Bruxismo: cómo identificar que rechinas los dientes y qué consecuencias tiene
Son muchas las causas por las cuales puede aparecer esta realidad que es menos inocua de lo que parece
Una mujer con dolor de cabeza | ©Freepik.
Los problemas odontológicos a veces pueden pasar desapercibidos por su origen y consecuencias. Sin embargo, hay algunos de estos trastornos que, sin ser tan severos, pueden pasarnos factura. Es el caso del bruxismo, que desde hace unos años ha cobrado fuerza y relevancia en torno a la salud bucodental. Lo cierto es que, aunque a veces pueda parecer una patología menor, puede acabar pasando factura. Debido a algunos de los síntomas que se derivan del bruxismo, la probabilidad de que aparezcan otras patologías como caries, gingivitis o se produzcan pérdidas de piezas aumenta. Además, tiene un componente estético relevante, pues modifica la boca, la posición de los dientes e incluso su propia forma.
Su identificación es relativamente sencilla para un odontólogo, pero es posible que sus primeros estadios no supongan demasiada complejidad y sea ya demasiado tarde cuando intentamos poner remedio. La realidad es que el bruxismo no deja de ser un trastorno en el que rechinamos, de manera involuntaria, los dientes, crujiéndolos y apretándolos.
Una realidad que puede tener orígenes muy diversos y sobre la que luego nuestros dientes van a acabar delatándonos. Lo cierto, bruxismo mediante, es que su aparición puede acabar acarreando complicaciones que sean difíciles de paliar. Por este motivo, identificar cómo rechinas los dientes y las consecuencias que tiene es importante.
Qué tipos de bruxismo hay
Es curioso pensar que solemos identificar el bruxismo con un fenómeno eminentemente nocturno. La realidad es que, aunque es el mayoritario, no simplemente sufrimos bruxismo por la noche. También existe un bruxismo diurno, que realizamos cuando estamos despiertos.
No obstante, sus vinculaciones son distintas. En el caso del bruxismo nocturno, como explican desde Mayo Clinic, se establece una consideración de trastorno del movimiento relacionado con el sueño. Un problema que también supone ir aparejado a otros trastornos del sueño. Entre los ejemplos que más se suele citar, el hecho de roncar o el de sufrir episodios de apnea del sueño.
Una situación que se puede paliar en cierto modo, cuando el bruxismo es leve y donde es posible que no haga falta ningún tratamiento. No obstante, sí puede llegar el extremo de que el bruxismo sea más acusado y genere otro tipo de patologías. Incluso que nos revele situaciones a las que además no ponemos cara. Por ejemplo, el bruxismo diurno puede deberse a situaciones de estrés, ansiedad o gran tensión.
Además, hay también fenómenos o situaciones que pueden hacer que aumente. Aparte del estrés, también es interesante comprobar que la edad —en este caso, en menores— podría también ser un factor que precipite el bruxismo. No obstante, también la propia personalidad, así como el consumo de medicamentos, incluyendo estimulantes, podrían incitarnos al bruxismo. A eso también se sumarían otros trastornos, incluyendo la epilepsia, el TDAH o la enfermedad de Parkinson.
Cómo identificar las señales del bruxismo
Son muchas las pistas que nuestro organismo puede mandarnos para comprobar que el bruxismo ha aparecido. Algunas señales son eminentemente físicas, pero también hay determinadas heridas o incluso malestares que van más allá de la interacción física. Lo que sí es necesario es comprender que el bruxismo descontrolado puede jugarnos muy malas pasadas respecto a la salud bucodental.
Por eso, antes de llegar al dentista, hay ciertas pistas que nos van a ayudar a comprobar si estamos sufriendo bruxismo o no. El hecho de rechinar o apretar los dientes es una de las grandes evidencias. Así como las señales que esto origina como los dientes aplanados, partidos o que puedan estar rotos. De la misma manera, el bruxismo desgasta el esmalte dental, percibiéndose más fácilmente las capas interiores de los dientes. Por ese motivo, es conveniente también saber cómo remineralizar nuestros dientes, como ya te contamos en THE OBJECTIVE.
Todo ello suele desembocar también en mayor dolor y sensibilidad dental. Realidades que, de la misma manera, pueden acabar desentrañando otros problemas bucodentales como caídas de dientes o caries. A ello se suma otro cambio y es la aparición de dolores generados por la articulación temporomandibular. Este tipo de dolores en cara, cuello, mandíbula y en la zona del oído, a modo de un dolor sordo, son notables en los casos del bruxismo.
