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Así te enfadan las redes sociales y así alimentan que el enfado vaya a más

En nuestro interior hay una tendencia a viralizar el enfado y las plataformas lo saben

Así te enfadan las redes sociales y así alimentan que el enfado vaya a más

Un hombre se enfada mientras usa el teléfono | Freepik

Desde hace algo más de una década, las redes sociales se han convertido en ventana y escaparate de lo que sucede en la realidad. Una suerte de espejo donde hay noticias buenas y noticias malas y donde, aunque no lo parezca, hay un perfil que se resiente si hablamos de salud mental. Las situaciones de enfado en redes sociales o enojo, como prueban diversos estudios, se viralizan con más frecuencia y obtienen más representatividad que las noticias positivas.

De esta manera, una especie de efecto bola de nieve o círculo vicioso se genera, creando más incomodidad y malestar. Puede que no sea tu intención, pero existe un enfado a través de las redes sociales que tu cerebro asume como tal. En este in crescendo de malestar, tu cerebro reacciona de manera negativa.

Además, se da otro factor que diversos estudios han analizado: somos más propensos a viralizar odio y malestar que alegría o bienestar. Según un trabajo llevado a cabo por varios investigadores chinos, comprobaron que necesitamos —en general— una vinculación menor con el emisor para replicar un contenido de ira o enfado.

Aunque no hay pruebas o evidencias que, hasta la fecha, atestigüen por qué esto sucede, sí hay trabajos que avalan que una exposición elevada a redes sociales aumenta los niveles de ira. No solo eso, evidentemente. También hay investigaciones que comprueban la relación que tiene el uso de redes sociales y determinados parámetros vinculados a la salud mental como la depresión o la ansiedad. Ambos patrones, por cierto, vinculados a lo que se puede considerar adicción a las redes sociales.

Enfado y redes sociales: un altavoz para la protesta

Un hombre muestra el enfado en redes sociales
Las malas noticias generan un efecto de republicación mayor que las positivas. ©Freepik.

Las emociones humanas ofrecen un catálogo de sentimientos amplísimos. Sin embargo, parece que las redes sociales reducen el abanico en términos generales. Aunque no existe un consenso pleno en torno a las emociones primarias, sí hay algunas que suelen ser recurrentes. Hablamos, por ejemplo, de alegría y de tristeza, aunque también de enfado, amor, miedo, asco o vergüenza. Sin embargo, parece que cuando hablamos de redes sociales y emociones las más recurrentes son las emociones que podríamos catalogar como negativas.

¿Es tu culpa? Pues no, o no del todo. Sobre todo, si hacemos caso a este estudio de la Universidad de Yale donde vemos un patrón recurrente en torno a los comentarios negativos: se retroalimentan. Tras analizar más de 12 millones de tweets de alrededor de 7.000 cuentas distintas, los investigadores comprobaron que hay una realidad en torno a un discurso de odio y enfado en redes sociales.

«Hay una primera prueba de que algunas personas aprenden a expresar más indignación con el tiempo porque son recompensadas por el diseño básico de las redes sociales», explicaba William Brady, investigador en el departamento de Psicología de la citada universidad. Esa ‘aprobación’ que se genera a modo de likes o de retweets fomentaba una mayor tendencia a publicar contenidos de queja o indignación, como explicaban desde el sitio web de Yale.

De esta manera, las redes sociales se convierten en un altavoz de protesta, ya que estamos más predispuestos a replicar o compartir quejas. Aunque el estudio no entra a explicar estos porqués —más complejos—, la realidad sobre la muestra ahonda en un patrón de comportamiento en redes sociales evidente: preferimos quejarnos.

Por qué hay más enfado e indignación en las redes sociales

El anonimato de las redes sociales brinda un escudo que permite una manifestación de algo que, en otra circunstancia, podría generar un conflicto directo. Así lo atestigua un estudio de la Universidad de Stanford, donde hay hasta 3,2 veces más de probabilidades de compartir contenidos controvertidos de manera anónima.

Un hombre consulta las redes sociales
El anonimato que ofrecen las redes sociales permite aumentar la publicación de los contenidos negativos. ©Freepik.

Curiosamente, el mismo estudio comprueba que la inexistencia de un respaldo social no influiría a la hora de compartir el contenido. Por eso, parece que simplemente el enfado en redes sociales podría ser una vía de escape de lo que popularmente se conoce como ‘troles‘, de los que ya te hablamos en THE OBJECTIVE.

Lo cual abre la veda a que, simplemente, el usuario recurra a las redes sociales para expresar una frustración aunque no busque aprobación. Opiniones políticas, pero también de cualquier otra índole, que sean controvertidas podrían ser difíciles de manifestar en el cara a cara. Sin embargo, esto no quiere decir que no se multiplique ese efecto cuando el contenido sí se valida a nivel social.

Ante ello, Molly Crockett, profesora asociada de la Universidad de Yale y coautora del estudio, explicaba que parte de la justificación de esta escalada de indignación tiene que ver con las propias redes sociales. «Es una consecuencia clara porque su modelo de negocio optimiza la participación de los usuarios», indicaba a News Yale. No es una novedad exclusiva de Twitter, Instagram, Facebook u otros formatos, evidentemente, pero sí un nuevo agente para entender el enfado en redes sociales.

El beneficio de tener usuarios activos (con independencia del contenido)

Una mujer joven con el teléfono en la mano
El aumento de la interacción, independientemente del contenido, genera un incremento del tráfico en la plataforma. ©Freepik.

No obstante, estas, como indican los investigadores, sí se benefician de esta escalada de malestar. «Nuestros datos demuestran que las plataformas de redes sociales no se limitan a reflejar lo que ocurre en la sociedad», indicaba Brady. Un hecho que queda patente en ese efecto bola de nieve antes mencionado. En palabras del mismo Brady, considera que «las plataformas crean incentivos que cambian la forma en la que los usuarios reaccionan».

De esta manera, se produce una especie de recompensa que va in crescendo. Puede ser en forma de compartidos, de ‘me gusta’ o de retweets. Al obtener repercusión por sus palabras, el usuario se ve impelido a seguir aumentando el nivel de queja o enfado. Digamos que crea un papel o un perfil en el cual comprueba que hay una validación social mayor en función del tipo de contenido. Si se trata de una publicación amable, la viralización es, en términos generales, menor. Si es una publicación en la que se manifiesta la indignación, las posibilidades de encontrar replicas aumentan.

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