Rutina de sueño: cómo mantener los horarios de los niños en vacaciones
El verano suele ser más caótico en cuanto a las horas pero hay que intentar no variar mucho con respecto al resto del año
El verano suele ser sinónimo de vacaciones, sobre todo para los niños, lo que suele llevar a que los hábitos diarios cambien. Uno de los que es más difícil de mantener es horario de sueño. Con los días más largos y el mayor tiempo para disfrutar del ocio, lo normal es que las actividades terminen dilatándose hasta altas horas de la noche.
Sin embargo, dormir es algo fundamental para la salud y aún más en el caso de los más pequeños de la casa. Es por eso motivo que no está de más saber cómo mantener la rutina de sueño en los niños durante el verano. Cuidar su descanso ayudará tanto a su bienestar como a su crecimiento.
Importancia de los horarios adecuados para los niños
Lo primero que hay que tener en cuenta es que los horarios son muy importantes para los niños. En verano, es común que muchos padres los adapten a los suyos propios, lo que lleva a los pequeños a trasnochar, acostarse tarde o incluso ir a salidas nocturnas como conciertos o fiestas. Hacerlo de forma esporádica no es algo malo y no hay que darle más importancia; sin embargo, que sea algo diario sí.
Los niños necesitan más horas de sueño que los adultos, por lo que privarles de ellas puede acabar provocando que afecte a su bienestar físico y emocional. Es importante recordar que, como recoge el diario Público, la American Academy of Pediatrics asegura que los niños deben dormir entre 11 y 14 horas durante los dos primeros años de vida. Entre los tres y los cinco años, hasta 13 horas; por último, entre nueve y 12 horas los que tienen entre seis y 12 años. Durante la adolescencia, las horas de sueño recomendadas son entre ocho y diez.
Estas son las consecuencias de la falta de sueño
La falta de sueño provoca tanto en niños como en jóvenes alteraciones de sus capacidades fisiológicas y psicológicas. Esto puede tener repercusión, a su vez, en su aprendizaje y en el estado de ánimo. Dormir poco o mal durante la infancia y la adolescencia puede propiciar la aparición de hipertensión, depresión, irritabilidad o ansiedad.
Es importante cuidar que esto no ocurra y que el cambio de hábitos no afecte demasiado a su rutina de sueño para que puedan descansar lo que deben. En este sentido, mantener unas normas también durante el verano y realizar actividad física es algo fundamental.
Es importante tener unas normas establecidas
Es importante que, durante el verano, los niños no piensen que no existen normas y que tienen permitido hacer lo que quieran. No son ellos los que tienen que marcar sus horarios y tampoco pensar que son los que mandan. Por ello, es importante mantener unas reglas y establecer unos límites, aunque sí que tengan unos horarios más flexibles al estar de vacaciones escolares.
La principal norma que es importante mantener es la de la hora de dormir en verano. No obstante, también puede haber otras según el lugar en el que estén pasando las vacaciones y aquello que el niño quiera hacer ese día. Además, es importante recordar que, en caso de estar con familiares, estos también tienen que respetar las normas establecidas para los más pequeños.
Hacer lo contrario puede llevar a crear conflictos o a adoptar la postura negativa de desautorizar a los padres delante de los niños. Todo esto generaría problemas en su desarrollo. Por último, temas como las comidas y la higiene deben mantener las mismas normas que en invierno. Esto ayudará a no cambiar mucho su rutina y que la vuelta al colegio sea más sencilla.
No hay que romper mucho la rutina de sueño
Los cambios de la rutina en verano son normales, pero no deben ocurrir de manera drástica. La diferencia en la hora de acostarse entre el invierno y las vacaciones no debe ser superior a las dos horas. Por ello, si en invierno los niños están en la cama a las nueve, en verano deben estar, como muy tarde, a las 11. Lo recomendable es evitar los dispositivos digitales a última hora, cerrar las persianas y asegurar que la habitación tenga una buena temperatura para que les sea más fácil conciliar el sueño.
La actividad física diaria también influye en el sueño
Es imprescindible que los niños hagan actividad física a diario para poder dormir bien por la noche. No es cuestión de tener que hacer ejercicio de gimnasio, pero sí de que estén activos y en movimiento. Es decir, no deben pasar el día sentados ni frente al televisor, el ordenador o el teléfono móvil.
Jugar y practicar un deporte que les guste, correr y nadar en la playa o piscina, además de dar paseaos o hacer excursiones son algunos de los mejores planes para el verano. Sin embargo, hay que recordar que los niños deben estar en un ambiente tranquilo y relajado entre una y dos horas antes de acostarse. Esto propiciará que concilien el sueño y, por tanto, en ese momento hay que bajar el ritmo.