El simple truco para adelgazar que acaban de descubrir los investigadores de Harvard
Aunque cada caloría que ingerimos al día cuenta, ahora se ha comprobado que retrasar nuestro horario de comidas nos impide adelgazar
Parece que no desayunar y cenar tarde nos impide adelgazar | Unsplash
Si queremos adelgazar no solo hemos de alimentarnos de forma correcta y hacer algo de ejercicio, sino también tenemos que seguir consejos y trucos que nos hagan la tarea más sencilla (a no ser que nos guste pasarlo mal y sufrir, que no parece el caso).
A la hora de adelgazar, hay ciertas técnicas que no solo aceleran el proceso de pérdida de peso, sino que además nos lo ponen todo mucho más fácil con hacer unos simples ajustes en nuestra rutina.
Uno de ellos ha sido descubierto recientemente por una investigación publicada en Cell Metabolism en octubre de 2022, la cual ha llegado a interesantes conclusiones que son del todo útiles para los que quieren adelgazar con facilidad y sin hacer grandes cambios en su dieta ni en su día a día.
El simple truco para adelgazar aplicable a tus horarios, descubierto recientemente por la Escuela de Medicina de Harvard
Aunque cada caloría que ingerimos al día cuenta, ahora se ha comprobado nuevamente que comer tarde nos impide adelgazar y, lo que es peor, nos engorda.
Así lo ha detallado este estudio, realizado por los investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard en el Brigham and Women’s Hospital, quienes descubrieron que retrasar las comidas cuatro horas desencadena efectos fisiológicos que probablemente conducen a aumentar el riesgo de obesidad.
Por hacer una síntesis, la investigación descubrió que comer tarde en lugar de temprano nos impide adelgazar ya que ocasiona lo siguiente:
- Duplica las probabilidades de que te vuelvas más hambriento, lo que hace que sea más difícil regular la elección de alimentos y la ingesta de calorías.
- Disminuye tu quema diaria de calorías, ralentizando tu metabolismo.
- Modifica ciertos genes que controlan los depósitos de grasa.
A continuación, vemos con más detalle las conclusiones y el procedimiento del estudio, pero ya te avanzamos que el truco es simple: consiste en desayunar temprano y no cenar tarde.
El estudio determinó que no desayunar y comer por la noche engorda más
El estudio evaluó a 16 sujetos, 11 hombres y cinco mujeres, los cuales tenían un índice de masa corporal (IMC) clasificado como sobrepeso u obeso. Cada uno de ellos siguió un estricto horario de sueño así como dietas idénticas, con los mismos horarios de comida.
Después, los participantes siguieron unas comidas programadas de la siguiente manera:
- Desayuno: 8 de la mañana.
- Comida: 1 de la tarde.
- Cena: 6 de la tarde.
Más tarde, los investigadores retrasaron sus ingestas cuatro horas, quitándoles el desayuno y metiéndoles un tentempié nocturno:
- Comida: 1 de la tarde.
- Cena: 6 de la tarde.
- Tentempié nocturno: 10 de la noche.
Tras ello, los investigadores documentaron el hambre y el apetito de los participantes, tomaron numerosas muestras de sangre y midieron el gasto de energía de los sujetos. Además, recolectaron biopsias de tejido graso de algunos participantes antes y después de las comidas tempranas y tardías para comparar los patrones de expresión génica.
«Descubrimos que comer cuatro horas más tarde hace una diferencia significativa en cuanto a nuestros niveles de hambre, la forma en que quemamos calorías después de comer y la forma en que almacenamos grasa», dijo la investigadora principal Nina Vujović en el Programa de cronobiología médica en Brigham and Women’s.
Las consecuencias de retrasar las ingestas cuatro horas todos los días
Aunque no sorprende que los que comieron tarde y no desayunaron tuvieron al final el doble de hambre que los anteriores, es curioso que estos sujetos manifestaban tener antojos de alimentos ricos en almidón y salados (arroz, pan, pizza, patatas, pasta…).
Además, se descubrió que comer tarde afectaba los niveles de dos hormonas reguladoras del hambre en el cuerpo, la grelina y la leptina. Producidas en tu estómago, la grelina le indica al cerebro que tienes hambre, mientras que la leptina, una hormona creada en tus células grasas, le dice a tu cerebro cuándo ya estás lleno, para que pares de comer.
Así, los investigadores descubrieron que retrasar todas las ingestas cuatro horas disminuyó la hormona leptina en un 16% y aumentó la grenila en un 34%.
Además, «los resultados sugieren que comer tarde causó una disminución en el gasto de energía a lo largo de 24 horas, aunque se necesitan estudios futuros para verificar esto», escribieron los investigadores.
También se halló que comer tarde reguló a la baja varios genes responsables de la descomposición de los lípidos y compuestos como los ácidos grasos, y cambió la expresión de otros genes para aumentar el almacenamiento de grasa.
Así que, como conclusión, lo que sugieren los hallazgos de este estudio es que cenar tarde y no desayunar nos conduce a engordar.
