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Economía

La COVID-19 amenaza los objetivos ecológicos y energéticos de la UE

La COVID-19 amenaza los objetivos ecológicos y energéticos de la UE

Charlie Riedel | AP Photo

La crisis del coronavirus está impactando al sector energético con un efecto positivo, el desplome de las emisiones de gases contaminantes, pero también hace tambalear los planes de inversiones. Algo que pone en peligro el cumplimiento de la agenda medioambiental de la Unión Europea, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

En contexto: en los últimos meses, las emisiones se han desplomado por el confinamiento debido a la crisis sanitaria, pero también por un descenso del 20% de la demanda de carbón en el primer trimestre. Esto puede ayudar a cumplir los objetivos a corto plazo, pero puede poner en peligro las metas a medio y largo plazo de la UE. 

La AIE ha publicado un informe en el que señala que los ajustes en consumo y producción energéticos por la pandemia pueden permitir a la Unión Europea cumplir con los objetivos de reducción de emisiones y de porcentaje de producción renovable que se marcó para el 2020.

Sin embargo, esta satisfacción a corto plazo puede acarrear otras consecuencias que comprometan el camino hacia la consecución de las metas a medio y largo plazo fijadas por la Comisión Europea. En concreto, la AIE advierte de una disminución de la inversión en energía renovable, que sitúa en un tercio con respecto a la de 2019 y que puede llegar al 50% en la solar, un recorte «histórico». Estas cifras pueden entorpecer el objetivo de 2030, cuyo propósito es que un tercio de la energía provenga de fuentes limpias, frente al 18% en 2018 y que la eficiencia energética mejore en un 32,5%.

La recuperación económica tras la crisis del coronavirus [contexto id=»460724″] provocará, además, un repunte de las emisiones, que pueden verse acrecentadas por el abaratamiento de las materias primas.

La AIE considera que la UE, donde la producción de energía genera el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero, debe mitigar ese repunte, también en el consumo, la industria y el transporte. Para el conjunto del año, la AIE augura una caída del 10% de la demanda energética en la UE con respecto a 2019, el doble del descenso que se registró en 2008 durante la crisis financiera.

En paralelo, resulta esencial el desarrollo de los vehículos eléctricos que deberá situarse en torno a 13 millones en 2025. Un objetivo al que pueden contribuir las medidas de estímulo al sector lanzadas por los gobiernos tras la crisis de la COVID-19.

En los hogares, la situación no es satisfactoria, ya que el uso de renovables fue de apenas el 20% en 2018. Los edificios suponen el 40% del consumo final de energía en la UE. Un porcentaje que, según la AIE, les otorga un enorme potencial de mejora en el uso de energías limpias.

 

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