THE OBJECTIVE
Gemma Bargues

Que me quiten la virginidad

Ya lo dijo Hillary Clinton en un viaje que realizó a Etiopía en 2011: “Si todas las mujeres desde El Cairo hasta la Ciudad del Cabo, decidiesen dejar de trabajar durante solo una semana, toda la economía de África se vendría abajo”. El rumbo de la sociedad africana está remolcado por mujeres, pero no son ellas quienes dirigen el remolque. Sí son ellas las que trabajan como negras, pero no quienes se llevan la recompensa. Ni siquiera son conscientes del poder que tienen. Al revés, el escalón de la desigualdad entre hombres y mujeres en África sigue siendo cada vez más alto, para pasos de gigante.

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Que me quiten la virginidad

Ya lo dijo Hillary Clinton en un viaje que realizó a Etiopía en 2011: “Si todas las mujeres desde El Cairo hasta la Ciudad del Cabo, decidiesen dejar de trabajar durante solo una semana, toda la economía de África se vendría abajo”. El rumbo de la sociedad africana está remolcado por mujeres, pero no son ellas quienes dirigen el remolque. Sí son ellas las que trabajan como negras, pero no quienes se llevan la recompensa. Ni siquiera son conscientes del poder que tienen. Al revés, el escalón de la desigualdad entre hombres y mujeres en África sigue siendo cada vez más alto, para pasos de gigante.

Tan gigante como la cultura de la violencia sexual que ya está implícita en el sistema educativo sudafricano, a pesar de haberse puesto en marcha algunas reformas encaminadas a terminar con este problema, pero nada, son solo pasitos de enano. La lacra sigue ahí en forma de acoso, riesgo de violaciones al ir o venir de la escuela, violaciones en los baños comunes del colegio, abusos por parte del profesorado, contagios de VIH, embarazos no deseados, discriminación de las mujeres para participar en clase, etc.

Y ahora, hay una alcaldesa sudafricana -mujer, sí- que ha visto en la virginidad la clave para que las niñas de su provincia se centren en los estudios y logren mantenerse puras, alejadas del sida y de los niveles endémicos de maternidad adolescente que tiene el país. Solo a ellas se les otorgará becas escolares. y mientras demuestren que siguen siendo vírgenes a través de controles que se les debe realizar a final de cada curso. Solo a ellas, 16 en total, por no haber mantenido relaciones sexuales y llegar puras al matrimonio.

“Deja de ser virgen y te quedas sin beca”. ¿Imagináis aplicar ese criterio para la concesión de becas en cualquier otro país? Imposible, pero hablamos de Sudáfrica, un país donde riqueza cultural, sabiduría y tradición, conviven en perfecta armonía con violencia, desigualdad y discriminación sexual.

Sinceramente, a mí que me quiten la virginidad si eso me hace más libre, de lo bueno y de lo malo.

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