Los hábitos que hacen los japoneses para ser más felices

Los hábitos saludables de los japoneses se remontan a tiempos antiguos y a una perspectiva que valora la paz interior y la armonía con los demás y con el entorno. Este cambio cultural puede ser una de las razones por las cuales Japón tiene un nivel de felicidad casi equiparable al de España, ubicándose en el puesto 32º según el World Happiness Report de 2023.

En la cultura japonesa, existen términos que encapsulan conceptos tan profundos como el propósito de la vida, representado por el «Ikigai», la ejecución de acciones de manera creativa y apasionada, como el «Meraki», y la búsqueda constante de mejoras a través de pequeños pasos, conocida como «Kaizen». Estas palabras contienen sabiduría ancestral que ha guiado a los japoneses hacia la felicidad a lo largo de los siglos.

Estos son los hábitos japoneses infalibles paras ser más feliz

El «manual japonés de la felicidad» sigue presente en la cultura e historia del país. Algunos de estos hábitos felices están siendo rescatados a través de políticas específicas y sugerencias, como la adopción de prácticas como el Shinrin-Yoku, que fomenta reconectar con la naturaleza para obtener bienestar y felicidad, o la incorporación del Inemuri, la siesta japonesa, que ahora es vista positivamente como una forma de reducir el estrés que afecta a la vida cotidiana del japonés promedio.

SHINRIN-YOKU

El inmunólogo de la Escuela Médica Nipona, Quing Li, es el principal experto global en Shinrin-Yoku, también conocido como el arte japonés de sumergirse entre árboles para estimular los sentidos. Estos paseos, comúnmente llamados baños de bosque, se han convertido en una tendencia mundial de bienestar gracias a sus efectos positivos en el sistema inmunológico.

El contacto con la naturaleza aporta numerosos beneficios para la salud física y mental, ya que reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, actuando como un poderoso impulso para la felicidad. Además, fortalece el sistema inmunológico, fomenta la claridad mental y promueve un sentido de conexión y bienestar general.

¿Cómo llevar a cabo el Shinrin-Yoku o Baño de bosque? Si resides en una ciudad, puedes buscar la naturaleza en un parque o jardín cercano a tu hogar u oficina. Al caminar, se activan los sentidos, uno por uno, intentando evitar las distracciones como mirar el teléfono o preocuparse por otras cuestiones. Este es un momento de felicidad que merece ser experimentado plenamente, al cien por cien.

SIN IKIGAI

El Ikigai es uno de los conceptos más significativos de la cultura japonesa y representa su idea de la felicidad. Proporciona un propósito en la vida, una razón para existir. Y es que, este concepto encuentra el equilibrio entre la vocación, el propósito, la profesión y aquello que nos brinda alegría y satisface nuestras necesidades y las de los demás.

¿Cómo incorporar el Ikigai en tu vida? Es importante tener en cuenta que el Ikigai no se logra de la noche a la mañana; es un objetivo que se desarrolla a lo largo de toda la vida. Sin embargo, mantenerlo presente aportará felicidad en el día a día.

Según Frances Miralles y Héctor García, autores del libro «Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz» (Ed. Urano), el Ikigai es una combinación de muchas cosas, pero se puede resumir en una idea: «Cada persona tiene algo que le apasiona y le da sentido a la vida. Solo necesitas prestar atención a las señales, escucharte a ti mismo, realizar un poco de introspección y seguir tu propio camino».

OMOTENASHI

El Omotenashi no solo se refiere a la hospitalidad japonesa, sino que es una realidad mucho más profunda. Es una actitud que impulsa a satisfacer a los demás, pero al practicarla, también se encuentra la felicidad personal. Según el blog Japonismo, el Omotenashi representa la educación llevada a su máximo nivel, una combinación de respeto por las formas y el deseo de mantener la armonía social para evitar conflictos en las relaciones personales en Japón.

¿Cómo incorporar el Omotenashi en tu vida diaria? Practicar la amabilidad de manera regular es una fuente de felicidad, respaldada por la ciencia. Desde un punto de vista científico, la biología humana muestra una predisposición innata hacia la gentileza, un impulso natural para cuidar de los demás.

Cuando se presencia actos de amabilidad, se desencadenan reacciones químicas poderosas en nuestro cuerpo, mejorando el nivel de estrés, activando la producción de endorfinas y reduciendo la inflamación. La gentileza se convierte así en una especie de «bomba química» positiva para el bienestar, según explica Daniel Lumera, coautor de «Biología de la gentileza».