Antes del pistoletazo de salida de los Juegos, muchos dudaban que la ciudad de Río estuviera preparada para albergar la cita deportiva. Los incontables problemas parecían augurar un desastre, y aunque la pesadilla no parece haber terminado de materializarse, los errores y las quejas siguen llenando titulares. Basta ver la retransmisión de los Juegos por televisión para escuchar a los comentaristas lamentarse por los retrasos, cancelaciones y la pobre realización extranjera, mientras otros, como el corresponsal de El Mundo, hablan del caos, los altísimos precios y la falta de medios.
Además de la falta de organización en el día a día, Rafa Nadal ha protagonizado uno de los percances más sonados, cuando un palo de dos metros que sujetaba la carpa salió volando y le pasó demasiado cerca de la cabeza, obligándole a abandonar el calentamiento. Según recoge La Nación, sus comentarios fueron demoledores: «Es que así no se puede jugar, ¡así el juego se vuelve injusto!», se quejaba el tenista. La delegación china, ha reprochado que las banderas utilizadas en las ceremonias no son las correctas, y respecto al transporte, ya no sólo los espectadores sufren de atascos y autobuses masificados, sino que también los deportistas parecen sufrir de la falta de medios. El sábado, un grupo de nadadoras españolas decidió tirarse en el suelo porque el autobús que debía llevarlas a la piscina no aparecían.