THE OBJECTIVE
Andrea Mateos

El Chávez de España

Parece que, para el bien de todos y para suerte de muchos, el tiempo ha comenzado a virar en contra de Iglesias y su séquito de esbirros. Tic-tac. No despertemos a los fantasmas sepultados del comunismo.

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El Chávez de España

Parece que, para el bien de todos y para suerte de muchos, el tiempo ha comenzado a virar en contra de Iglesias y su séquito de esbirros. Tic-tac. No despertemos a los fantasmas sepultados del comunismo.

“No expropiaremos a nadie”, “no soy comunista ni socialista”… Estas son algunas de las declaraciones realizadas por Chávez antes de llegar al poder. ¿Les suenan? Cualquier parecido con el discurso de Podemos no es pura coincidencia y, aunque Pablo Iglesias no tiene el mismo carisma ni genera el mismo frenesí que su mentor, su campaña es un burdo calco de la campaña electoral de Chávez. Hasta el “tic-tac” es una copia barata sacada del chavismo, como un método de retórica venganza.

Lo peor de todo es que, a veces, estos mensajes consiguen calar en la sociedad. Sin duda, los podemitas son unos auténticos sofistas en el arte de almibarar la elocuencia para disfrazar sus verdaderos y díscolos propósitos. Pero no hace falta rascar mucho para ver su verdadera fisionomía. Citaré muy acertadamente a Lincoln: “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”

Podemos, ese partido que pretende gobernar un país al que odia y que ya acumula cinco casos de corrupción, y eso que aún no ha gestionado un solo euro público. ¿Esta es la gente que queremos para España? Afirmaba hace unos días Pérez Henares: “ya son doctores en los mismos vicios que denuncian y se ofrecen a destripar”.

Les pido ahora que observen la foto. Se trata de una reciente oleada de protestas en Venezuela. El resultado: 43 fallecidos, 878 lesionados y 3351 personas aprehendidas… Represión. Afirmaba Diderot: “engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga”. Pero parece que, para el bien de todos y para suerte de muchos, el tiempo ha comenzado a virar en contra de Iglesias y su séquito de esbirros. Tic-tac. No despertemos a los fantasmas sepultados del comunismo.

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