
No me corro
«Me corro en su alma y mientras lo hago mi médula errante encuentra su rumbo: el suyo y el mío juntos»

«Me corro en su alma y mientras lo hago mi médula errante encuentra su rumbo: el suyo y el mío juntos»

En pleno éxtasis niagaresco, la puerta comienza a deslizarse inesperadamente. Va en la dirección contraria a lo esperado y deseado. Deambula lenta, parsimoniosa. El chorro golpea imparable y fuerte

«Le pongo mis brazos por la cintura y acaricio un rato su pecho. Me entretengo en su ombligo hasta que me gruñe un ‘¡basta!’ sin palabras»

«Cuenta Amanda que, en poco rato, comenzaron a llover orgasmos; así lo dice, elige el verbo sobre una acción literal»

«Ni Neruda, Lope o Benedetti podrían susurrarme mejor en cada embate de su cadera sobre la mía, que la simple idea de sus ganas de mí»
