THE OBJECTIVE
Jaime Mariño Chao

Estoy aparcando

Puedo asegurar que raramente encontraréis un experto mayor que yo en este tipo de aparcamiento, aunque mis hijos van por muy buen camino y apuntan muy buenas maneras. Les queda mucho, claro; son muchos años de práctica y especialización, todo lleva su esfuerzo, amigos. Así que si alguna vez quedamos para tomar algo y llego tarde, ya sabéis la causa: seguramente… estaré aparcando.

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Estoy aparcando

Puedo asegurar que raramente encontraréis un experto mayor que yo en este tipo de aparcamiento, aunque mis hijos van por muy buen camino y apuntan muy buenas maneras. Les queda mucho, claro; son muchos años de práctica y especialización, todo lleva su esfuerzo, amigos. Así que si alguna vez quedamos para tomar algo y llego tarde, ya sabéis la causa: seguramente… estaré aparcando.

Si en algo somos expertos mi pareja y yo es en una cosa: aparcar. Pero como somos complementarios: ying y yang, Chip y Chop, Tom y Jerry (hasta a veces el Coyote y Correcaminos), nos hemos repartido los roles para cumplir con el diccionario. Así pues, mi mujer se ha centrado en la primera acepción: “colocar transitoriamente en un lugar público, señalado al efecto por la autoridad, coches u otros vehículos”. 

Cada noche, llegada la hora, me asomo al balcón para ver el espectáculo que se acerca. Llega mi señora en su coche, acecha la plaza de aparcamiento, hace un giro extraño que parece sin sentido… pero que deja de parecerlo al meter la marcha atrás y encajar en un elegante giro en el hueco escaso entre dos coches de manera suave e inefable. ¡Que perfección señores, qué precisión milimétrica! Esa es su especialidad. 

¿Y la mía, entonces, cuál es? Pues yo, en lo que respecta a aparcar me he centrado en la tercera acepción del diccionario. Aparcar: “aplazar, postergar un asunto o decisión”. 

Y así me paso las semanas de claro en claro y los meses de turbio en turbio, sin concretar ninguno de los grandes proyectos personales pendientes. Aparco escribir una novela, aparco ponerme en forma, aparco aprender ruso, aparco llamar a este y quedar con aquel y muchísimas otras cosas, grandes o pequeñas, entre ellas escribir el Subjetivo de cada semana, aparcado hasta el último minuto. 

Puedo asegurar que raramente encontraréis un experto mayor que yo en este tipo de aparcamiento, aunque mis hijos van por muy buen camino y apuntan muy buenas maneras. Les queda mucho, claro; son muchos años de práctica y especialización, todo lleva su esfuerzo, amigos. Así que si alguna vez quedamos para tomar algo y llego tarde, ya sabéis la causa: seguramente… estaré aparcando.

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