Apenas una semana después de la muerte del historiador Hugh Thomas, su discípulo Paul Preston –igualmente fascinado por la historia de España, particularmente de su siglo XX– escribió un bonito homenaje en forma de biografía en el diario El País. Y la sensación que queda tras leerla es que la vida de Thomas fue fascinante: trabajó como diplomático, en universidades, vivió la política británica de mitad de siglo entre bambalinas, viajó a España, conoció España, desenmascaró al franquismo, viajó tanto como pudo para investigar sobre aquello que le apasionaba. Su obra más recordada –y la que, probablemente, ha merecido este homenaje en la Casa de América, con visita del ministro Iñigo Méndez de Vigo incluida– la publicó en 1961 y la bautizó con el escueto título La Guerra Civil española. Aquella obra armó un gran revuelo.