Cuántas calorías tienen las bebidas con alcohol más habituales de Navidad
Tener cuidado con lo que bebemos nos ayudará a controlar esos kilos de más tras las fiestas
Varias personas brindando | ©Freepik.
Son muchos los brindis que seguramente se hagan en Navidad con familia, amigos o compañeros de trabajo. Sin embargo, cada brindis también va aparejado una cantidad de calorías intrínsecamente presentes en las bebidas con alcohol. Una realidad que sumada a los típicos atracones que se asocian a esta época del año, puede acabar significando unos kilos de más después de las fiestas.
El problema, como es evidente, no está solo en que el alcohol tenga calorías. Algo que es bastante lógico y fácil de entender. El problema, como insistimos, es que van aparejadas a un tipo de calorías vacías que no están aportando prácticamente nutrientes a nuestro cuerpo y, por contra, están perjudicándole.
Por muy socializado que esté el consumo de alcohol, independientemente que pensemos o no las calorías, la realidad es que no hay una ingesta segura de alcohol. Es decir, el único consumo seguro de este tipo de bebidas es cero. A partir de ahí, si las consumimos de manera muy esporádica o simplemente nos limitamos a un par de brindis, no tendría porqué pasar nada.
Eso no quiere decir que se relativice el consumo del alcohol. Tampoco que pensemos que, simplemente por consumir de manera puntual en Navidad o en determinados eventos, no vaya a ser negativo. Más allá de eso, el problema de las bebidas alcohólicas y las calorías suele ocupar un segundo plano en este matrimonio de perjuicios relacionados al alcohol. Evidentemente, lo que más nos preocupa la hora de beber alcohol son otro tipo de afectaciones. Puede ser las hepáticas, las neurológicas (el alcohol potencia la demencia) o en nuestra salud mental. Realidad, por cierto, que ya comentamos en THE OBJECTIVE. Por este motivo, pensar en los kilos de más no es nuestra prioridad cuando imaginamos beber.
Cómo se calculan las calorías que tiene una bebida alcohólica
Al contrario de lo que pasa en la mayoría de los productos de nuestro día a día, el alcohol de momento no tiene que cumplir con las mismas exigencias nutricionales en el etiquetado. Con excepción de la cerveza, la mayoría de los alcoholes que nos rodean como espirituosos, licores o vinos no han especificar su información nutricional. Una realidad que en otros países de nuestro entorno como Irlanda está empezando a cobrar fuerza, pero que en España o en el Mediterráneo de momento no se ha producido.
Más allá de esta guerra que puedan tener los productores de vino o destilados con las administraciones públicas, hay una realidad fehaciente que nos sirve para medir cuántas calorías tiene una bebida alcohólica. Lo que debemos saber de entrada es que cada gramo de alcohol supone una energía de 7 kcal. Pero a partir de ahí deberíamos hacer un conteo matemático que relativice la graduación alcohólica de un producto con su volumen y con los gramos de alcohol totales.
La cuenta es relativamente sencilla. Pongamos un ejemplo de un vino con 13,5% de graduación alcohólica. Esto quiere decir que el 13,5% del total de su volumen es alcohol, más concretamente etanol. Además, conviene saber que la densidad del etanol es de 0,8 gramos por mililitro, por tanto, un mililitro de alcohol pesa 0,8 gramos.
Ahora debemos multiplicar ese porcentaje de alcohol (los 13,5 mililitros antes mencionados) por 0,8 gramos, lo que nos da un resultado de 10,8 gramos de alcohol en este ejemplo. Si ahora multiplicamos los gramos de alcohol del ejemplo por las calorías (recordemos, siete kcal), nos saldrá que 100 mililitros del citado vino tendrán 75,6 kcal.
Cuántas calorías tienen las bebidas alcohólicas más comunes
A partir de ahí, esta fórmula nos debe servir para calcular cualquier cantidad de calorías que tenga una bebida alcohólica. Como es evidente, cuanto menos alcohol, tenga una bebida, menos calorías va a tener. Pero también, como no deja de ser evidente, cuanto menos alcohol tiene una bebida, más propensión, tenemos aumentar su consumo. Por este motivo, no tomamos de la misma manera, una caña que una copa de vino o que un gin tonic.
En cualquier caso, valiéndonos de esta sencilla regla matemática, podríamos tener claras ciertas cantidades de alcohol. Especialmente en aquellas más o menos comunes para ejemplos de 100 mililitros. Esta tabla sirve para orientar esa cantidad, pero insistimos en el hecho de que no consumimos los alcoholes en la misma proporción. La ecuación, por si sirve como referencia, es la siguiente: X% graduación alcohólica x Y cantidad de la bebida en ml x 0.8 /100 = Z gramos de etanol (alcohol).
- Una cerveza lager de 5,5º: 30,8 kcal.
- Vino blanco de 13º: 72,8 kcal.
- Vino tinto de 15º: 84 kcal.
- Licor de crema de orujo de 17º: 95,2 kcal.
- Vinos fortificados de 20º: 112 kcal
- Espirituosos y licores diversos de 25º como el licor café o el pacharán: 140 kcal.
- Destilados de 40º como ginebra, vodka, whisky, ron o tequila: 224 kcal.
La letra pequeña del alcohol y las calorías
El problema de las bebidas alcohólicas en Navidad no viene solo dado por sus propias calorías. También por lo que hemos consumido previamente y, sobre todo, por cómo acompañemos a estas bebidas alcohólicas. Si añadimos refrescos o mix que tienen azúcares añadidos, como suele pasar con los refrescos de cola, de naranja o de limón, estamos sumando calorías que no aportan nada a nuestro organismo, y que luego nos pueden pasar factura.
Una realidad que también sucede cuando no medimos el tipo de alcohol que estamos consumiendo y relativizamos en ingesta bajas ingesta altas productos que tienen menos contenido alcohólico. Al final, beber una clásica botella de 330 ml (33 centilitros) de una cerveza lager supone 90 kcal en total. Sin embargo, un chupito de las bebidas destiladas de 40º que apenas signifique 50 ml (5 centilitros) implicará unas 112 kcal. Es decir, la cantidad, en función del tipo de bebida, puede ir más pareja de lo que parece.
El riesgo, como también es lógico, es cuando ‘llueve sobre mojado’. La acumulación de diferentes bebidas, sumadas a la ingesta de productos muy calóricos, puede relativizar el consumo y hacer ver que, como la sensación de borrachera no es grande, no nos pasamos con las calorías. Nada más lejos de la realidad, como resulta plausible. Por este motivo, como el alcohol en Navidad suele ir acompañado de grandes comidas —también calóricas— no solemos reparar en él.
