«Hay librerías que no tienen libreros sino otra cosa, muy respetable, y hay libreros o libreras de corazón que no tenemos librería. Pero cuando se juntan las dos cosas, y es algo no extraordinario sino habitual, la belleza salta, la cultura se activa, el amor por la literatura funciona»
«Como los templos, las librerías son biosferas donde pastan las horas lentas, el silencio preindustrial, los pensamientos profundos o las ensoñaciones»
Esta semana se ha conocido el cierre de dos librerías de reconocido prestigio: por un lado, la aragonesa «Los portadores de sueños», que no pudo aguantar el tirón de las nuevas tecnologías; por otro, la librería «Nicolás Moya», la más antigua de Madrid, que tampoco pudo resistir más y colgó el horrendo «Liquidación por cese de actividad».
Pues sí, han salido las clásicas estadísticas del ministerio de Cultura que nadie lee sobre la edición de libros y parece que la noticia es clara: el libro de papel todavía no ha muerto. Los augurios que desde hace décadas vaticinan que el lector abandonará el papel en favor de la pantalla electrónica siguen manchándose de barro las perneras. De hecho, según este estudio la producción de libros físicos ha subido un 1.2 %, dato que no debería corresponder a un soporte que según todos los gurús se hunde sin remedio.
En las librerías hay estantes copados por un renovado género: el terror politológico. Cómo mueren las democracias, La edad de la ira, La gran degeneración, El pueblo contra la democracia, Fascismo… y me temo que a los autores de estos libros no les falta razón en el análisis. A pesar de que cualquier tiempo pasado nos parece mejor, la erosión de las virtudes cívicas y el auge de opciones populistas son hoy una realidad a la que deberíamos atender. La consciencia es la antesala del compromiso individual. Y es que, entre las soluciones que se proponen, hay una que depende únicamente de cada uno de nosotros. Es una de las lecciones de Timothy Snyder en su obra titulada, cómo no, Sobre la tiranía (Ed. Galaxia Gutenberg). “Haz un esfuerzo por distanciarte de Internet. Lee libros”.