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Sumar busca una fórmula «amigable» para aceptar el relator que pide Puigdemont

Los de Díaz saben que Sánchez no aceptará una figura internacional y proponen un «facilitador»

Sumar busca una fórmula «amigable» para aceptar el relator que pide Puigdemont

Yolanda Díaz se reúne con Carles Puigdemont en Bruselas. | Reuters

Sumar se sigue moviendo a la espera de que los nacionalistas catalanes y vascos respalden a Pedro Sánchez en su investidura y se repita la coalición de gobierno. Aunque en el núcleo duro de Sumar son conscientes de que los principales interlocutores tanto de ERC como de Junts prefieren hablar directamente con Sánchez (y de ahí la creación de un equipo de negociadores muy cercano al presidente del Gobierno en funciones), los de Yolanda Díaz no quieren desaparecer del mapa mediático y político. La ministra de Trabajo en funciones reivindica todos los días su optimismo, mientras que Jaume Asens ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de un relator para vigilar el cumplimiento de los pactos, aunque tenga otra nomenclatura. En el partido de Díaz hablan de un «facilitador».

La sensación que se percibe en Sumar es que todavía falta por llegar a un acuerdo con los nacionalistas. Saben que Sánchez quiere este pacto, pero también que no puede conceder a los independentistas todo lo que piden, es decir, amnistía, condonación de la deuda y consulta (más o menos vinculante). En cuanto a la amnistía, Sumar cree que se puede llegar a un acuerdo, aunque los términos técnicos no son fáciles de resolver. Más allá del perímetro temporal de la medida, preocupa el preámbulo, que es donde los nacionalistas quieren colar parte de su relato sobre España como país antidemocrático. 

La condonación de la deuda levanta también ampollas. Sumar teme que en algunas federaciones socialistas ese capítulo sea rechazado por los cuadros locales y que el choque se traslade al Congreso. El asunto del dinero puede llegar a pesar incluso más que la amnistía, avisan desde algunos territorios. Queda, además, la cuestión de la consulta. Sumar está más abierto que el PSOE a explorar algunas fórmulas que, según dicen internamente, permitan a los nacionalistas ofrecer una narrativa útil para justificar ante sus bases el apoyo a Sánchez. Pero tampoco es algo baladí. 

El dirigente de En Comú Podem, Jaume Asens
El dirigente de En Comú Podem Jaume Asens

Figura «amigable» y no extranjera

La idea que algunos miembros de la coalición de Yolanda Díaz esgrimen es la de ampliar la actual mesa para el diálogo a la consulta, tal y como adelantó THE OBJECTIVE. Se debate sobre si ampliar la mesa ya existente o crear una nueva ad hoc, más bien como vía de participación y diálogo que como instrumento para llegar de facto a un referéndum de autodeterminación. Es decir, una cortina de humo. Pero en la formación de Díaz dudan, y esgrimen que el problema sigue siendo cómo no romper las costuras del PSOE en esta delicada negociación. 

El cuarto punto que Puigdemont ha reclamado para llegar a un acuerdo es el «relator» internacional para que vigile los acuerdos. Hace un mes, Asens avisó a Puigdemont de que este punto sería muy difícil de lograr. «Cuando se habla de un relator, a mí eso me parece que es propio de los conflictos armados o los procesos de paz. Yo creo que hay otras fórmulas», afirmó uno de los miembros elegidos por Díaz para ayudar en la negociación con los nacionalistas y, sobre todo, con el entorno de Puigdemont. 

Asens ahora ha vuelto sobre este punto, hablando de la posibilidad de incluir un «facilitador» como figura híbrida y de garantía del cumplimiento de los acuerdos. Una figura «amigable», dicen en el partido, y posiblemente no extranjero. Como en el caso de la consulta, también con el relator Sumar busca una nomenclatura más neutra que permita satisfacer a ambos interlocutores. Un eufemismo, al fin y al cabo, que también ofrezca la idea de que los independentistas se han llevado el gato al agua, pero que permita a Sánchez y Díaz repetir el gobierno. 

Sánchez pide «liderazgo»

Tras aceptar el encargo del Rey, Pedro Sánchez incidió en la importancia del «liderazgo» de las partes negociadoras. Es una manera de exigir a Puigdemont y Oriol Junqueras que ejerzan un mando firme en sus respectivos partidos. Sánchez teme que Puigdemont pueda cambiar de opinión en los últimos compases de la negociación. Es un peligro real, puesto que el expresident de la Generalitat se ha dejado condicionar in extremis por sus bases y militantes en otras ocasiones. Esta vez, sin embargo, en juego estaría su vuelta a España e incluso una candidatura para la Generalitat. Algo «muy goloso», según sostienen fuentes de los partidos de la coalición Sumar. 

Este incentivo es lo que hace concluir a los principales dirigentes de Sumar que hay que mantener y mostrar optimismo. Enrique Santiago, el principal fontanero de Díaz en el Congreso, lo expresó en la última fiesta del PCE a personas de su confianza, tal y como desveló este diario. Para Santiago la investidura de Sánchez está atada, aunque otras voces de su partido y también de Izquierda Unida dudan. 

En Podemos, otro actor importante en Sumar, creen que Sánchez esperará hasta el último minuto para concretar su oferta a los nacionalistas. Algo no negociable, parecido a lo que ocurrió con Pablo Iglesias en el primer ciclo electoral de 2019. Esa vez, sin embargo, todo descarriló, y se tuvieron que repetir los comicios. Pero lo que tienen claro los morados (y también otras fuentes en Sumar) es que Sánchez no se dirigirá al Congreso para la investidura si antes no tiene asegurado el apoyo de los nacionalistas. De no ser así -o de tener dudas sobre el aguante de todos sus parlamentarios- en Podemos creen que Sánchez preferirá ir a nuevas elecciones, defendiendo que él no se deja «chantajear» por nadie. Un escenario que los estrategas de Díaz siguen temiendo, aunque de cara hacia fuera venden optimismo.

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