Preocupación en el PSOE por las tensiones entre Sumar y Podemos: "Nos harán sufrir"
El Gobierno sospecha que es cuestión de tiempo que los morados consumen su ruptura frente a Yolanda Díaz
El gesto no pasó inadvertido en la bancada azul. Era la primera jornada de la sesión de investidura y el candidato, Alberto Núñez Feijóo, quiso poner el dedo en la llaga. «El único que no ha hablado aquí es el portavoz de Podemos», atizó mientras ante la mirada displicente de Yolanda Díaz y los murmullos y aspavientos de Enrique Santiago y Aina Vidal. Siguió: «Aquel movimiento que consiguió que ustedes tuviesen millones de votos ese lo tiene prohibido, ese no puede hablar. Está claro, señoría que las purgas en la izquierda son muy dolorosas». Todos dirigieron su mirada hacia el indisoluble tándem Irene Montero/Ione Belarra y la primera de ellas, consciente de la expectación depositada en ella, profirió en un tono lo suficientemente audible para la líder de Sumar, situada justo enfrente en el banco gubernamental: «Pues tiene toda la razón», manifestó Montero.
La sonrisa con la que acompañó el comentario, relata una ministra del Ejecutivo a THE OBJECTIVE, ratificó el temor que existe en el núcleo duro de Pedro Sánchez sobre las consecuencias que el ‘rodillo’ que aplica Sumar podría ocasionar en el seno de la coalición de Gobierno. «Cuidado, los cinco diputados de Podemos nos van a dar problemas esta legislatura», en el caso de que se supere la prueba de fuego de la investidura. «Si hay Gobierno, nos van a hacer sufrir. Y ojo, no olvidemos que tienen los mismos diputados que el PNV», añaden con inquietud.
Las sospechas que existen en el Consejo de Ministros es que es cuestión de tiempo que Podemos consuma su amenaza de romper la disciplina de voto y retar abiertamente a la líder del grupo, la vicepresidenta, Yolanda Díaz. Y algunas situaciones de riesgo se han producido ya desde el principio de esta corta legislatura. Según desvelan fuentes moradas a este periódico, Podemos ya intentó operar con autonomía en la negociación para la constitución de la Mesa del Congreso.
La llamada de Verstrynge a Simancas
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE relatan que la secretaria de Estado para la Agenda 2030, número dos de Ione Belarra en el Ministerio y en el partido, como secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge telefoneó al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, a mediados de agosto, para negociar los puestos de la Mesa del Congreso. Simancas se mostró sorprendido y le comunicó que la interlocución con su grupo recaía en Yolanda Diaz, y concretamente, en el secretario general del grupo, Txema Guijarro, a quien Podemos expulsó del partido, según relató él mismo, sin advertencia previa, ni nota ni comentario, sino siendo «expulsado directamente del chat del Consejo Ciudadano Estatal de la manera más irregular».
Pero Verstrynge no se dio por aludida y descolgó el teléfono para comunicarse con el ministro de presidencia y principal negociador, Félix Bolaños, para intentar «puentear a Yolanda Díaz» y negociar directamente con el PSOE. Simancas alertó a Guijarro de ambas comunicaciones y del infructuoso intento negociador de Podemos, y la dirección del grupo dirigió en silencio esta negociación ante la supuesta amenaza de Podemos de desmarcarse del sentido de voto que fijara Sumar el 17 de agosto. «El problema que tienen las amenazas es que le tomas la medida a tu adversario. Si echan un órdago y no lo cumplen, ya sabes que van de farol», explican desde el grupo parlamentario como ocurrió finalmente.
Sin embargo, en el PSOE creen que no se debe menospreciar la capacidad que Podemos tiene de tensionar a la coalición y advierten que el hecho de que no se haya materializado aún esa amenaza no supone que no se vaya a producir. Y por ello, contemplan con temor que Podemos esté «castigado» dentro del grupo parlamentario plurinacional porque «Sumar les ha dejado claro que no tienen poder de decisión y les reta a votar en contra» arriesgándose a que eso ocurra finalmente.
