Desde mi ventana: Contra el confinamiento existencialista
Delirios, aforismos y microrrelatos inspirados por el confinamiento
En The Objective tenemos el placer de publicar en exclusiva los primeros capítulos del nuevo proyecto literario del novelista Álvaro del Castaño, Desde mi ventana, escritos en Londres durante los días de cuarentena.
***
Otro de los volúmenes afortunados fue La nausea, de Jean Paul Sartre, premio Nobel (galardón no aceptado por razones argumentadas en una carta a la Academia sueca, texto que bien merece una lectura pausada). Releyendo esta obra, llegué a una dolorosa conclusión de extraordinario alcance personal: nuestra experiencia actual en el puntero encierro nos conduce a una deriva absolutamente existencialista. Las claves de este movimiento filosófico me asaltaban mientras digería esta lectura: el absurdo, la angustia y la desesperación.
Pero ¿en qué me baso para realizar esta osada afirmación?
Decía el escritor galo que la existencia precede a la esencia. Definía al ser humano como un ser que actúa de acuerdo a su propia existencia y se define solamente por ella: es decir, es un ser consciente, que actúa de forma independiente y responsable. La esencia es, por el contrario, nuestro rol, el estereotipo que desarrollamos en nuestras vidas. Nuestra verdadera esencia es nuestra existencia. Así, nos definimos como individuos cuando actuamos de manera independiente y responsable, en vez de convertirnos en seres etiquetados por los estereotipos que asumimos. Por lo tanto, nuestra existencia actual en el encierro es la experiencia común que nos iguala y nos hace militantes existencialistas. Mon Dieu!
En estos tiempos vivimos la vida del absurdo, donde parece que no hay nada por descubrir en nuestra existencia literal. El encierro puede llevarnos al aburrimiento, a rechazar una vida que persigue un sentido especifico.
Asimismo, todos hemos experimentado en algún momento en las ultimas semanas la angustia existencialista, la sensación de pasear por un precipicio teniendo miedo a nuestra libertad de elegir, entre otras cosas, teniendo el terror a caer o a tirarnos voluntariamente al vacío.
Finalmente, la desesperación, otra clave del existencialismo, también nos puede ahogar en la actualidad, siendo en resumen la pérdida de esperanza al abandonar una o más cualidades que nos definen, o que nos dan nuestra identidad.
Pero ¿cómo batallar contra nuestro destino existencialista? En la actualidad sabemos que toda calamidad humanitaria genera una oportunidad y una revolución. Se va a producir pronto una enorme oportunidad experimental, de vivir una existencia revolucionaria a nivel intelectual, disfrutando de una vida interior enérgica (religiosa, meditativa o filosófica) y creativa (en cualquier sentido), al margen de nuestra existencia diaria. Podremos declararle la guerra al absurdo, descubriendo nuevas fronteras y retos personales. Abandonaremos la angustia existencialista, y el estrés postraumático, embarcándonos en el sueño de un mañana mejor, dando un salto a lo desconocido.
Decidiremos abrazar causas que merezcan la pena, y cambiaremos el mundo. No caigamos en la desesperación y luchemos por conservar nuestra identidad propia, mejorando como personas. Sabemos que hay que transformar esta calamidad en una experiencia en la que apoyarse y sacar conclusiones. Daremos sentido a lo que nos ha tocado vivir. No nos resignaremos.
Tenemos la oportunidad única y la obligación generacional de transformarnos mientras transformamos nuestra sociedad. La sociedad está hundida en la verdad oficial, en el subsidio como mecanismo de control político, en la mentira como sistema informativo y divulgativo, en el enfrentamiento populista entre ciudadanos buenos y malos, y en la potenciación del individuo-ignorante. Nosotros somos mejores que el aparato actualmente en manos de nuestros tutores orwellianos. Seamos ambiciosos, soñemos, luchemos por las causas que merecen la pena, cada uno como un guerrero de esa posible contienda contra el sistema y contra las verdades impuestas.
Contra la verdad oficial y lo políticamente correcto hay que ofrecer una receta de libertad individual, creatividad, optimismo, energía, educación intelectual, acción individual y esperanza colectiva.
Tenemos una enorme responsabilidad: las generaciones venideras nos juzgaran por nuestra reacción frente a la pandemia. Este es el momento que nos define como personas y cómo pueblo.
“Las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas demasiado tiempo, te los pierdes” (William Arthur Ward)
***
ÍNDICE
Capítulo 1: Tempus Fugit
Capítulo 2: Mi casa es mi castillo
Capítulo 3: La belleza de la amistad se encuentra levemente implícita
Capítulo 4: Mirada furtiva. Un cuento
Capítulo 5: El gran desnivel
Capítulo 6: Inés
Capítulo 7: Una idea original
Capítulo 8: Morir solo
Capítulo 9: Atroz
Capítulo 10: Ángeles
Capítulo 11: Miedo
Capítulo 12: Los Errantes
Capítulo 13: Distopía. Un cuento
Capítulo 14: Esperanza
Capítulo 15: La peste
Capítulo 16: Estulticia
Capítulo 17: Gashin-Shōtan
Capítulo 18: Tenebrae
Capítulo 19: El pesado fardo
Capítulo 20: Efecto dominó
Capítulo 21: Revelación
Capítulo 22: Contra el confinamiento existencialista