La trampa del «ya me pongo en enero» con el tema de adelgazar: por qué juega en tu contra
El habitual «ya me pongo en enero» puede jugar en contra. Una experta nos da las claves para no caer en ello

La Navidad es buen momento para no 'desfasar'. | Freepik
Lo llevamos escuchando, incluso diciendo nosotros mismos, por semanas. «Ya me pongo en enero» o «en 2026 empiezo» son frases que, aunque nos reconforten y creemos que son buenas para nosotros —pues consideramos que peor sería ni proponérnoslo— en lo que se refiere a adelgazar juegan en nuestra contra.
Así lo asegura a THE OBJECTIVE la experta en nutrición Mentxu da Vinci: «Cada Navidad, miles de personas posponen su autocuidado con la frase ‘ya en enero me pongo’. Y no es casualidad, ya que la psicología explica que hitos como Año Nuevo actúan como ‘puntos de reinicio’ que nos invitan a empezar de cero. El problema surge cuando ese reinicio se convierte en excusa para aplazar decisiones, desconectándonos del cuerpo justo cuando más lo necesitamos».
El principal problema del «ya me pongo en enero a adelgazar»: desfasar en diciembre

Durante la Navidad, cuando abundan las comidas copiosas, los compromisos sociales y la presión de ‘saltarse las normas’, el mindful eating (comer con conciencia) cobra especial relevancia. Un estudio publicado en National Library of Medicine con cientos de participantes demostró que este enfoque puede reducir el comer emocional de forma significativa —en torno al 40-45%—, incluso en contextos donde la comida está muy presente. Precisamente en estas fechas, marcadas por celebraciones continuas, aprender a comer con atención se convierte en una herramienta clave para evitar que el exceso de estímulos derive en culpa o pérdida de control.
La explicación está en los mecanismos que promueve el mindful eating, muy alineados con los retos navideños. Identificar pensamientos automáticos relacionados con adelgazar como el típico «ya da igual, es Navidad» o el famoso refrán español «de perdidos al río» permite romper el ciclo del todo o nada tan frecuente en estas semanas. A esto se suma la preparación de opciones conscientes —elegir qué disfrutar de verdad y qué no es tan importante— y la práctica del no reaccionar de forma impulsiva ante bandejas de dulces, sobremesas interminables o cenas que se encadenan demasiado. Ojo, no se trata de prohibir, sino de decidir desde la calma y la conciencia.

Otros estudios y revisiones científicas han confirmado que las intervenciones basadas en mindfulness ayudan a reducir el estrés asociado a la comida, mejorar la relación con ella y disminuir la ingesta motivada por emociones como la ansiedad o la tristeza, muy comunes al final del año. Y en lo que a la Navidad se refiere, este enfoque permite disfrutar de las fiestas sin convertirlas en un periodo de descontrol, manteniendo el placer de compartir la mesa sin que ello implique desconexión total de las señales de hambre, saciedad y bienestar, lo que nos puede ayudar a adelgazar o al menos a no engordar.
Para Mentxu da Vinci, coach nutricional, «esa frase da alivio temporal de ‘ya me pongo en enero’ dispara hábitos de piloto automático que se intensifican con el cansancio y la abundancia navideña».
Sí, puedes empezar en enero, pero sin ‘desmelenarte’ mucho en diciembre: tres pasos a seguir
El primer estudio mencionado «muestra que el descontrol no viene de una cena puntual, sino de tres momentos clave: cómo de preparado llegas mentalmente, qué opciones tienes delante y qué haces cuando aparece el pensamiento ‘ya da igual’. Estos tres pasos funcionan justo ahí: preparan tu mente antes, facilitan opciones durante y desactivan el disparador después», afirma la experta, que ofrece tres consejos clave para que el deseo de ‘adelgazar’ —y de empezar en enero— no juegue en nuestra contra:
1. Antes de la cita navideña: cambia «es difícil no pasarse» por «aunque sean fiestas, puedo cuidarme»
Esto «funciona porque reformular en positivo (metas de ‘lo que sí quiero’) reduce la ansiedad un 45%, según los estudios. En lugar de enfocarte en lo que temes (‘engordar’), piensa en cómo te quieres sentir».
La experta recomienda repetirnos este tipo de frases durante las comilonas o cenas navideñas:
- «Aunque sean fiestas, quiero seguir cuidándome».
- «Puedo decir ‘no’ si ya estoy satisfecho».
- «Puedo ir menos rato a comidas que me saturan emocionalmente».

2. Durante el evento: ponértelo fácil para cuidarte (no solo ‘aguantar’)
«El descontrol no viene de ‘la cena de Nochevieja’, sino de la rutina rota en la que todo está a mano. Preparar opciones sencillas crea una base que reduce los impulsos emocionales, porque el cerebro tiene la tendencia de elegir lo accesible», afirma Da Vinci, que recomienda dejar listas «cremas de verduras, fruta cortada, caldo calentito…».
«En las comidas especiales (cenas familiares, restaurantes) prioriza calidad sobre cantidad: eliges menos pero mejor. La Terapia Breve Estratégica demuestra que comida de calidad genera saciedad natural, ya que comes menos porque estás más satisfecho y presente», añade.
3. Después de la cita navideña: si aparece el «ya da igual», úsalo como aviso, no como excusa
«Ese pensamiento es un disparador de comer emocional, resultado del cansancio, la tensión, la saturación… pero la ciencia confirma que el simple hecho de no reaccionar lo desactiva al instante», comenta la coach nutricional, quien recomienda que, en esos momentos, «respiremos y elijamos un plato saludable y placentero para equilibrar lo pesado sin caer en todo o nada». «No se trata de perfección navideña, sino de disfrutar con presencia, comenzando hoy en lugar de esperar a enero», concluye.
