Rusia como los drones que día y noche atacan Ucrania.

Podrían mencionar, que no lo han hecho, el caso de Artem Uss, el hijo de un oligarca ruso íntimo de Putin, que hasta hace unos meses estaba detenido también cerca de Milán por robar tecnología de occidente para Rusia, y que escapó de Italia antes de que lo extraditaran a Estados Unidos.  

Los 21 agentes pasan el fin de semana en la zona, nadie sabe haciendo qué, y el domingo 28 de mayo se suben a un barco que, coincidencia curiosa, patronea Claudio Carminati, casado con una rusa, Anya Bozhkova. Especulan los compañeros italianos con que la chica podría hacer funciones de traductora, algo posible, pero sin duda inútil si los agentes estaban en una misión relacionada con los oligarcas, porque algunos de los 21 hablaría el idioma de Dostoievski.

Agentes destacados del Mossad

Los 13 agentes del Mossad que oficialmente se fueron de cumpleaños son importantes. Cuando se produjo el hundimiento del barco y fueron rescatados 12 de ellos, los carabinieri los tomaron declaración y aceptaron como animal de compañía que todos habían perdido la documentación en el accidente, ¡vaya por Dios!, y formaban parte de una delegación gubernamental de Israel. Muy valiosos debían de ser para que los carabinieri impidieran que los periodistas se acercaran a ellos y no impidieran su salida del país en cuanto llegó un avión mandado especialmente por la dirección del Mossad para recogerlos y sacarlos con urgencia de Italia. Todo con el respaldo de su primer ministro, Benjamin Netanyahu.

De los cuatro fallecidos en el accidente, dos son espías italianos, otra es la rusa y el cuarto un agente israelí al que identifican como Shimoni Erez, de 50 años, oficialmente jubilado, aunque reconocen que había seguido haciendo misiones para ellos. Muy destacado debía ser cuando a su entierro asistió el director del Mossad, David Barnea, y un nutrido grupo de agentes que ocultaban su identidad luciendo mascarillas. No solo el fallecido no se llama así, sino que la censura activa en Israel impidió la publicación de los datos del suceso hasta tres días después del incidente, cuando ya la noticia aparecía en los medios informativos italianos y de otros países.

Me gustaría poder narrarles los detalles más jugosos de esta historia de espías, pero será imposible a corto plazo. Los servicios secretos italiano e israelí han echado tierra sobre el asunto desinformando sobre cada extremo. Como contaba al principio, con el objetivo de «alterar la percepción de forma intencional de grandes grupos de personas o sociedades». 

En este caso, también es cierto que el secreto protege la misión que estaban realizando y que puede que afectara a la seguridad nacional de los dos países. Si fuera así, como periodista lo aceptaría, aunque recordaría que llegará un momento en que ese secreto caducará.

No obstante, planteo una hipótesis final por ir a la contra de todo. ¿Y si no fuera una operación contra agentes rusos y el tráfico de armas? ¿Y si los 21 agentes no estuvieran cumpliendo una misión clandestina? ¿Y si, sencillamente, todo fue una fiesta de cumpleaños con final infeliz? Hasta en las historias de espías llenas de desinformación a veces la respuesta la encontramos en la casilla más vulgar

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