Entro siempre motivada de todo lo que voy a decir. Mientras me dan la acreditación y atravieso la pista de atletismo, hago repaso de las debilidades y bondades de mi hijo. Esta vez me han llamado ellos. Al parecer, el otro día no pudo más y se echó a llorar en clase, diciendo que iba a coger una ametralladora para acabar con todo el colegio. El chiquitín rubio que siempre sonríe, que hace chascarrillos, que saca dieces en las asignaturas más difíciles, el pequeño achuchable de ocho años que va a todas partes con su elefante de peluche, gritó: ¡voy a mataros a todos! Y por primera vez en siete años, no soy yo quien ha de llamar a la pedagoga para pedirle ayuda, para solicitar adaptaciones o ejercicios motivadores para mi hijo de Altas Capacidades que jamás he conseguido. Por primera vez es ella la que me llama a mí para preguntarme si mi hijo es feliz.
16:30. Mucho calor. Madres y padres nos apiñamos en cuatro metros cuadrados de sombra de un colegio británico, mientras esperamos a que salgan los niños de sus clases. Observo que hay un hombre por cada cinco mujeres. Ellos, trajeados con corbata, los dejan por las mañanas y ellas suelen ser las encargadas de recogerlos por la tarde, porque no hay hombre que salga de la oficina a las cuatro.
Varias de las niñas secuestradas en 2014 por los terroristas nigerianos de Boko Haram están siendo utilizadas ahora como escudos humanos para evitar ataques aéreos, según ha informado el comandante Lucky Irabor, que lo acreditó mostrando varias imágenes aéreas grabadas durante una operación militar en el bosque Sambisa, al noreste del país. En ellas se observa a varios terroristas desplazándose junto a las crías.
“Todo es según el color / del cristal con que se mira”, escribe Ramón de Campoamor en esta letrilla ingenua y asonantada con la que nos introduce en uno de los signos de la contemporaneidad: el relativismo. De aquí, y en adelante, esta corriente ha sido la dominante en nuestro tiempo. De Campoamor a Jarabe de Palo. Depende, de qué depende. Es muy probable que la intención del poeta, de cuyo estilo pocas interpretaciones podemos elucubrar, dado el realismo de su obra, no fuese de tal envergadura, y que el propósito de este poema no buscara tales cotas de profundidad y de filosofía. A lo sumo, ingenio.