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Los expertos critican que se prohíba fumar de por vida: «Es un atentado a la libertad»

La propuesta de ley británica ‘antitabaco’ es vista con buenos ojos por la ministra de Sanidad española

Los expertos critican que se prohíba fumar de por vida: «Es un atentado a la libertad»

Protestas contra el Partido Conservador británico en Londres. | Agencias

Es una de las noticias de la semana: el Gobierno británico dirigido por el primer ministro Rishi Sunak ha realizado una propuesta de ley que impediría a los jóvenes nacidos a partir del año 2009 comprar tabaco legalmente, incluso cuando alcancen la mayoría de edad. De esta forma, el dirigente y su equipo buscan crear ‘la primera generación «sin humo»‘ del país, algo que sin embargo, ha suscitado un amplio debate político y social sobre la privación de la libertad hacia los ciudadanos.

En España, la Ministra de Sanidad, Mónica García, ha reconocido que no descarta prohibir la venta de tabaco a los nacidos después del 2009, siguiendo la propuesta de ley británica de Sunak, que por otra parte se inspira en leyes ‘antitabaco’ que ya han sido aprobadas en países como Nueva Zelanda o Australia. García reconoció ante micrófonos de Europa Press: «El Ministerio va a ir viendo las experiencias en otros países y en otros lugares para ver cuáles de ellas son aplicables a este país y cuáles son aplicables a la salud de nuestra población».

Por otra parte, en cuanto al Plan Integral de Prevención y control del Tabaquismo, la ministra ha indicado que tienen «muchas medidas que son poliédricas y que se tienen que ir materializando». Aún pronto para ello, lo que está claro es que en Reino Unido no tienen nada claro la propuesta de ley de su propio primer ministro, ya que los miembros más libertarios de su propio partido, el Partido Conservador, se han revelado contra él, calificando estas medidas de «poco conservadoras».

Lo cierto es que este tipo de medidas ponen en el ojo del debate público y político una presunta privación de libertad por parte de los gobernantes, quienes impondrían a sus ciudadanos el hecho de no fumar. THE OBJECTIVE ha podido dialogar sobre ello con María Eugenia Rigueiro, Psicóloga de ‘Bfinebmind’, y con Jesús Castillo Sánchez, graduado en Sociología y con un máster en Dirección de Recursos Humanos; sobre los problemas que pueden acarrear en una población la imposición de este tipo de medidas, así como el estudio de los comportamientos de la misma con ellas.

Rigueiro es tajante: «Sería importante cambiar el término prohibición por el de regulación», ya que, reconoce que sin poner en duda lo que se busca es proteger a la población, «desde un término diferente será muchísimo más asequible que un rebaño lo entienda, lo convalide y lo pueda acompañar». Teniendo en cuenta que hablamos de dejar de lado un hábito tan popularizado entre la sociedad, como es el hecho de fumar tabaco, la psicóloga advierte: «Una persona que esté habituada a algo, cualquier prohibición lo va a activar de entrada a un rechazo. Si esa persona está consumiendo algo, lo está haciendo por placer, aunque sea momentáneo, o en el caso del tabaco; aunque a medio o largo plazo sea dañino. Toda conducta que se mantiene es porque tiene un beneficio a corto plazo».

Para entender esta serie de procedimientos, la experta da unas pautas en base a su experiencia como profesional, y a los casos que ha tenido que abordar: «Todo lo prohibido va a activar nuestra atención. Nos activamos en el sistema simpático para ver de qué se trata, para buscar. Dependiendo de la edad: en el caso de la adolescencia (como serían los jóvenes británicos que quieran fumar), se trata de una etapa en la que uno necesita separarse de sus padres, en la que uno necesita ir construyendo su propia identidad. Muchas veces irá realizando actuaciones que vayan en contra de la autoridad con el fin de sentirse «mayores». Es precisamente por ello que lo más conveniente es ayudar a los adolescentes a que se acerquen el abismo, acompañarlos. Si tú les dices ‘no’, te pones delante de él y le impides ver ese abismo; y en esos momentos la conducta es más impulsiva, porque toda la parte prefrontal del cerebro no ha madurado, es probable que haga lo contrario, por la mera necesidad de adquirir una identidad.»

Además, Rigueiro realiza una separación entre los tipos de rebaño existentes en una sociedad, analizando cómo se comportan cuando tienen delante una ley o norma impuesta por sus gobernantes: «Tender hacia lo que sale de lo normativo es por una sensación de autonomía, ‘sentir que realmente eres el dueño de tu vida’. Sin embargo, luego todo el mundo se coloca en el rebaño, ya que ahí se encuentran más protegidos que yendo en su contra. Si vamos en contra y somos muchos, en cierta medida también estás entrando en un rebaño, algo que forma parte del ciclo social en una población».

Entrando en una mayor materia psicológica, la experta identifica la labor de «tener que dejar de fumar» como un verdadero reto para quienes tienen el hábito: «Alguien que realmente quiere dejar de fumar lo primero que va a experimentar es el proceso de abstinencia, lo que conocemos como el ‘mono'». Además, reconoce: «El proceso del tabaco conlleva un acompañamiento, ya que el tabaco no es solo el efecto de la droga, sino todo lo que está relacionado con los entornos. El cerebro asocia fumar a una activación del sistema parasimpático, y al fumar, la inspiración y espiración te activa el sistema de calma, por lo que relaciona entre sí esos momentos. Al principio, además de la abstinencia, se ha de cambiar todos los estímulos, establecer nuevos hábitos, sobre todo en los momentos en que más placer le podría causar un cigarro a esta persona.

Desde el aspecto sociológico, Jesús Castillo comenta: «Este Gobierno está alineado por dos actores colectivos, por un lado los profesionales en materia sanitaria y por otro los medios de comunicación, el ‘cuarto poder’. En el caso concreto del tabaco, si hay profesionales médicos que avalan y respaldan estas medidas en bien de la sociedad, ese mensaje cala, permea y la gente se queda con que un experto nos lo ha recomendado», mientras alerta de otra vertiente: «Por otro lado, si los medios de comunicación nos avasallan diciendo lo que es bueno y lo que no, la ciudadanía también termina creyendo en ese mensaje».

Sin embargo, advierte sobre las pretensiones de un gobierno y el hecho de que se imponga una ley: «Detrás de todo, esto equivale en clave política y humanística a coartar mi libertad de decisión sobre si fumar o no fumar. Ya no solo me coartas sobre ello con la mayoría de edad, hasta los 18 años, algo que podría llegar a ser comprensible, sino que también cuando soy adulto no podré comprar más tabaco. Es un verdadero atentado a la libertad. Sociológicamente hablando el pensamiento occidental cada vez va asimilándose al oriental, donde prima el ‘bien de todos’ a pesar de que ello signifique sacrificar individualidades que nos otorgan lo que reconocemos como ‘libertad'».

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