Cómo la peste originó una de las tradiciones venezolanas de Semana Santa
Hacia 1770, el párroco José Antonio Mohedano rogó la clemencia de Dios ante la epidemia de fiebre amarilla que sufría el valle de Caracas. Con ese objetivo, prometió enviar a los peones de las haciendas cercanas a la montaña a buscar la palma real para que bajaran sus hojas, evocando así el pasaje bíblico de la entrada de Jesús a Jerusalén. Desde entonces, los palmeros suben cada Viernes de Concilio y bajan al día siguiente cargando las palmas que son bendecidas en la misa del Domingo de Ramos.