Podría ser el argumento de una novela de Milan Kundera ambientada en una democracia posmoderna: un cómico interpreta un sketch en un programa satírico de televisión.
Si fuera yo un periodista, ayer habría esperado hasta la noche para escribir esta nota. Lo habría hecho entonces sabiendo en qué ha quedado la cita de Puigdemont con su destino y cuál ha sido la respuesta del Estado democrático. Pero no soy un periodista y por la noche no sé escribir. De modo que comparto una última reflexión antes del anochecer, que como todo anochecer, tengo la certeza, será preludio de alba.