THE OBJECTIVE
Paco Reyero

La infinita noche electoral de la América de Trump

«Todo sigue abierto y luego, habrá que esperar al voto por correo. Y después, quién sabe, a los recursos judiciales»

Opinión
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La infinita noche electoral de la América de Trump

GO NAKAMURA | Reuters

Hay valores que no pueden medir las encuestas. No hay sondeos de opinión para testar la tolerancia de un país. Estados Unidos, el más determinante en las últimas décadas en el mundo, donde se acumula el mayor arsenal de armas atómicas y donde se siembran los carteles de los candidatos preferidos por los vecinos en los jardines colindantes, se ha convertido en un foco de conflicto civil. 

Lo que se vive en las últimas horas, la incertidumbre electoral, es reflejo de como los medios de comunicación y los partidos se han cebado con los ciudadanos, ahondando en sus diferencias, en sus rivalidades, en sus odios. ¿La televisión informativa por cable es la manera más fiel de captar la realidad mayoritaria? ¿Son la CNN y Fox news un reflejo de lo que realmente pasa o, más bien, máquinas expendedoras de technicolor y ruido, hornos de miles de millones que han hecho de esa ficción el sucedáneo que perciben y acaban asumiendo los estadounidenses? Recordemos las palabras de un antiguo asesor de George W. Bush: «Creíamos que la Fox trabajaba para los republicanos pero somos los republicanos los que trabajamos para la Fox». 

La televisión también tiene sus consecuencias. Y por eso, en la Fox, están preparados para seguir haciendo dinero sin límite, incluso sin Trump: como un agitado antídoto a una posible presidencia de Biden. 

Es la América de Trump, el 45 presidente de Estados Unidos, que, antes de conocer los resultados con certeza, apenas entrada la noche en Washington DC,  ya se daba por vencedor. En una reunión con su «familia.Inc» –Trump ha hecho de la Casa Blanca su centro de negocios– compareció para establecer una doble pirueta, acorde con su estilo: aseveró que las elecciones eran un fraude y que él las había ganado. 

El fraude corresponde a otros y la victoria a él, aunque en estos momentos, no es posible asegurar ninguna de las dos cosas. 

Biden había comparecido antes que él para animar a los suyos, en un discurso aseado donde, como le gusta, mencionó un sucedido familiar, cuando su abuela le decía que no sólo había que mantener la fe sino que había que diseminarla. 

La noche electoral se ha alargado hasta la mañana y se encadenará con otra noche en una secuencia de reality show. 

Los estados claves de Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin y Michigan serán determinantes para la victoria de uno u otro candidato. El conteo avanza a un ritmo distinto al de nuestros tiempos del DiosTwitter. 

Si Biden conserva posibilidades es porque podría obtener en esos estados, que en 2016 sirvieron para abonar la victoria de Trump, el logro de arrebatarlos en las próximas horas. 

Todo sigue abierto y luego, habrá que esperar al voto por correo. Y después, quién sabe, a los recursos judiciales. 

Trump es posible que ya se haya atado a la pata de la cama de la Lincoln Room. 

 

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