Inicio de la negociación… sin Sumar
Sobre todo cuando el mismo rodillo que Sumar le aplica a Podemos, es el que le aplica el PSOE a Sumar dentro de la coalición. Desde las elecciones del 23-J, Moncloa y Ferraz ejecutan un alejamiento creciente entre el PSOE y Sumar, especialmente acusado desde la visita de Yolanda Díaz a Carles Puigdemont en Bruselas. El viaje generó un malestar real en el núcleo duro de Pedro Sánchez que ha tenido como consecuencia orillar a Sumar en la negociación. Una muestra evidente de ello es que, según adelantaron a THE OBJECTIVE fuentes de Moncloa, la negociación empezó formalmente el viernes por la tarde, tras la votación fallida de Feijóo, y en ninguna de las tres mesas negociadoras hay representantes de Yolanda Díaz.
Según estas fuentes, la comisión negociadora del PSOE está formada por tres negociadores que se reparten a los socios potenciales del Ejecutivo: Félix Bolaños se encarga de Junts, María Jesús Montero de ERC (con quien mantiene buenas relaciones por sus contactos en materia económica), y el secretario de Organización, Santos Cerdán se encarga de los partidos vascos, PNV y EH Bildu. Como reconoció otra ministra hace días en Moncloa: «Con Sumar no empezaremos hasta el final porque es la parte más fácil. Llevamos un rodaje de cinco años».
Pero la realidad es que el Gobierno es consciente del «hambre de protagonismo» de Yolanda Díaz, de su «búsqueda desesperada por buscar el foco» y no tiene ninguna intención, por ahora, de darle cuartelillo. Otra evidencia de ese distanciamiento se escenificó en el interior del Hemiciclo en la sesión de esta semana con un cambio de hábitos que no pasó inadvertido para los observadores parlamentarios. Una práctica habitual en la bancada azul es la ocupar el escaño azul contiguo al del Presidente Sánchez cuando se ausenta la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Si Calviño no está, lo ocupa Yolanda Díaz o Teresa Ribera. En esta ocasión, vimos una imagen insólita hasta la fecha: el escaño vacío de Calviño marcando la distancia entre Sánchez y Díaz por espacio prolongado en la segunda jornada del debate.
Yolanda quiso intervenir en el debate
Un distanciamiento de ida y vuelta porque no sólo la órbita socialista del Ejecutivo acusa malestar con Díaz. También Sumar tiene reproches internos hacia el PSOE por la creciente incomunicación que existe entre los equipos del presidente y la vicepresidenta en funciones. Como adelantó THE OBJECTIVE, Yolanda Díaz desconocía la estrategia de Sánchez de delegar su intervención en Óscar Puente. Durante todo el fin de semana, y ante la falta de información, Sumar tuvo que preparar «un plan A (la intervención de Díaz) y un plan B (la de Marta Lois y el resto de representantes del grupo plurinacional)». Algo que generó un notable enfado de la número tres del Gobierno porque «Yolanda quería intervenir en el debate con Feijóo y no pudo hacerlo por lealtad, al ver que no intervino el presidente, y pese a que le recomendamos que subiera ella».
Las relaciones entre los socios no pasan por su mejor momento. Fuentes socialistas resumen la situación de forma muy gráfica: «La instrucción es no darles bombo. No compartir espacios», como vimos en el reparto de roles entre Sánchez y Díaz con la moción de censura de Ramón Tamames por Vox que contrasta con la exclusión actual de Sumar en la negociación. «Pedro está dejando que se hundan» generando un «cabreo mundial de Sumar», consciente de que «los están despreciando a nivel nacional y regional y se sienten traicionados. Ya no vamos a remolque». Una nueva fase en las relaciones que preocupa a algunos destacados dirigentes en la medida en que no darle una válvula de escape pueda provocar que estalle la olla a presión, en lugar de dosificar la temperatura y el oxígeno necesario para controlar al socio minoritario.