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La tortura de Entesar al Hammadi, la modelo yemení encarcelada por «puta»

El martirio de al Hammadi comenzó el pasado 20 de febrero, cuando, según su abogado, Khaled al Kamal, y varias organizaciones de derechos humanos, fue detenida de forma arbitraria

La tortura de Entesar al Hammadi, la modelo yemení encarcelada por «puta»

@sarahsariwoow | Instagram

Desgraciadamente, nos hemos acostumbrado a recibir con resignación las malas noticias que nos llegan desde el país donde se está produciendo la mayor crisis humanitaria del mundo. Hablamos de Yemen, esa región situada al sur de la península arábiga que lleva más de seis años enquistada en uno de los conflictos armados más crueles y devastadores del presente siglo. Más allá de las desalentadoras cifras que nos llegan desde el país árabe, como que el 80% de los 28 millones de yemeníes dependen de la ayuda humanitaria o que sólo la mitad de los hospitales y colegios siguen en pie, los abusos en materia social y de derechos humanos derivados del conflicto, liderados por el férreo fundamentalismo religioso de los hutíes, han denigrado gravemente la situación de las mujeres.

Desde la distancia que generan los números, resulta complicado hacerse una idea de la desesperación que generan estas circunstancias en las personas que las sufren. Por eso, a veces es necesario poner nombres y apellidos a estas historias de injusticia y angustia para acercarnos a entender de una manera más humana el drama que se vive en este tipo de países. Entesar al Hammadi no buscaba ofender a nadie al perseguir su sueño de ser modelo. Sin embargo, no fue entendido de esta forma que ejerciera su profesión mostrando su atractivo en fotos sin usar la hiyab, desafiando así la moral hutí, y desencadenando en su detención y enjuiciamiento por «indecencia».

Al Hammadi, de ojos claros, cejas pobladas y labios sensuales, refleja una belleza exótica fruto del matrimonio entre un yemení y una etíope. Con apenas 20 años, la modelo saltó a la fama en su país gracias a su aparición en dos series de televisión el pasado año. Durante la grabación, participó en algunas entrevistas en las que declaró que lo que realmente le gustaba era el modelaje y mostró su compromiso en la lucha contra el racismo en la industria, una discriminación que había sufrido por el color de su piel. Tenía planeado ir a la universidad el curso que viene y hasta ahora era el único sustento de la familia, ya que su padre es ciego y su hermano padece una discapacidad física.

Un injusto proceso sin pruebas y con ensañamiento

El martirio de al Hammadi comenzó el pasado 20 de febrero, cuando, según su abogado, Khaled al Kamal, y varias organizaciones de derechos humanos, fue detenida de forma arbitraria. Un grupo de milicianos hutíes pararon en Saná, la capital, el coche en el que la modelo yemení se dirigía a una sesión de fotos con una amiga actriz y dos hombres. Las mujeres acabaron en el centro de investigaciones criminales, incomunicadas durante 10 días y sin acceso a ningún tipo de defensa.

Después de una campaña en redes promovida por la familia en la que se denunció esta situación, la modelo fue presentada ante la Fiscalía en abril y pudo reunirse con su abogado. «Le confiscaron el teléfono y calificaron las fotos de modelo que contenía como un acto de indecencia y, en consecuencia, a ella como una prostituta», explicaba este a Human Rights Watch (HRW), la misma ONG que denunció irregularidades y arbitrariedad en este proceso.


Ante la falta de pruebas, el primer fiscal que las interrogó ordenó su puesta en libertad. Sin embargo, las autoridades hutíes, no conformes con su decisión, lo apartaron del caso y fue encargado a otro funcionario, que las acusó de prostitución y tráfico de drogas, una vez más, sin prueba alguna de ello. A partir de ahí, el procedimiento se ha ido enfangando hasta el punto de negar a su abogado el acceso a los documentos judiciales -aparentemente como represalia por sus comentarios públicos sobre el caso-, amenazar a la modelo con una «prueba de virginidad» (práctica sin validez científica y reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos), o chantajearla con la libertad a cambio de «atrapar a sus enemigos seduciéndolos con sexo y drogas».

A todo esto hay que añadir la tortura diaria a la que se ve sometida con el trato vejatorio de los guardias de la prisión llamándola «puta» y «esclava», por su piel oscura y su origen etíope. Esta escalada de injusticia y linchamiento alcanzó un estado crítico el pasado 28 de junio, cuando, según el Centro del Golfo para los Derechos Humanos (GCHR, por sus siglas en inglés), al Hammadi intentó suicidarse, después de que la dirección de la cárcel central de Saná decidiera trasladarla a la sección reservada a las prostitutas.

El reflejo de la dramática situación de las mujeres en Yemen

«El juicio injusto de las autoridades hutíes contra Entesar al Hammadi, además de la detención arbitraria y los abusos cometidos contra ella durante su detención, son un duro recordatorio de los abusos a los que se enfrentan las mujeres a manos de las autoridades en todo Yemen», indica Michael Page, subdirector de Oriente Medio de Human Rights Watch.

Entesar al Hammadi, la historia de la modelo yemení encarcelada por «puta» 2
Niña pasa junto a una tienda de campaña en un campamento para desplazados internos en Marib (Yemen) | Reuters

El Grupo de Expertos de la ONU sobre Yemen informó en 2020 que tanto el Gobierno yemení como el grupo armado de los hutíes y las fuerzas afiliadas al Consejo de Transición del Sur (CTS) han cometido numerosos abusos sobre mujeres y actos de violencia de género[contexto id=»381727″], incluida la violencia sexual. «A lo largo de 2019 y 2020, las autoridades de facto continuaron operando una red de prisiones oficiales junto con centros de detención no oficiales y secretos», avisaba el informe. «Esta red incluye una serie de instalaciones secretas en antiguos edificios residenciales en Saná y sus alrededores, en las que se ha detenido a mujeres y niñas y se las ha sometido a violaciones».

Asimismo, el año pasado Associated Press publicó un reportaje con relatos de mujeres que habían sido sometidas a desapariciones forzadas, detenciones y torturas por parte de las autoridades hutíes, una situación que, lejos de corregirse, va en aumento conforme continúa la guerra en el país.

«Además de sufrir las indignidades y la agonía de unas condiciones carcelarias abusivas, las mujeres detenidas en Yemen también se enfrentan a un estigma social por parte de la sociedad que puede perseguirlas durante el resto de sus vidas», explica Page. «Al Hammadi es un caso más, incluido en una cantidad desconocida de mujeres yemeníes detenidas arbitrariamente y que requieren protección y justicia inmediatas».

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