Los voluntarios tuvieron “experiencias profundamente significativas y espirituales”, según explican algunos investigadores. Muchos de ellos reconsideraron sus ideas sobre la vida y la muerte y acabaron con su desesperación, lo que supuso una mejora en su calidad de vida. Alrededor del 40% de los pacientes a los que diagnostican un cáncer sufren algún tipo de depresión o ansiedad, a menudo de tipo existencial. Normalmente los antidepresivos tienen poco efecto, especialmente en aquellos enfermos que sienten que su vida no tiene sentido y se plantean el suicidio.
Aunque la psiquiatría muestra interés los efectos de las setas alucinógenas desde los años 50, la clasificación de todos los psicodélicos como drogas en Estados Unidos desde los años 70 creó grandes obstáculos, tanto legales como financieros, para llevar a cabo investigaciones sobre ellos. “Creo que es muy importante tanto en términos de los descubrimientos como en términos de historia y lo que representa. Era una parte de la psiquiatría y desapareció, y ahora ha sido traído de vuelta” dice el Doctor Stephen Ross, director del departamento de psiquiatría adictiva del centro médico NYU Langone.