Dormir una hora extra aumenta la posibilidad de encontrar trabajo y de cobrar un mejor salario
La falta de sueño suele tener relación con comportamientos poco saludables relacionados con el estilo de vida moderno
Las horas de sueño con las que cuenta un persona para enfrentarse a su rutina pueden ser un condicionante mayor de lo que se cree. Dependiendo del descanso que se haya logrado alcanzar, la capacidad física y mental de la persona estará en un nivel más o menos alto. El descanso es necesario para recargar la energía que se consume en la rutina diaria. Si no, el cuerpo y la mente puede llegar a colapsar.
Según el artículo titulado Sleeping our way to being productive escrito por Joan Costa-i-Font, Sarah Fleche y Ricardo Pagan, publicado el 10 de febrero de 2024, «la falta de sueño contribuye a la desincronización de los ritmos circadianos y debilita el sistema inmunológico y la actividad cognitiva, además de la salud física y mental (Nagai et al. 2010)». Cuando una persona no descansa lo suficiente, esta tienen más papeletas para enfermar y para rendir a un menor nivel al que acostumbra.
La falta de sueño es algo más común de lo que parece. La mayor parte de personas no duermen las horas necesarias, o por lo menos, recomendadas para llevar una vida saludable. Tanto es así que, cuando en el año 2020 la National Sleep Foundation realizó una encuesta donde preguntaba a los encuestados que qué harían con una ganancia inesperada de tiempo semanal, la respuesta más común fue «dormir más».
Esta falta de sueño suele estar relacionada con comportamientos poco saludables relacionados con el estilo de vida moderno que está tan extendido. Entre las características de este, se encuentra la «presencia de estrés psicosocial, una dieta desequilibrada o un actividad física limitada» como afirman Joan, Sarah y Ricardo. Todos estos factores afectan al descanso y, aunque no se noten síntomas en el momento preciso, suponen un deterioro en la salud.
Descanso y sueldo
Aunque, no solo en la salud física y mental. Conseguir, aunque sea, una hora más de sueño al día, supone un aumento en la productividad, la posibilidad de encontrar trabajo y de cobrar un salario mayor. Según un estudio realizado en Estados Unidos por Gibson y Shrader en el año 2018, se llega a la conclusión de que, teniendo en cuenta los cambios en la variación de la zona horaria hasta las horas del atardecer y su efecto en los cambios externos que tiene en el sueño, «un aumento de una hora en el tiempo de sueño semanal genera un aumento en los ingresos del 1,1% en el corto plazo y del 5% en el largo plazo».
Esto no solo afecta a los ingresos del individuo, también supone un cambio económico relevante en todo un país. El estudio llega a la conclusión de que «una hora extra de sueño por semana aumenta los ingresos aproximadamente la mitad que un año adicional de educación formal». Esto significa que los efectos positivos de una hora más de sueño al día son equiparables a los que se consigue en el transcurso de un año de formación en el desempeño del trabajo.
Aun así, esta investigación se topa con el problema de que «este estudio no tiene en cuenta el hecho de que el sueño es diferente para cada persona y las estimaciones podrían ser diferentes en los mercados laborales europeos» sobre todo por la mayor presencia de los sindicatos. Por ello, no se afirma al 100% que este efecto de las horas de sueño sobre el aumento del salario se pueda dar en Europa, pero sí que se toman como referencia otros estudios dentro de las fronteras del continente.
Descanso y productividad
En Sleeping our way to being productive, se pone el foco en un estudio sobre la población alemana, país en donde el mercado laboral es más de corte europeo. «Estimamos que cada hora adicional de sueño por semana aumenta la probabilidad de empleo en 1,6 puntos porcentuales y los ingresos semanales en un 3,4%». Esto supone de nuevo un aumento considerable en los ingresos de la persona que duerme una hora más al día. Y al tratarse de un país europeo sí que sirve de referencia para otros paises con una estructura similar.
De hecho, ya en el año 2017, dos de los autores de este artículo, Sarah Felche y Jon Costa-i-Font, sentaban el precedente con su investigación expuesta. En el escrito Sleep deprivation and employment se centran en investigar «el vínculo entre los resultados laborales de las madres y la calidad del sueño, medida por la cantidad de veces que sus hijos se despiertan por la noche».
La investigación llega a la conclusión de que «los resultados sugieren que mejorar la duración promedio del sueño nocturno de las madres tiene un impacto positivo en las tasas de empleo, el número de horas trabajadas, los ingresos del hogar y la satisfacción laboral». En esta investigación ya se llegó a la conclusión de que las horas de sueño tienen un efecto directo en la manera en la que se desempeña el trabajo, tanto refiriéndose a la productividad como en el sueldo posterior.
¿Cómo conseguirlo?
Tras esta exposición de datos, queda claro que dormir una hora más al día solo traerá efectos positivos sobre el individuo. Pero, aun sabiendo esta información, una persona sigue sin acostarse una hora antes de lo previsto para gozar de todos estos beneficios. Esto, además de por factores externos como la exposición a pantallas u horarios de trabajo, también es por el llamado «sesgo del presente».
Este sesgo provoca «que se caiga en la tentación de retrasar la hora de acostarse para obtener beneficios inmediatos al ver nuestra serie de televisión favorita o tener una conversación interesante, ignorando las pérdidas de productividad y motivaciones del mañana» como se recalca en el artículo. Las personas prefieren disfrutar del momento presente, aun sabiendo que si duermen más, mañana podrá ejecutar mejor su trabajo.
Conseguir que la ciudadanía se acueste antes es complicado, porque los horarios de sueño están muy arraigados. Es cierto que se pueden llevar a cabo ciertas intervenciones públicas como «rediseñar los horarios de los programas de televisión o los horarios de trabajo, así como regular las expectativas laborales sobre la respuesta de correos electrónicos y el acceso a las pantallas en horarios nocturnos en general», como afirman Joan Costa-i-Font, Sarah Fleche y Ricardo Pagan.
Conseguir ese cambio en la rutina de sueño de la sociedad acarrearía una mejoría que se apoya en datos tan positivos como los mencionados, procedentes de todas las investigaciones.