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Manos frías: qué enfermedades puede haber detrás de este síntoma tan común

El tabaco, la extrema delgadez o incluso el tipo de trabajo podrían influir

Manos frías: qué enfermedades puede haber detrás de este síntoma tan común

Una mujer se calienta las manos | ©Freepik.

Tener las manos frías en invierno casi es el pan nuestro de cada día. Sin embargo, la realidad de este síntoma puede ser más perniciosa de lo que parece. Es normal que tengamos las manos frías cuando estamos en una habitación donde la temperatura es anormalmente baja. También si estamos al aire libre y en un ambiente especialmente fresco, o tras haber sometido las manos a las bajas temperaturas que pueda haber en un lavabo.

Sin embargo, hay realidad sobre el síntoma de las manos frías que, cuando no se puede achacar al ambiente, debe ponernos en alerta. Son varias las patologías que se relacionan con este fenómeno, algunas especialmente graves. Motivo por el que conviene comprender cuáles pueden ser las causas.

Lo cierto es que en circunstancias normales tener las manos frías es simplemente un mecanismo adaptativo. No obstante, si es algo que se reitera en el tiempo incluso cuando el clima cambia, merece la pena que prestemos algo más de atención. De hecho, es una sintomatología relativamente frecuente y por la cual conviene prestar atención a las posibles causas.

Manos frías: qué es y cuáles son sus síntomas

Parece evidente achacar al clima la principal de las causas para entender las manos frías. Lo cierto es que las superficies corporales expuestas a las bajas temperaturas son las que antes reaccionan. Lo que sucede es una sencilla reacción fisiológica de exposición al frío. A ella se suma una vasoconstricción, generada por los músculos al ejercer presión sobre arterias y venas. De esta manera se reduce el flujo sanguíneo, las manos se enfrían y, en ocasiones, los dedos pueden empezar a cambiar de color hacia el azul. Este proceso se conoce como cianosis y es reversible.

Un hombre con las manos frías al aire libre
Cuando no se puede achacar al ambiente este fenómeno, conviene buscar los motivos. ©Freepik.

La forma de identificar estas manos frías es relativamente evidente con algunos signos clínicos muy claros. La palidez, así como la cianosis, suelen ser recurrentes. También podría no producirse sangrado en caso de pinchazo, así como tumefacción. De hecho, la tumefacción y esa sensación de adormecimiento de las manos también se puede acompañar también de hormigueos o sensación de insensibilidad.

A medida que se complica la patología podría también aparecer dolor, así como heridas vinculadas a la sequedad. Grietas, heridas, úlceras o sabañones suelen figurar entre las reacciones más habituales en las manos frías. En casos absolutamente extremos, ya hablando de congelación, se podrían llegar a apreciar señales de gangrena o necrosis cutánea. No obstante, esto es un ejemplo radical y último de lo que puede suceder con las manos frías asociadas a la climatología.

Qué condiciones pueden provocar las manos frías

Una mujer se calienta las manos con una taza
Las personas más delgadas son más propensa a tener las manos frías. ©Freepik.

Hay ciertas causas que pueden ponernos sobre aviso para entender las manos frías. En términos generales obedecerá a déficits circulatorios o del riego sanguíneo. También podría tener relación con una poca inervación nerviosa, pero lo más habitual son los primeros ejemplos.

Lo cierto, una vez descartado el fenómeno atmosférico, es que las manos frías cuando no obedecen a una causa conocida se suelen achacar al síndrome de Raynaud. Este síndrome puede ser primario —cuando no encontramos esa causa conocida— o secundario —si es consecuencia de otras enfermedades—. Para entender el síndrome de Raynaud hay que hablar de un trastorno que puede producirse por crisis paroxísticas (imprevistas) o por cuestiones que recidivan (que aparecen reiterativamente) y se vinculan al espasmo arteriolar, que son unas arterias de tamaño medio que están más presentes en los brazos.

Debido a la exposición al frío o por determinados momentos de tensión, como explican desde MSD Manuals, hay una falta de oxígeno hacia los dedos que, en determinados casos, también puede llegar a muñeca o antebrazo. Sin embargo, si el síndrome de Raynaud es secundario, las causas son distintas.

En ese sentido, hay determinadas enfermedades, especialmente reumatológicas, que pueden producir las manos frías. Es lo que sucede con la esclerodermia, por ejemplo. También podría pasar con el lupus eritematoso, con la dermatomiositis o con el síndrome de Sjögren. No obstante, puede que no todo se deba a este tipo de patologías, sino también a las que tengan vinculación con las propias venas y arterias como la vasculitis, como indica la Fundación Americana del Lupus.

Hábitos y costumbres vinculadas a esta patología

Además, las causas de las manos frías también podría devenir de la propia actividad de la persona que las sufre. Trabajos donde la vibración de las manos sea elevada como obreros, personas que trabajen con teclados o determinado tipo de músicos podrían verse afectados. También, en ciertos casos, las manos frías —debido a ese cariz de atrapamiento nervioso— podrían deberse a determinadas compresiones nerviosas de la columna.

Junto a todo ello, como también es evidente, hay otras condiciones que podrían influir. El hipotiroidismo, como apunta este estudio, puede estar detrás, ya que se relaciona también con una menor actividad metabólica. No obstante, otros factores como el tabaquismo —y la subsecuente mala oxigenación de la sangre—, la anemia (debido a esa poca concentración de oxígeno en sangre, de la que te hablamos en THE OBJECTIVE) o una extrema delgadez también pueden explicar las manos frías.

Cómo prevenir las manos frías

Lo principal es identificar el motivo por el que se produce y, si es una enfermedad, intentar atajarla. Además de eso, conviene dejar de fumar si fuera el caso de una persona con hábito tabáquico. Aparte de eso, vestirse y abrigarse bien, evitando ropas que puedan apretar más de la cuenta (dificultan la circulación debido a un aumento de la presión) es conveniente. También realizar pequeños masajes que aumenten la circulación y permita entrar en calor a las manos es conveniente.

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