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Cómo hacer té de lechuga, un somnífero natural en forma de infusión

Hay vida más allá de la tila y de la valeriana

Cómo hacer té de lechuga, un somnífero natural en forma de infusión

Un té | ©Freepik.

Son muchas las propiedades que solemos asociar a las infusiones. Sin embargo, pensar en la lechuga como un elemento relajante y precursor del sueño quizá no entrase en nuestro imaginario colectivo. Sin embargo, el té de lechuga puede ser un buen elemento para favorecer el descanso y conciliar el sueño.

Es cierto que siempre que pensamos en este tipo de infusiones, si hablamos de beneficios relajantes o sedantes, pensamos siempre en un par de ejemplos. Tila y valeriana se llevan la palma en cuanto a fama y relevancia. Evidentemente, no son las únicas infusiones a las cuales se les atribuyen determinadas propiedades, siendo habituales en distintas medicinas tradicionales.

Lo que posiblemente fuera mucho menos previsible es que la lechuga o el té de lechuga pudieran también tener este tipo de virtudes. Hay estudios y literatura médica que han investigado sobre los beneficios de determinados compuestos de la lechuga, incluyendo el aceite de sus semillas, y su vinculación con la relajación.

En ese sentido, determinadas pruebas piloto avalarían que el aceite de semillas de lechuga podría ayudar a corregir ciertos desórdenes del sueño. Entre los investigados se referían, principalmente, al insomnio, aunque se habría también la puerta a otros desórdenes vinculados a la ansiedad y a la salud mental en las personas mayores.

Presente en determinadas medicinas tradicionales, entre las que también se encuentra la persa o iraní, el uso de la lechuga en determinadas preparaciones como ungüento, loción o aceite se vincula con la relajación y sus pocos efectos secundarios. Motivo por el cual también el té de lechuga, que no deja de ser una infusión, podría también ayudar.

Los beneficios nutricionales de la lechuga

Un té de lechuga
Aunque la lechuga no es excesivamente nutritiva, puede tener ciertos beneficios contra el insomnio. ©Freepik.

Aunque los beneficios del té de lechuga no se han comprobado en seres humanos —sí en otros animales—, no es descartable que pueda ser funcional. A pesar de su cierta mala fama como alimento soso o poco nutritivo, sí es cierto que la lechuga tiene interesantes micronutrientes. Como es evidente, pensar en la lechuga como un alimento de alta densidad nutricional no es lógico.

Tampoco en pretender que sea un producto especialmente sápido, pero eso no significa que sea irrelevante nutricionalmente. De hecho, esta hortaliza, frecuente en todo tipo de ensaladas, tiene valores apreciables de determinadas vitaminas. En este sentido, lo más remarcable es la cantidad que incorpora de vitamina C y de folatos, así como una pequeña cantidad de fibra.

No obstante, lo que se remarca dentro de sus propiedades relajantes no tiene que ver con las vitaminas. En este caso, la relevancia del té de lechuga vendría por una especie de látex que aparece en la lechuga. Bien en sus hojas o bien cuando cortamos el tronco y que no es otra cosa que la lactucina, un compuesto ligeramente amargo que forma un sólido blanco y cristalino de las familias de las lactonas sesquiterpénicas.

Este compuesto, según varias investigaciones, tendría efectos sedantes y analgésicos —tal y como comprobó en roedores una institución polaca—. De esta manera, otros centros de investigación también comprobaron que la lechuga podría tener propiedades ansiolíticas y, por extensión, también el té de lechuga.

Cómo se hace el té de lechuga

Al contrario que sucede con otras infusiones, el té de lechuga no debe prepararse con las hierbas secas. Lo que habría que hacer sería infusionar en agua caliente las hojas. Bastará con elegir tres o cuatro hojas de lechuga que, tras lavarlas, se han de hervir en agua caliente durante unos 15 minutos. No se trata de conseguir un borbotón exageradamente fuerte, sino de una ebullición suave.

Pasado ese tiempo se retiran las hojas y se apaga el fuego. En ese mismo agua caliente, si queremos, podemos añadir otras hierbas aromáticas que den mejor sabor. Es el caso de la hierbabuena o de la menta, algo más agradables que el té de lechuga, y dejamos que infusionen otros cinco minutos. Pasado ese tiempo, colamos el agua y, si queremos, agregamos algún edulcorante y tomamos la infusión.

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